Jacob Elordi, la estrella australiana conocida por Euphoria y El Stand de los Besos, ha logrado una reinvención artística contundente. Su elección para interpretar al mítico monstruo en la versión de Frankenstein dirigida por Guillermo del Toro para Netflix no solo consolida su carrera, sino que reaviva el debate sobre la soledad y la naturaleza humana en el clásico de Mary Shelley.
La visión íntima de Guillermo del Toro sobre Frankenstein
Para Guillermo del Toro, la novela Frankenstein o El moderno Prometeo de Mary Shelley es su “biblia” y al monstruo de Boris Karloff lo considera su “mesías”. Después de casi dos décadas de falsos comienzos y promesas incumplidas, su ambición se hizo realidad con un presupuesto a gran escala de Netflix, dando vida a una adaptación que los expertos anticipan como contendiente a los premios Oscar.
La versión, protagonizada por Jacob Elordi y Oscar Isaac (Víctor Frankenstein), se estrenó en el Festival de Cine de Londres y en cines seleccionados, llegando a Netflix el 7 de noviembre. Su fecha de estreno, según fuentes, fue el 23 de octubre de 2025, con una duración de 2 horas y 30 minutos. El cineasta tapatío ha creado una cinta que es visualmente deslumbrante, profundamente emotiva y que combina horror con ternura.
Del Toro, quien siempre se ha interesado por los personajes “rotos por dentro” e incomprendidos por el mundo, ha redefinido el mito. Su Criatura no es un monstruo sin alma, sino un ser sensible, confundido y profundamente humano. El drama opta por no quedarse en el terror, sino centrarse en:
- Reflexiones en primera persona de los dos estelares.
- El abordaje de la soledad, el miedo y el rechazo.
- La búsqueda de sí mismo por parte del mítico monstruo que no nació, sino que fue creado.
El ciclo de abuso: de Víctor Frankenstein a la Criatura
Aunque la adaptación de Del Toro es una de las más fieles jamás realizadas, sus desviaciones del texto encierran el verdadero poder de la película, con el director confesando que “hay una buena parte de la película que es autobiográfica”.
El filme amplía el ciclo de abusos en una generación, haciendo que Víctor y su Criatura sean espejos el uno del otro. En esta versión:
- El padre de Víctor (interpretado por Charles Dance), médico de profesión, consiente a su hijo menor, William.
- Solo ve en Víctor potencial para extender su legado en la medicina, y lo golpea cuando duda.
- La Criatura se convierte en una manifestación del anhelo y el dolor de su creador.
Oscar Isaac, quien encarna al pequeño ‘dios’ Víctor Frankenstein, admitió que “se hizo crucial y necesario creer que la Criatura era Víctor”, o que tal vez “ni siquiera había ningún tipo de Criatura objetiva, que todo esto es una horrible proyección”. Para Isaac, tenía sentido la crueldad de Víctor porque no había “separación entre nosotros dos”.
Otro elemento simbólico es la presencia de Mia Goth, quien interpreta a Claire, la madre de Víctor, y a Elizabeth, la prometida de William. Elizabeth representa los ideales románticos y mira a la Criatura con verdadera empatía, generando un entramado freudiano que Del Toro enfatiza con Víctor bebiendo leche periódicamente en la edad adulta.
Elordi, el consejo de Del Toro y la honestidad del tono
Jacob Elordi, quien sustituyó a Andrew Garfield en el rol a finales del 2023, ha sido alabado por su actuación, demostrando la complejidad de un monstruo que siente y sufre. Para este papel, se sometió a un trabajo corporal y de maquillaje que lo hace lucir muy distinto a como se le conoce.
El actor relató en una entrevista en Variety que, antes de comenzar a filmar, temía dejarse influenciar por las interpretaciones previas del monstruo. Con cautela, le preguntó al director si debía ver las otras películas de Frankenstein. La respuesta fue al estilo más puro Del Toro:
- “¿Qué demonios quieres decir?”, recordó Del Toro entre risas.
- El actor le dijo: “Bueno, no quiero que me influya”.
- El director respondió: “Amigo, es una película, no te puede hacer daño”.
Elordi confesó que, tras la conversación, llegó a casa y se vio todas las películas de Frankenstein de corrido, un maratón que le ayudó a conectar con el personaje.
En cuanto al debate de cómo referirse a la Criatura, Elordi lo calificó de irrelevante, ya que es “el lenguaje que hemos creado para tener un discurso sobre Frankenstein“. Para el actor, lo que importa es lo que significa para la propia Criatura, que al principio es “amor” y luego, con la conciencia, se convierte en “¿por qué?”.
Jacob Elordi: la evolución de un actor versátil
Elordi, nacido el 26 de junio de 1997, es un galán australiano que ha ganado terreno en Hollywood gracias a su versatilidad y carisma. El actor, que mide 1.96 metros de altura y tiene familia vasca, comenzó su carrera en el cortometraje Carpe Liam (2015) y fue extra en Piratas del Caribe: La venganza de Salazar (2017).
Su carrera se disparó con dos papeles icónicos:
- Noah Flynn en la trilogía de Netflix El Stand de los Besos (2018-2021). Esta saga, que lo lanzó a la fama, le permitió conectar con millones de fans. Durante este periodo, fue novio de su compañera de reparto Joey King (2017-2019).
- Nate Jacobs en la serie de HBO Euphoria. Con este rol se posicionó como uno de los galanes más versátiles de la pantalla.
El actor también participó recientemente en la serie The Narrow Road to the Deep North, ambientada en la Segunda Guerra Mundial. En su vida personal, anteriormente salió con la modelo Carli Flowers y más recientemente frecuentó a la influencer Olivia Jade Giannulli, con quien terminó en septiembre pasado. Además de actor, Elordi es fotógrafo aficionado y, antes de su éxito, participó en un certamen de belleza masculina.
Proyectos clave que demuestran su rango
Con cada proyecto, Jacob Elordi demuestra su capacidad para reinventarse, pasando de los romances adolescentes a los dramas intensos. Otras cintas destacadas son:
- Priscilla (2023): Dirigida por Sofia Coppola. Elordi interpreta a Elvis Presley junto a Cailee Spaeny (Priscilla). Aclamada en el Festival de Venecia, Elordi logró capturar el magnetismo y la vulnerabilidad de Elvis, consolidándose con gran sensibilidad.
- Saltburn (2023): Dirigida por Emerald Fennell. Esta película, ambientada en la Universidad de Oxford, se convirtió en una sensación por su estilo provocador. Elordi comparte créditos con Barry Keoghan y Rosamund Pike en una trama de deseo y decadencia, ganando reconocimiento por su rango emocional.
- On Swift Horses (2024): En este drama romántico, Elordi comparte pantalla con Diego Calva y Daisy Edgar-Jones. La historia, cargada de sensualidad, muestra el lado más vulnerable y emocional del actor.
- Cumbres Borrascosas (Próximamente): Jacob Elordi protagoniza junto a Margot Robbie una nueva adaptación de la novela de Emily Brontë, nuevamente bajo la dirección de Emerald Fennell, apuntando a una historia de amor tormentoso con estética gótica.
El simbolismo del perdón en el cierre de Del Toro
La película de Del Toro incluye un nuevo personaje, Henrich Harlander (Christoph Waltz), un fabricante de armas que se convierte en mecenas de Víctor. El director quiso que Harlander fuera “el estudio que promete todo lo que necesitas”, pero bajo condiciones de control y deuda, describiéndolo como “un director de cine, en cierto modo”.
La profunda identificación de Del Toro con la novela explica por qué elige terminar la película con el perdón, una herramienta que considera “increíble” y muy difícil, pero que “vale mucho la pena”.
Jacob Elordi explica que Víctor “acaba huyendo de toda su culpa, su vergüenza y su fealdad”, pero al final se da cuenta de que esa fealdad “no es fea” y se acepta a sí mismo, liberándose para ir a ver el sol.
El final de Del Toro no es un final feliz, pero tampoco desafortunado. Es existencial de otra manera. “Básicamente, lo que dice es que aquí estamos y allá vamos, que es todo lo que conseguimos. Esto es lo único que tenemos. No hay un menú. Es un solo platillo: la vida”, concluyó el cineasta mexicano.
La convergencia de la profundidad narrativa de Guillermo del Toro y la sensibilidad de Jacob Elordi en Frankenstein demuestra que los clásicos literarios, al ser reinterpretados bajo el prisma de la experiencia personal, pueden resonar con nuevas capas de dolor y redención. ¿Ha logrado esta adaptación, al explorar el ciclo de abuso y la necesidad de aceptación, la versión definitiva del moderno Prometeo?




