El caso del “Narcotwink” expone cómo la imagen física de los capos jóvenes impacta la percepción social del crimen organizado.
¿Quién es Gabriel “N” y por qué lo busca Estados Unidos?
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informó el 27 de marzo la captura de Gabriel “N”, un joven de 25 años buscado por el estado de Wyoming, en Estados Unidos. Las acusaciones en su contra incluyen:
- Posesión ilegal de armas de fuego.
- Asociación delictuosa.
- Presunta participación en actividades de narcotráfico y distribución de droga.
El operativo fue coordinado por fuerzas federales mexicanas: Sedena, Semar y FGR. Sin embargo, más allá del aspecto judicial, lo que se viralizó no fue su prontuario, sino su apariencia física.
El término “Narcotwink”: De las redes al discurso social
¿Qué significa “Twink” y por qué se volvió tendencia?
La palabra twink proviene del argot de la comunidad LGBT+ y describe a un hombre joven, delgado, con rasgos suaves, piel tersa y generalmente sin vello corporal. En muchas ocasiones, también con una estética andrógina y racializada hacia lo blanco.
El caso de Gabriel “N” generó impacto porque:
- Su complexión estilizada y rostro delicado contrasta con los estereotipos clásicos del narco rudo.
- Fue rápidamente apodado como el “Narcotwink” en plataformas como X (antes Twitter), TikTok y Reddit.
- Su imagen se convirtió en objeto de deseo y de burla, desencadenando memes, videos y análisis desde el humor hasta el activismo.
¿Por qué preocupa esta narrativa?
Diversas voces criticaron la reacción social:
“Estamos glamurizando la violencia con filtros de Instagram”, escribió una activista en X.
Lo preocupante es que estas narrativas pueden despolitizar el crimen organizado, reduciendo fenómenos complejos a estéticas virales.
Belleza, crimen y redes: Una combinación peligrosa
Ovidio Guzmán, el precedente del narco ‘Guapo’
Este fenómeno no es nuevo. En octubre de 2019, tras el “Culiacanazo”, la figura de Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, también fue objeto de exaltación estética:
- Apodos como “Narco Guapo” y “Chapo Junior” dominaron las conversaciones.
- Se viralizaron fotografías donde aparecía sereno, con barba cuidada y expresión tranquila.
- TikTok se llenó de videos románticos, memes e incluso fanfics.
¿Qué impulsa esta estetización?
Según expertos en cultura digital y criminología, hay al menos tres razones detrás del fenómeno:
- Fatiga social frente al discurso oficial: El descrédito institucional favorece la construcción de “Anti-héroes”.
- Lógicas del algoritmo: Las plataformas priorizan contenidos visuales atractivos, incluso si normalizan la violencia.
- Deseo y poder: El narco joven y bello representa una fantasía de rebeldía, riqueza e impunidad.
“El cuerpo del criminal también es usado como herramienta de influencia”, explica la antropóloga Marcela Lagarde.
“Si el capo es joven, guapo y rebelde, conecta con audiencias que ya desconfían del Estado”.
“Twinkificación” del narco: Claves para entender el fenómeno
1. Representaciones mediáticas del narco moderno
Las narco series, videoclips y redes sociales han transformado al capo tradicional:
- De botas y sombrero a ropa deportiva de marca y estética fitness.
- De gesto rudo a expresiones contenidas y fotogénicas.
- De masculinidad violenta a una imagen más aséptica y deseable.
Esta evolución responde al deseo de los cárteles por controlar su narrativa. Las imágenes no solo intimidan: Seducen.
2. Efectos en la percepción pública
Cuando los criminales se vuelven sexys:
- Se diluye la gravedad de sus actos.
- Se alimenta la narcocultura aspiracional, especialmente entre jóvenes.
- Se invisibiliza a las víctimas de sus delitos.
“La belleza en este contexto no es inocente. Funciona como un escudo simbólico”, señala el sociólogo Juan Pablo Meneses.
3. Racismo, clasismo y estándares coloniales
El hecho de que solo algunos cuerpos jóvenes, blancos, delgados sean idealizados, también refleja sesgos culturales profundos. La figura del narcotwink encarna una belleza que excluye y jerarquiza.
Crimen organizado 2.0: Estética, marketing y redes sociales
¿Los cárteles están usando estrategias de branding?
Sí. Algunos especialistas advierten que:
- Los grupos criminales producen contenidos audiovisuales sofisticados.
- Cuidan su imagen digital en plataformas abiertas y encriptadas.
- Buscan crear mitos alrededor de ciertos personajes.
La figura del narcotwink podría no ser un accidente: Puede ser parte de una estrategia de atracción y control narrativo.
¿Qué dice esto sobre el poder de las redes sociales?
Las plataformas digitales ya no solo reflejan la realidad: La modelan. El “Like”, el “Share” y el “Meme” son armas simbólicas. Así, un rostro bonito puede silenciar un expediente criminal.
¿Cómo responder desde el periodismo y la sociedad civil?
1. Periodismo con perspectiva crítica
Los medios tienen la responsabilidad de:
- Evitar romantizar criminales.
- Contextualizar los hechos con profundidad.
- Incluir voces de expertos y víctimas.
- Priorizar el análisis sobre el morbo.
Una cobertura superficial solo refuerza los estereotipos y debilita la memoria colectiva.
2. Educación digital y mediática
Es urgente fomentar en escuelas y hogares:
- Alfabetización mediática.
- Análisis crítico de contenidos virales.
- Reflexión sobre los efectos de la estética en la percepción del poder.
3. Regulación y responsabilidad de plataformas
TikTok, Instagram y X tienen un rol clave. Deberían:
- Limitar la viralización de apología del crimen.
- Colaborar con autoridades y ONGs.
- Promover contenidos educativos y contra estigmatizantes.
El caso del “Narcotwink” no es un simple meme más. Revela una tendencia peligrosa: La banalización del crimen a través de la estética. En un país asediado por la violencia, convertir a los capos en íconos virales no solo es irresponsable, sino profundamente sintomático de una sociedad atrapada entre la desesperanza, la hiperconectividad y la necesidad de ídolos.
¿Estamos dispuestos a enfrentar la verdad detrás de los rostros bonitos del narco?