La fuga de ‘El Mencho’ en Nayarit: Radiografía de un fracaso sistémico

La fuga de 'El Mencho' en Nayarit revela fallas sistémicas en la inteligencia militar y la estrategia antinarcóticos de México. Un fracaso con graves implicaciones.

AL MOMENTO

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Un análisis forense del operativo militar fallido para capturar a Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, en la sierra de Nayarit, desvela profundas fallas sistémicas. Este revés, más allá de un contratiempo táctico, evidencia vulnerabilidades críticas en la estrategia antinarcóticos de México.

El operativo de Nayarit: Un colapso táctico

El intento de aprehensión de uno de los criminales más buscados reveló la fragilidad de la estructura de seguridad nacional. La misión en la sierra de Nayarit no solo expuso la complejidad del objetivo, sino también las deficiencias inherentes a las fuerzas encargadas de su captura.

‘El Mencho’: Perfil, ascenso y vulnerabilidades

Nemesio Oseguera Cervantes, nacido el 17 de julio de 1966, es un objetivo prioritario para México y Estados Unidos, que ofrece 15 millones de dólares por su captura. Su trayectoria es un ascenso desde una infancia de pobreza extrema en Michoacán, abandonando la escuela en quinto grado, hasta liderar el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), considerada la organización criminal más poderosa del país. Sus primeras actividades delictivas en California incluyeron propiedad robada, porte de armas y tráfico de narcóticos, resultando en arrestos y deportaciones.

El estilo de liderazgo de “El Mencho” es descrito como “frío y calculador, pero discreto”. A diferencia de otros capos, ha evitado la ostentación y las relaciones que han precipitado la caída de otros, demostrando una astucia que le permite mantenerse en la clandestinidad. Bajo su mando, el CJNG evolucionó de un grupo disidente del Cártel del Milenio a una fuerza dominante de carácter paramilitar, reconocida por su violencia extrema y la diversificación de sus actividades ilícitas más allá del narcotráfico, incluyendo el robo de combustible.

Su estatus como objetivo prioritario se consolida por el papel del CJNG como uno de los principales traficantes de drogas sintéticas hacia Estados Unidos. Una vulnerabilidad crítica, directamente relevante para el operativo de Nayarit, es su rumoreada enfermedad renal grave. Esta información de inteligencia, fundamental para la operación, fue corroborada por evidencia física encontrada en la escena. La necesidad de tratamiento médico constante crea una dependencia logística que lo ata a lugares con capacidad para procedimientos complejos, presentando una debilidad recurrente que las fuerzas de seguridad buscan explotar.

La fuerza de asalto: Élite militar en la mira

La unidad de élite encargada de la misión es el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), ahora Cuerpo de Fuerzas Especiales (CFE) desde 2004. Estas unidades, conocidas como “Boinas Verdes”, son la principal fuerza de operaciones especiales de México y reciben órdenes directas del Secretario de la Defensa Nacional y del Presidente. Su linaje se remonta a las Fuerzas Especiales de Reacción Inmediata del Alto Mando (FERIAM) en 1986.

El riguroso régimen de entrenamiento del CFE es exhaustivo, con centros especializados en todo México para operaciones en selva, desierto, montaña y entornos urbanos. Su formación ha sido influenciada por contrapartes internacionales de Estados Unidos, Francia e Israel. Este proceso es una completa reingeniería del individuo, transformándolo de civil a soldado a través de un adiestramiento brutal que pone a prueba los límites físicos y mentales. Sus misiones incluyen acción directa, rescate de rehenes y la captura o eliminación de objetivos de alto valor.

La unidad tiene un historial de éxitos significativos, incluyendo la captura de líderes de los cárteles del Golfo, Sinaloa y Beltrán Leyva. Sin embargo, este historial está manchado por profundos fracasos y controversias, como la deserción de soldados entrenados por el GAFE que formaron el núcleo de Los Zetas. También han sufrido pérdidas significativas, como el derribo de un helicóptero durante un operativo en 2015 contra ‘El Mencho’, y fueron la unidad central en el fallido “Culiacanazo”.

Misión en la sierra de Nayarit: El contexto y la ejecución

El operativo tuvo lugar en la región montañosa de Nayarit, un estado con significativa presencia del CJNG y un historial de operaciones militares contra el crimen organizado, incluyendo un operativo en 2017 contra el líder de la organización Beltrán Leyva, “H2”. Esto estableció el entorno operativo como un territorio hostil y disputado.

Durante la planificación, el mando reconoció el riesgo de filtraciones. Una medida clave de seguridad operacional (OPSEC) fue la confiscación de todos los teléfonos y dispositivos electrónicos del personal participante antes del inicio de la misión, indicando un temor preexistente de compromiso interno.

La misión se ejecutó en la madrugada bajo órdenes directas del alto mando. A pesar del elemento sorpresa, la fuerza de asalto encontró la ubicación del objetivo abandonada. ‘El Mencho’ había escapado.

La evidencia física: Confirmación de una retirada apresurada

La escena encontrada por la fuerza de asalto era la de una evacuación apresurada. Los artículos dejados atrás incluían bienes de lujo, equipo táctico de alta gama, y, de manera más crítica, suministros médicos.

El descubrimiento de “bolsas con orina, como de diálisis, tiradas y un tubo de enfermería” es la pieza de evidencia física más importante. Este hallazgo confirmó directamente los informes de inteligencia externos que indicaban que ‘El Mencho’ padece una grave enfermedad renal que requiere tratamiento, posiblemente en un hospital privado que él mismo estableció en Jalisco.

La convergencia de la inteligencia previa con la evidencia física en el lugar demostró que la información que motivó el operativo era excepcionalmente precisa. No se trataba de especulación; las fuerzas de seguridad poseían datos de alta confianza que no solo ubicaban al objetivo en un lugar específico, sino que también detallaban sus vulnerabilidades médicas críticas. Esto eleva la gravedad del fracaso: la misión no falló por inteligencia defectuosa sobre la presencia del objetivo, sino a pesar de tener inteligencia precisa y procesable. El fracaso, por lo tanto, reside enteramente en la fase de ejecución y seguridad.

Puntos críticos de falla: Inteligencia, mando y control

El colapso operativo en Nayarit no fue un evento aislado, sino la manifestación de debilidades estructurales en el sistema de seguridad mexicano. La filtración de inteligencia y la desorganización en la ejecución son los pilares de este fallo.

La filtración: El factor clave del fracaso

La evidencia más contundente de una filtración provino de la interacción con un residente local. Al llegar la fuerza militar, el local señaló que otro grupo acababa de pasar. La distinción clave fue su calzado: “Ah, ustedes no traen tenis, pero ellos sí, porque traen botas y yo los vi pasar”. Este detalle es un indicador poderoso: el equipo de seguridad de ‘El Mencho’, probablemente vestido de civil para una fuga rápida, era visualmente distinto de la fuerza militar uniformada y con botas.

El hecho de que los fugitivos ya estuvieran “del otro lado de la carretera”, la única salida de la zona, cuando llegaron los militares, implica que la advertencia fue recibida con suficiente antelación para ejecutar una evacuación completa de un individuo médicamente comprometido. El fracaso de la medida de confiscar los teléfonos antes de la misión sugiere fuertemente que la filtración se originó en una fuente con conocimiento del plan que no se encontraba entre los soldados de base en el terreno. Si las comunicaciones del equipo de asalto estaban aseguradas, la brecha de seguridad tuvo que ocurrir en un nivel superior de la cadena de mando, entre aquellos involucrados en la planificación y autorización de la misión que no estaban sujetos al mismo bloqueo de comunicaciones. Esto apunta a un compromiso de inteligencia humana (HUMINT) dentro de la estructura de planificación o de mando y control.

Este tipo de filtración no es una anomalía, sino que refleja una debilidad crónica dentro del Estado mexicano: la histórica relación entre las estructuras políticas y de seguridad con el crimen organizado, que crea vías para la corrupción y el compromiso de operaciones sensibles.

Desorden operativo: Un protocolo socavado

Desde el inicio, existía “desorden en el manejo de información”. Esto contradice la medida de OPSEC aparentemente profesional de recolectar dispositivos electrónicos. Sugiere un entorno de planificación caótico donde los protocolos formales fueron socavados por una falta de disciplina o una ruptura en la cadena de mando.

El fracaso resalta una tensión crítica. Mientras que la unidad táctica (GAFE) era probablemente altamente efectiva, la estructura de seguridad más amplia dentro de la cual operaba no era segura. Esto apunta a una incapacidad sistémica para proteger la inteligencia operativa sensible, lo que anula la destreza táctica de las unidades de élite.

Consecuencias y la paradoja de la rendición de cuentas

Tras el operativo, varios militares fueron castigados y luego dados de baja. Esto sugiere que la respuesta de la institución fue punitiva en lugar de correctiva, apuntando a los operadores en el terreno en lugar de abordar la filtración de alto nivel.

La experiencia personal de un militar al intentar recuperar sus registros de servicio —solo para que le dijeran “‘¿Y tú quién eres? No te conozco'”— ilustra una forma de borrado institucional. Esto crea un clima de impunidad y desalienta la denuncia de irregularidades, ya que el sistema puede negar efectivamente la historia y el servicio de un soldado.

Este relato personal contrasta con los procedimientos formales descritos en el Código de Justicia Militar de México y las regulaciones sobre acciones disciplinarias. Si bien el código proporciona una estructura para investigar fallas, y la postura oficial es que el ejército colabora con las autoridades y responsabiliza a los individuos por sus errores, el testimonio sugiere una realidad donde la culpa se asigna hacia abajo y las historias inconvenientes se borran. Este enfoque de buscar chivos expiatorios en los operadores tácticos, en lugar de realizar una revisión genuina de la acción para identificar y corregir la vulnerabilidad sistémica, asegura que el mismo tipo de fracaso es probable que se repita en futuras operaciones. Se crea así una cultura de aversión al riesgo y se erosiona la confianza entre la estructura de mando y las unidades de élite, degradando en última instancia la efectividad general de las fuerzas de seguridad.

La fuga en el contexto de la guerra contra el narco

La fuga de ‘El Mencho’ no puede entenderse sin un análisis más amplio de la estrategia de seguridad en México y la evolución de sus adversarios criminales. Este evento se suma a un historial de reveses que exigen una reevaluación urgente.

El precedente del ‘culiacanazo’: Dos fracasos, una lección

Un análisis comparativo detallado del operativo clandestino de Nayarit con la guerra urbana abierta del “Culiacanazo” del 17 de octubre de 2019 en Sinaloa revela dos tipos distintos de fracaso estatal. El operativo de Nayarit fue un fracaso de sigilo y seguridad, que resultó en la fuga silenciosa del objetivo. El Culiacanazo fue un fracaso de fuerza y planificación, donde el Estado fue superado tácticamente y forzado a capitular públicamente después de que el Cártel de Sinaloa sitiara la ciudad, bloqueando carreteras, liberando prisioneros y tomando como rehenes a familias de militares.

Los dos eventos revelan doctrinas fundamentalmente diferentes para la protección de líderes. El CJNG en Nayarit priorizó la evasión y la contrainteligencia. El Cártel de Sinaloa en Culiacán demostró una doctrina de guerra urbana asimétrica y abrumadora, utilizando a la población civil como escudo humano para forzar la mano del Estado. La justificación del gobierno para liberar a Ovidio Guzmán fue “proteger la vida de los ciudadanos” y evitar una masacre. Esto demuestra que México se enfrenta a múltiples tipos de adversarios distintos, y una estrategia monolítica es inadecuada.

AtributoCJNG (Basado en Op. Nayarit)Cártel de Sinaloa / Los Chapitos (Basado en Culiacanazo)
Estilo de LiderazgoDiscreto / Evasivo (El Mencho)Abierto / Territorial
Territorio PrincipalJalisco, con amplia expansión nacionalSinaloa, con presencia en el “Triángulo Dorado”
Estructura OrganizacionalJerarquía paramilitar centralizadaRed descentralizada de células
Doctrina de Protección de HVTContrainteligencia / Sigilo / EvasiónFuerza abrumadora / Asedio urbano
Tácticas PreferidasViolencia extrema, emboscadas, infiltraciónControl territorial, uso de la población como palanca
Relación con el EstadoBusca infiltrar / corromperBusca dominar / superar en combate

La estrategia ‘kingpin’: rendimientos decrecientes y vulnerabilidades

Un análisis de la estrategia de larga data de México de apuntar a los líderes de los cárteles (“kingpins”) muestra resultados mixtos. Si bien este enfoque ha producido capturas de alto perfil, los críticos argumentan que ha sido un fracaso estratégico. La estrategia a menudo conduce a la fragmentación de grandes cárteles en grupos más pequeños y violentos (el “efecto cucaracha”), exacerbando la violencia sin desmantelar la economía criminal subyacente.

La fuga de ‘El Mencho’ es un excelente ejemplo de las fallas de esta estrategia. El Estado invirtió inmensos recursos y arriesgó a personal de élite por un solo objetivo, y el fracaso no produjo ninguna ganancia estratégica mientras exponía vulnerabilidades críticas. Incluso las capturas exitosas a menudo han resultado en resultados judiciales débiles, con sentencias revocadas o reducidas.

Fecha / OperaciónObjetivo (Nombre y Cártel)ResultadoImpacto Estratégico
Nov. 2010Ezequiel Cárdenas Guillén (Golfo)AbatidoLucha interna y debilitamiento del Cártel del Golfo.
Oct. 2012Heriberto Lazcano (Los Zetas)AbatidoFragmentación de Los Zetas en facciones rivales.
Mayo 2015 / Op. JaliscoNemesio Oseguera “El Mencho” (CJNG)EscapóDemostración de la capacidad militar del CJNG (derribo de helicóptero).
Feb. 2017Juan F. Patrón “H2” (Beltrán Leyva)AbatidoDisrupción de las operaciones del cártel en Nayarit.
Oct. 2019 / CuliacanazoOvidio Guzmán (Sinaloa)Capturado y liberadoHumillación pública del Estado, demostración del poder de fuego del cártel.
Ene. 2023Ovidio Guzmán (Sinaloa)RecapturadoCaptura exitosa, pero con altos costos en vidas y violencia.
Fecha Desconocida / Op. NayaritNemesio Oseguera “El Mencho” (CJNG)EscapóExposición de fallas de contrainteligencia y corrupción.

El CJNG: Una fuerza paramilitar contra el estado

El CJNG no es una simple pandilla; es un actor no estatal sofisticado con capacidades paramilitares. Poseen armamento avanzado, incluyendo fusiles de francotirador y lanzacohetes RPG, equipo táctico y, probablemente, redes robustas de inteligencia de señales y humana que les permiten penetrar la seguridad del Estado.

La habilidad para detectar y evadir un operativo de fuerzas especiales de primer nivel demuestra una capacidad de contrainteligencia altamente efectiva. Esto, combinado con su disposición a enfrentar directamente activos militares (como en el derribo del helicóptero en 2015), muestra que pueden operar a un nivel casi de igual a igual con las fuerzas estatales en enfrentamientos específicos.

La continua dependencia del Estado en la estrategia “kingpin”, una doctrina desarrollada hace décadas, se ha vuelto predecible. Organizaciones criminales como el CJNG y el Cártel de Sinaloa han evolucionado, desarrollando doctrinas distintas y sofisticadas para contrarrestar esta estrategia específica, ya sea mediante la evasión o la fuerza abrumadora. Los fracasos en Nayarit y Culiacán demuestran que el Estado está luchando la guerra de ayer, mientras que los cárteles están luchando la actual. Esto crea un dilema estratégico: si las operaciones sigilosas son comprometidas desde adentro y las operaciones abiertas son insostenibles debido a la escalada, la capacidad del Estado para ejecutar con éxito capturas de alto valor contra los dos cárteles más poderosos está fundamentalmente en duda.

Conclusiones y recomendaciones estratégicas urgentes

El fracaso en la captura de ‘El Mencho’ es un llamado de atención para las autoridades mexicanas. Este análisis proporciona inteligencia clara y procesable para quienes formulan políticas.

Síntesis de hallazgos clave

  • La paradoja de la inteligencia: El operativo de Nayarit fracasó no por falta de buena inteligencia sobre el objetivo, sino por una falla catastrófica en la protección de la inteligencia operativa. La competencia táctica de las unidades de élite está siendo sistemáticamente negada por vulnerabilidades de contrainteligencia a nivel estratégico.
  • El desajuste doctrinal: Las fuerzas de seguridad de México están empleando una estrategia monolítica de “kingpin” contra adversarios que han desarrollado contradoctrinas personalizadas, asimétricas y altamente efectivas.
  • El déficit de rendición de cuentas: La respuesta institucional al fracaso parece ser punitiva en lugar de diagnóstica, utilizando a los operadores como chivos expiatorios mientras no se abordan las fallas sistémicas que garantizan futuros fracasos. Esto erosiona la moral, la confianza y la capacidad de aprendizaje de la organización.

Recomendaciones para operativos futuros

  • Revisar los protocolos de contrainteligencia: La máxima prioridad debe ser reformar cómo se maneja la inteligencia operativa. Esto incluye implementar estrictos principios de “necesidad de saber”, compartimentar la información incluso en los niveles superiores y llevar a cabo investigaciones de contrainteligencia agresivas para identificar y neutralizar las fuentes de filtraciones dentro de la estructura de mando.
  • Desarrollar planes operativos específicos para cada adversario: Cesar el enfoque de “talla única”. La planificación futura de operativos contra objetivos de alto valor debe comenzar con un análisis detallado de la doctrina de protección de liderazgo de la organización objetivo y adaptar el concepto operativo en consecuencia (por ejemplo, planes con un fuerte componente de OPSEC para el CJNG; planes de fuerza abrumadora y mitigación civil para Los Chapitos).
  • Establecer revisiones post-acción (AAR) sin culpa: Instituir un proceso formal de AAR, libre de culpas, para todas las operaciones importantes, exitosas o fallidas. El objetivo no debe ser castigar, sino identificar cada punto de falla —táctico, operativo y estratégico— y desarrollar soluciones concretas e implementables para prevenir su recurrencia. Los hallazgos de estos AAR deben ser diseminados a los comandos de planificación y entrenamiento pertinentes.
  • Transitar de una estrategia “kingpin” pura a una de “red”: Si bien los operativos contra objetivos de alto valor siguen siendo una herramienta necesaria, deben integrarse en una estrategia más amplia centrada en desmantelar las redes financieras, logísticas y políticas que sostienen a estas organizaciones. La inteligencia sobre las necesidades médicas de ‘El Mencho’ es un excelente ejemplo de una vulnerabilidad de red que puede ser atacada para interrumpir y degradar la capacidad operativa del líder, incluso sin un asalto directo.

La fuga de ‘El Mencho’ en Nayarit no es solo la historia de un operativo fallido, sino un espejo que refleja las profundas grietas en la estrategia de seguridad de México. ¿Continuará el Estado librando batallas del pasado, o finalmente evolucionará para enfrentar a los sofisticados adversarios del presente? La respuesta determinará el futuro de la seguridad nacional.

NarcotráficoLa fuga de 'El Mencho' en Nayarit: Radiografía de un fracaso sistémico
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