El 15 de julio de 2025, en la pista del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se concretó un evento que marcó el fin de una era en la lucha contra el crimen transnacional: la entrega de Héctor Manuel Avendaño Ojeda, alias “El Meño”. Este acto, que culminó una batalla legal de casi una década, representa la decapitación estratégica de un nexo logístico y financiero crucial del Cártel de Sinaloa.
Anatomía de un operador del cártel: el mundo de “El Meño”
Para comprender la importancia de Héctor Manuel Avendaño Ojeda, es fundamental analizarlo como la pieza central de una célula familiar altamente especializada que operaba bajo el paraguas del Cártel de Sinaloa. La familia Avendaño Ojeda funcionaba como una unidad de servicios criminales, proporcionando capacidades logísticas y financieras indispensables, principalmente para la facción liderada por Ismael “El Mayo” Zambada. La estructura de este clan se basaba en un triunvirato de hermanos, cada uno con roles definidos.
Los hermanos Avendaño Ojeda: una empresa criminal familiar
Héctor Manuel Avendaño Ojeda (“El Meño”): Figura central y cerebro logístico de la operación. Las investigaciones de las agencias de seguridad de México y Estados Unidos lo identifican como el principal operador responsable de coordinar el envío internacional de cargamentos de cocaína desde Colombia a México. También era una figura financiera clave dentro de la organización. Su bajo perfil público contrastaba con su inmenso valor operativo para el cártel.
Martín Guadencio Avendaño Ojeda (“El Mago”): Hermano de “El Meño”, identificado como un lugarteniente de alto rango que controlaba una red paralela de distribución de drogas y lavado de dinero con sede en Culiacán, también al servicio de Zambada. Su Detención en Zapopan, Jalisco, en septiembre de 2016, apenas tres meses después de la captura de “El Meño”, subraya la naturaleza coordinada de la ofensiva de las autoridades contra el núcleo de la familia.
Sergio Avendaño Ojeda: El tercer hermano, igualmente señalado por las autoridades de ambos países como parte integral de la red criminal. Junto con Héctor y Martín, Sergio completaba la cúpula que controlaba las operaciones desde los bastiones de Culiacán, Sinaloa, y Ensenada, Baja California.
La importancia de la célula de los Avendaño Ojeda para la maquinaria del Cártel de Sinaloa fue reconocida por el gobierno de Estados Unidos mucho antes de sus arrestos. El 27 de octubre de 2011, el Departamento del Tesoro, a través de su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), incluyó a los tres hermanos y a sus empresas en la lista de la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico (Kingpin Act). Esta designación congeló todos sus activos bajo jurisdicción estadounidense y prohibió a cualquier ciudadano o entidad estadounidense realizar transacciones financieras con ellos, marcándolos como actores de primer nivel en el narcotráfico internacional.
La designación de la OFAC en 2011, cinco años antes de las detenciones de 2016, es un indicador de inteligencia crucial. Las designaciones de la OFAC son el producto de extensas investigaciones de inteligencia financiera. Esto significa que para 2011, el gobierno de Estados Unidos ya poseía un mapa detallado de la red financiera de los Avendaño. El lapso de cinco años entre la sanción financiera y la captura física sugiere varias posibilidades estratégicas: que la inteligencia financiera aún no era “procesable” para fundamentar una acusación penal; que existía una falta de capacidad operativa o de voluntad política en México; o que se tomó una decisión estratégica de continuar monitoreando la red. Este enfoque revela que la “guerra contra las drogas” es a menudo un proceso lento y por etapas, donde la guerra financiera precede a la acción cinética, y el momento de la ejecución es una cuestión de complejos cálculos estratégicos y políticos.
El negocio del crimen: lavado de ganancias a través de fachadas legítimas
La sofisticación de la célula de los Avendaño no residía únicamente en su capacidad para mover narcóticos, sino también en su habilidad para lavar las ganancias multimillonarias. Su método principal consistía en el uso de empresas fachada en industrias que son inherentemente intensivas en efectivo y tienen estructuras de valoración opacas. Las investigaciones identificaron dos frentes principales:
- Autos Mini: Una concesionaria de automóviles ubicada en Ensenada, Baja California, directamente propiedad de Martín Avendaño.
- Autódromo Culiacán: Una pista de carreras en Sinaloa vinculada tanto a Héctor Manuel como a Martín. Este tipo de negocio no solo sirve como un vehículo para lavar dinero, sino que también funciona como un centro social para la élite del cártel, un lugar para reunirse, negociar y proyectar poder.
La balada de un narco: el significado cultural del “corrido de El Meño”
La figura de Héctor Manuel Avendaño Ojeda trasciende los expedientes judiciales y se adentra en la mitología criminal a través del narcocorrido. La canción “El Meño”, lanzada en mayo de 2021 por el popular Grupo Arriesgado, funciona como un documento de fuente primaria que refleja la identidad, el estatus y el ethos del personaje dentro de la narcocultura sinaloense. Un análisis de su letra revela un lenguaje codificado y una construcción de imagen deliberada:
- Lealtad a “El Mayo”: La letra contiene frases que son inequívocas declaraciones de lealtad a Ismael Zambada. La línea “por el mes de mayo respondo parejo” es una alusión directa y un juramento de fidelidad. Otras, como “yo pongo mi pecho por el del sombrero”, refuerzan su papel como un subordinado de confianza dispuesto a actuar como un escudo humano para su líder.
- Secreto operativo: El pragmatismo y la discreción de un operador de alto nivel se encapsulan en la letra: “le cuento poquito pero no del jale / si ando platicando a lo mejor no sale”. Esto subraya el código de silencio fundamental para la supervivencia.
- Persona y estilo de vida: El corrido construye una imagen que mezcla la tradición rústica de Sinaloa con el lujo del narcotráfico. Se le describe como un hombre que disfruta de montar a caballo por los cerros y viste de manera tradicional con camisa de cuadros y sombrero, pero que también consume vinos caros.
- La imprecisión sobre “El Mago”: Un detalle notable es la afirmación lírica “mi carnal el mago, te fuiste primero”, que es fácticamente incorrecta, ya que “El Meño” fue detenido antes que su hermano. Este error probablemente no es una equivocación, sino una elección narrativa deliberada. Los narcocorridos son a menudo piezas de propaganda para construir una leyenda. Al presentar a “El Meño” como el que fue “dejado atrás” por su hermano, se le proyecta en un papel más trágico y estoico, un tropo común en la mitología del narco que busca evocar simpatía y respeto. Esto transforma una simple cronología de arrestos en una narrativa de sufrimiento y resistencia, realzando su estatus y mística. Demuestra que para estas organizaciones, el control de la narrativa y de su imagen pública es un objetivo operativo clave.
La ruta del Pacífico: la empresa de narcotráfico Avendaño-Zambada
La razón fundamental de la importancia de la familia Avendaño para el Cártel de Sinaloa era su dominio de una de las rutas de tráfico de cocaína más lucrativas del mundo. Su operación era el núcleo de su negocio y la principal causa de su valor estratégico para “El Mayo” Zambada. Las investigaciones de las agencias de seguridad han permitido trazar un mapa detallado de esta cadena de suministro, que funcionaba como una máquina bien engrasada a través de un proceso de cuatro etapas:
- Abastecimiento en Sudamérica: La red recibía masivos cargamentos de cocaína directamente de intermediarios colombianos.
- Transporte marítimo: La droga era transportada en embarcaciones que navegaban por aguas internacionales del Océano Pacífico. Este método es estratégicamente ventajoso porque complica la jurisdicción de las armadas o guardacostas de una sola nación, permitiendo a los traficantes operar en una zona gris legal. La inteligencia general sugiere que las operaciones vinculadas a Sinaloa en esta región utilizan una combinación de lanchas rápidas (“go-fast”) e incluso semisumergibles para evadir la detección.
- Recepción en México: La célula de los Avendaño era responsable del paso logístico más crucial: la recepción segura de los narcóticos. Se presume que estas transferencias se realizaban en alta mar, frente a las costas de Sinaloa, donde la droga era transferida a otras embarcaciones o miembros de la organización para su traslado a tierra firme.
- Distribución hacia el Norte: Una vez en territorio mexicano, la cocaína era transportada por rutas terrestres hacia la frontera con Estados Unidos para su distribución final en los mercados de consumo estadounidenses.
La paradoja de las “fuerzas especiales Avendaño” (FEA): una cuestión de lealtad
Una de las contradicciones más reveladoras y complejas que rodean a la familia Avendaño es la afiliación de su brazo armado. Mientras que los hermanos Avendaño eran operadores fundamentales y leales a Ismael “El Mayo” Zambada, su unidad de sicarios, conocida como las “fuerzas especiales Avendaño” (FEA), está identificada como un grupo violento alineado con la facción rival de “Los Chapitos”, los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Esta aparente contradicción se manifestó de forma dramática durante el segundo “Culiacanazo” en enero de 2023. Durante el operativo militar para recapturar a Ovidio Guzmán, las células de las FEA aparecieron en escena, desplegando armamento de grueso calibre y equipo táctico avanzado en un esfuerzo concertado por defender al hijo de “El Chapo”. Este apoyo abierto a “Los Chapitos” está en conflicto directo con la lealtad principal que la familia debía a “El Mayo”. La cultura popular del narco refuerza esta conexión, con narcocorridos dedicados específicamente a las FEA que las vinculan con “Los Chapitos”.
Esta paradoja es un poderoso indicador de que el Cártel de Sinaloa ya no debe ser visto como una organización monolítica y jerárquica, sino más bien como una “federación de contratistas”. En este modelo, la organización funciona como una red de células especializadas y semiautónomas que ofrecen sus servicios. El clan Avendaño, en este contexto, parece haber diversificado su cartera de negocios criminales: por un lado, proporcionaban servicios de logística internacional (el tráfico de cocaína) para “El Mayo”, y por otro, ofrecían servicios de seguridad y ejecución de élite (las FEA) para “Los Chapitos”. Esto no es necesariamente una señal de traición, sino de un modelo de negocio sofisticado y pragmático. Son, en esencia, contratistas que venden sus capacidades a diferentes clientes dentro de la misma “industria” criminal.
Esta estructura descentralizada proporciona una enorme resiliencia a la organización. Si un cliente, como “El Mayo”, es debilitado o capturado, la otra línea de negocio de la familia (servir a “Los Chapitos”) asegura su continua relevancia, ingresos y supervivencia. Esta evolución de una jerarquía rígida a una red flexible de proveedores de servicios hace que el cártel sea mucho más difícil de desmantelar. Atacar a un líder o a una facción no destruye necesariamente las células especializadas que pueden simplemente ofrecer sus servicios a un nuevo patrón.
Además, esta división de lealtades probablemente refleja una brecha generacional y táctica más profunda dentro del cártel. “El Mayo” Zambada representa a la “vieja guardia”, cuyo poder se construyó sobre el control de las rutas tradicionales de cocaína y cuyo estilo se describe como más conciliador y orientado a los negocios. “Los Chapitos”, en cambio, representan a la “nueva guardia”, conocida por su extrema violencia, su enfoque en las drogas sintéticas de alto rendimiento como el fentanilo, y una postura mucho más confrontacional con el Estado. El brazo logístico de los Avendaño, centrado en el envío de cocaína, se alinea perfectamente con el modelo de negocio tradicional de “El Mayo”. Su brazo armado, las FEA, con su equipo de alta tecnología y tácticas agresivas, se alinea con el enfoque de estilo militar de “Los Chapitos”. Esto sugiere que la familia Avendaño se posicionó astutamente para beneficiarse tanto de la vieja como de la nueva economía del cártel.
Una guerra de edictos: la campaña legal de nueve años para extraditar a “El Meño”
La captura y el desafío (2016-2018)
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El 27 de junio de 2016, Héctor Manuel Avendaño Ojeda fue detenido en Culiacán, Sinaloa, por un equipo conjunto de la extinta Policía Federal y la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la entonces Procuraduría General de la República. El arresto se ejecutó en cumplimiento de una orden de detención provisional con fines de extradición solicitada por el gobierno de Estados Unidos. Tras su captura, fue recluido en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1, “El Altiplano”, una prisión de máxima seguridad.
Inmediatamente, su equipo legal lanzó una sofisticada campaña defensiva, no para buscar la absolución, sino para retrasar indefinidamente su entrega a la justicia estadounidense. Su principal arma fue el juicio de amparo, un recurso legal único en el sistema mexicano que permite a los ciudadanos impugnar actos de autoridad que consideren violatorios de sus derechos constitucionales. Esta herramienta fue utilizada para enfrascarse en una prolongada batalla legal contra la orden de extradición.
El tira y afloja judicial (2018-2025)
La batalla legal de “El Meño” fue una guerra de desgaste que se prolongó durante años. En septiembre de 2018, su defensa obtuvo una victoria significativa, aunque temporal, cuando el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Penal de la Ciudad de México le concedió una suspensión provisional de la orden de extradición. Este fallo detuvo momentáneamente el proceso y demostró la eficacia de su estrategia legal.
El punto de inflexión se produjo en febrero de 2020. Un juez federal en la Ciudad de México negó el amparo definitivo, y un posterior recurso de queja fue declarado infundado por un Tribunal Colegiado, que desestimó específicamente sus argumentos contra la orden de extradición. Esta resolución eliminó el último obstáculo judicial para su traslado a Estados Unidos.
A pesar de que la vía legal se despejó en 2020, la extradición no se ejecutó hasta cinco años después, el 15 de julio de 2025, una vez que todos los recursos legales se agotaron por completo. Este largo retraso coincidió con una creciente presión política por parte del gobierno estadounidense, especialmente durante la administración Trump, que exigía la extradición de objetivos de alto valor del Cártel de Sinaloa vinculados a “El Mayo” Zambada.
Cronología de la extradición de Héctor Manuel Avendaño Ojeda
La siguiente tabla sintetiza el complejo proceso legal y político en un formato claro, permitiendo una rápida comprensión de los hitos clave, la duración de los retrasos y la interacción entre las acciones legales y el contexto político.
Fecha | Evento | Actores Clave | Significado/Resultado |
27 de oct. de 2011 | Designación de la OFAC | Dpto. del Tesoro de EE. UU. | Hermanos Avendaño y sus negocios son añadidos a la Lista Kingpin; activos congelados. |
27 de jun. de 2016 | Arresto | Policía Federal Mexicana, AIC | “El Meño” es capturado en Culiacán, Sinaloa. |
Sept. de 2016 | Arresto del Hermano | Autoridades mexicanas | Martín “El Mago” Avendaño es capturado en Zapopan, Jalisco. |
27 de sept. de 2018 | Suspensión Provisional | 6º Tribunal Colegiado (México) | La extradición se detiene temporalmente mediante un recurso de amparo. |
25 de feb. de 2020 | Negación del Amparo Definitivo | Juez Federal, Tribunal Colegiado | Se despeja la vía legal para la extradición; el último recurso de la defensa fracasa. |
15 de jul. de 2025 | Ejecución de la Extradición | FGR (México), Agentes de EE. UU. | “El Meño” es entregado a la custodia de EE. UU. en el AICM. |
El momento de la extradición final, mucho después de que la vía legal se despejara en 2020, sugiere fuertemente que fue una decisión política, no meramente jurídica. El poder ejecutivo mexicano esperó más de cinco años para ejecutar la transferencia, un período que coincidió con una intensa presión de Estados Unidos, que incluía amenazas de aranceles y designaciones de terrorismo contra los cárteles. Por lo tanto, la extradición de un objetivo de alto valor como “El Meño” puede interpretarse como una importante concesión diplomática o una ficha de negociación utilizada por México para apaciguar las demandas de Estados Unidos y gestionar la relación bilateral en materia de seguridad. La ejecución de una extradición se convierte así en una herramienta de política exterior.
El retraso de nueve años también demuestra un manual de “guerra jurídica” estandarizado y eficaz utilizado por todas las principales organizaciones criminales. Tras la captura, el objetivo inmediato no es la absolución, sino el retraso. Se despliegan vastos recursos financieros para contratar a los mejores equipos legales, expertos en el sistema de amparo. Se utiliza cualquier argumento procesal posible, incluidas las reclamaciones de detención ilegal o violaciones del debido proceso, para presentar recursos y mociones. Esta estrategia logra múltiples objetivos: da tiempo a la organización para adaptar sus operaciones, pone a prueba la determinación de las autoridades, permite posibles cambios en las administraciones políticas y mantiene al individuo fuera del sistema de justicia estadounidense, donde las posibilidades de condena son mucho mayores y la posibilidad de cooperación se convierte en una amenaza real.
El caso en Washington D.C.: cargos, pruebas y el dilema de la cooperación
La acusación desglosada
Héctor Manuel Avendaño Ojeda es requerido por la Corte Federal de Estados Unidos para el Distrito de Columbia. La elección de este tribunal es significativa; como sede del gobierno federal de EE. UU., a menudo se ocupa de casos de gran importancia nacional e internacional. La acusación formal en su contra incluye múltiples cargos que describen una empresa criminal a gran escala y de larga duración:
- Asociación delictuosa (conspiración criminal/crimen organizado): Este cargo se dirige a la organización en sí misma y al papel de Avendaño dentro de ella.
- Delitos contra la salud (tráfico de drogas): Este es el cargo central, relacionado con la conspiración para importar y distribuir toneladas de cocaína a Estados Unidos.
- Lavado de dinero: Aunque no siempre se menciona explícitamente en los informes iniciales, este cargo es una parte fundamental de la conspiración, dado su papel como operador financiero y la designación de la OFAC de sus empresas fachada.
El arsenal del fiscal: una montaña de pruebas
Es casi seguro que los fiscales estadounidenses han construido su caso durante más de una década, comenzando incluso antes de la designación de la OFAC en 2011. Se espera que las pruebas en su contra sean abrumadoras y multifacéticas. Los tipos de pruebas que probablemente se presentarán incluyen:
- Registros de comunicaciones interceptadas: Inteligencia de señales (SIGINT), como escuchas telefónicas e interceptaciones electrónicas de comunicaciones entre Avendaño, sus hermanos, proveedores colombianos y otros miembros del cártel.
- Declaraciones de testigos protegidos: Testimonios de miembros de menor rango de la red que ya han sido detenidos y han aceptado cooperar a cambio de sentencias reducidas, o potencialmente de traficantes rivales con conocimiento de sus operaciones.
- Rastro financiero: Un extenso rastro documental que detalla el flujo de dinero a través de las empresas fachada, cuentas bancarias internacionales y otros mecanismos de lavado, probablemente compilado por el Departamento del Tesoro y la DEA.
La apuesta del prisionero: el cálculo de cooperación de alto riesgo
Frente a pruebas abrumadoras y la perspectiva de pasar el resto de su vida en una prisión federal de máxima seguridad en Estados Unidos, la decisión estratégica más importante que enfrentará “El Meño” es si coopera o no con los fiscales. Su valor potencial como testigo es inmenso. A diferencia de un capo de alto nivel, cuyo conocimiento puede ser estratégico pero menos granular, un operador como “El Meño” posee inteligencia detallada y procesable sobre rutas, horarios, contactos, funcionarios corruptos y sistemas financieros.
El precedente de Vicente Zambada Niebla, “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo”, quien se convirtió en un testigo clave en el juicio contra “El Chapo” Guzmán a cambio de una sentencia reducida y una nueva vida, es un factor de gran peso. Este caso demuestra que existe un camino viable para que figuras de alto nivel intercambien información por clemencia.
El verdadero valor de esta extradición para las fuerzas del orden de Estados Unidos no es simplemente encarcelar a otro traficante; es el potencial tesoro de inteligencia que representa. Ismael “El Mayo” Zambada ha sido El narcotraficante más escurridizo durante décadas, un fantasma en el sistema. “El Meño” no era un simple subordinado; se le describe como un “operador principal” y parte de una estructura discreta y eficiente que fue clave para la longevidad de “El Mayo”. Probablemente fue una de las pocas personas con contacto operativo regular, directo o casi directo, con la jerarquía de Zambada. Por lo tanto, su testimonio podría proporcionar una hoja de ruta completa de la infraestructura restante de la facción de Zambada: activos ocultos, redes de protección política y métodos de comunicación. Esto convierte su cooperación en un posible movimiento de “jaque mate” contra la vieja guardia del Cártel de Sinaloa, mucho más valioso que la victoria simbólica de su propia condena.
Además, la mera posibilidad de que “El Meño” coopere envía ondas de choque a través de toda la organización. La seguridad operativa del cártel se basa en un estricto código de silencio. Cooperadores de alto perfil como “El Vicentillo” ya han dañado este código. Si otro operador de confianza y de alto nivel como “El Meño” es percibido como propenso a colaborar, se crea una intensa paranoia dentro de la organización. Esta paranoia puede llevar a purgas internas, a la interrupción de las líneas de comunicación y a una ruptura de la confianza entre las células, lo que podría causar más conflictos internos y fragmentación que el propio arresto. La amenaza de cooperación es un arma en sí misma.
Réplicas: el impacto estratégico en el Cártel de Sinaloa y más allá
Evaluación de daños: el vacío operativo
La eliminación de la red de los Avendaño representa un golpe operativo y financiero significativo para la facción de Zambada. Interrumpe una cadena de suministro de cocaína crítica y de larga data, una de las principales fuentes de ingresos del cártel. Esto obliga a la organización a encontrar o construir nuevas redes logísticas, lo que requiere tiempo, recursos e introduce nuevos riesgos de infiltración o traición. Degrada la eficiencia que era el sello distintivo de la operación de los Avendaño, una de las claves de la durabilidad de “El Mayo”.
Un marco comparativo para objetivos de alto valor (HVT)
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Para comprender el impacto específico de la remoción de “El Meño”, es esencial situarlo en el contexto de otras extradiciones importantes. El año 2025 fue testigo de una oleada de traslados de alto perfil, incluida una extradición masiva de 29 individuos, que demostró una estrategia estadounidense multifacética. Esta comparación revela que la estrategia de Estados Unidos se dirige a todo el ecosistema criminal, no solo a los líderes principales. Al analizar los roles de los extraditados, se observa un patrón claro de desmantelamiento sistémico de las estructuras corporativas de los cárteles.
Análisis comparativo de extradiciones de alto valor (2025)
La siguiente tabla ofrece una instantánea analítica de la estrategia antinarcóticos de Estados Unidos, revelando un enfoque sistémico que va más allá de los nombres individuales para atacar las funciones críticas dentro de las organizaciones criminales.
Nombre/Alias | Afiliación al Cártel | Rol Principal | Valor Estratégico de la Remoción |
Rafael Caro Quintero | Cártel de Guadalajara (Fundador) | Fundador/Líder | Justicia simbólica (asesinato agente DEA); desarticula liderazgo histórico. |
Miguel Ángel Treviño Morales (“Z-40”) | Los Zetas | Líder/Ejecutor | Elimina a un líder notoriamente violento; degrada el mando y control. |
Héctor M. Avendaño (“El Meño”) | Sinaloa (Facción Zambada) | Logística/Finanzas | Interrumpe cadena de suministro clave; alto potencial de inteligencia procesable. |
José Guadalupe Tapia Quintero (“Lupe Tapia”) | Sinaloa (Facción Zambada) | Lugarteniente/Logística | Degrada a otro operador de alto rango de “El Mayo”. |
Antonio Oseguera Cervantes (“Tony Montana”) | CJNG | Finanzas/Logística | Paraliza las operaciones financieras del principal cártel rival. |
El nuevo equilibrio criminal: ¿un futuro más volátil?
El debilitamiento de la facción de Zambada, acelerado por la eliminación de operadores clave como los Avendaño, crea un peligroso vacío de poder en el submundo criminal mexicano. Este vacío está siendo llenado por la facción más agresiva, violenta y centrada en las drogas sintéticas de “Los Chapitos”.
La DEA ha emitido una dura advertencia en su informe de 2025 sobre una posible alianza estratégica entre “Los Chapitos” y sus antiguos rivales, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Tal alianza alteraría fundamentalmente el equilibrio de poder, creando potencialmente un “supercártel” con un control territorial, recursos y poder de fuego sin precedentes, enfocado en inundar Estados Unidos con fentanilo. El éxito táctico de eliminar a un operador “tradicional” como “El Meño” puede tener la consecuencia no deseada de fortalecer a un sucesor más peligroso. Al eliminar un pilar clave de la estructura de Zambada, las fuerzas del orden pueden haber despejado inadvertidamente el camino para que “Los Chapitos” consoliden el poder. Este es un ejemplo clásico del “efecto hidra”: cortar una cabeza de la bestia mitológica solo para que dos más crezcan en su lugar. Esto plantea una pregunta crítica para los responsables políticos: ¿atacar al “diablo conocido” (traficantes de cocaína tradicionales) conlleva el riesgo de empoderar al “diablo que no conoces” (productores de fentanilo hiperviolentos)?
Recomendaciones de inteligencia y políticas
Basado en este análisis, se pueden delinear recomendaciones procesables para las agencias de inteligencia y de aplicación de la ley:
- Priorizar la explotación de inteligencia humana (HUMINT): Dedicar los máximos recursos al interrogatorio de Héctor Avendaño Ojeda, con el objetivo de mapear la totalidad de la red financiera y logística de Zambada que aún permanezca activa.
- Monitorear el realineamiento de la red: Utilizar la inteligencia de señales (SIGINT) y la inteligencia financiera (FININT) para identificar cómo la facción de Zambada intenta redirigir sus cadenas de suministro de cocaína y qué nuevos actores surgen para llenar el vacío dejado por los Avendaño.
- Analizar las comunicaciones internas del cártel: Centrar la recopilación de inteligencia en las comunicaciones entre las facciones de “Los Chapitos” y el CJNG para validar la advertencia de la DEA sobre una posible alianza e identificar a sus arquitectos clave.
- Mejorar la cooperación jurídica y financiera: Aprovechar el éxito del caso Avendaño para impulsar procesos de extradición más ágiles con México y una colaboración más profunda en la lucha contra las redes financieras a través de mecanismos como la Ley Kingpin de la OFAC.
La extradición masiva de 29 figuras en 2025, incluido “El Meño”, también puede verse como un movimiento estratégico del gobierno mexicano. Al entregar un gran número de objetivos de alto valor en un evento único y muy publicitado, México ofrece una poderosa demostración de cooperación. Este acto de buena voluntad podría ser un precursor para que México exija más a Estados Unidos a cambio, como una mayor acción contra el tráfico de armas de EE. UU. a México o una cooperación más equitativa en temas migratorios. Por lo tanto, las extradiciones no son solo un fin en sí mismas, sino un “pago” estratégico para reajustar los términos de la relación de seguridad bilateral en un plano más favorable a los intereses nacionales de México.
La extradición de Héctor Manuel Avendaño Ojeda es una victoria táctica histórica que demuestra el poder de una cooperación binacional sostenida e impulsada por la inteligencia. Desmanteló eficazmente un nodo crítico en una de las organizaciones de narcotráfico más poderosas del mundo, asestando un golpe significativo a la legendaria facción de Ismael “El Mayo” Zambada. Sin embargo, esta victoria ilumina simultáneamente la profunda evolución de estos grupos criminales. Ya no son simples jerarquías, sino redes federadas y resilientes de especialistas. La caída de un operador de la vieja guardia como Avendaño, cuyo negocio principal era la cocaína, pone de relieve el ascenso violento de una nueva generación, centrada en productos más mortíferos como el fentanilo y en alianzas más volátiles. Mientras el capítulo de Héctor Manuel Avendaño Ojeda se cierra en una celda de una prisión estadounidense, el libro sobre el Cártel de Sinaloa y sus sucesores entra en una nueva fase, más impredecible y potencialmente más peligrosa. Su remoción no es un final, sino un catalizador para el cambio en el paisaje en constante movimiento del crimen organizado transnacional.