Las 61.1 horas semanales de las mexicanas: la brecha de género y el costo oculto

Revelamos las cifras de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2024 (ENUT) que confirman la brecha de género horas trabajo en México. Mujeres laboran 61.1 horas y los riesgos en la salud.

AL MOMENTO

La frase “trabajar para vivir” parece un anhelo distante para la mayoría en México. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirman una realidad compleja: las presiones laborales exceden el límite legal de 48 horas. Especialmente preocupante es el hallazgo que dimensiona la brecha de género horas trabajo en el país, mostrando la doble carga de la mujer.

La doble jornada laboral y las cifras del Inegi

En agosto pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2024. Esta encuesta provee información fundamental sobre el tiempo que dedican al trabajo —tanto remunerado como no remunerado— las personas de 12 años y más en México.

El trabajo no remunerado incluye:

  • Actividades domésticas.
  • Labores de cuidados.
  • Trabajo comunitario y voluntario.
  • Actividades de autoconsumo.

Mujeres trabajan 3.1 horas más que los hombres

Los resultados de la ENUT 2024 revelaron que, para ese año, el tiempo total de trabajo de la población mexicana fue de 59.6 horas por semana. Este indicador supera notablemente el límite máximo de la jornada laboral establecido por la Ley Federal del Trabajo (LFT), que es de 48 horas a la semana.

El análisis de la distribución de estas horas evidenció la profunda brecha de género:

  • Hombres dedicaron en promedio 58.0 horas al trabajo (total).
  • Mujeres trabajaron en promedio 61.1 horas.

Esta diferencia implica que las mujeres trabajaron 3.1 horas más que los hombres semanalmente, confirmando que sobre ellas recae una mayor carga laboral total, especialmente en las tareas no remuneradas.

El mapa de la desigualdad: Oaxaca encabeza la brecha

La ENUT permitió identificar qué entidades federativas enfrentan la mayor disparidad en la carga de trabajo semanal. Los estados con la mayor brecha de género, donde las mujeres superaron significativamente el promedio de trabajo de los hombres, fueron:

  • Oaxaca, con una diferencia de 8.4 horas.
  • Nayarit, con 7.1 horas de diferencia.
  • Guerrero, también con 7.1 horas de diferencia.

Curiosamente, solo en dos estados se registró el fenómeno contrario, aunque con una diferencia mínima en comparación con las entidades del sur: en Quintana Roo, los hombres trabajan 0.4 horas más que las mujeres, y en Yucatán, destinan 0.2 horas más.

El grave impacto en la salud por el exceso de horas

Uno de los aspectos que más preocupa a especialistas en salud ocupacional es el impacto que las largas jornadas laborales, realizadas por la mayoría de los mexicanos, tienen sobre la salud física y mental.

De acuerdo con una publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las jornadas extensas conllevan riesgos severos:

  • Una persona que labora 11 horas al día es dos veces más propensa a padecer depresión.
  • Si se trabaja 55 horas a la semana, el riesgo de sufrir un infarto es 33% mayor.

Rodolfo Nava Hernández, de la Facultad de Medicina de la UNAM, profundiza en el factor del estrés, que se agudiza con las horas extra. El estrés aumenta los niveles de cortisol, una hormona que no solo puede incrementar los niveles de azúcar, favoreciendo la propensión a la diabetes, sino que también debilita el sistema inmunológico y ocasiona problemas digestivos, entre otros efectos negativos para la salud.

La propuesta en camino: 40 horas y salarios justos

En el contexto de estas cifras que demuestran la extensión de la jornada laboral en el país, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dio a conocer recientemente un plan de acción.

La mandataria señaló que la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) presentará en las próximas semanas una propuesta concreta para la implementación de la jornada laboral de 40 horas en el país. Este avance deberá ir de la mano con una mejora en el salario.

Sheinbaum Pardo enfatizó la necesidad de asegurar que la reducción horaria no afecte la remuneración de los trabajadores: “Queremos que la reducción de horas no sea un pretexto para no aumentar los salarios. Reducir la jornada es reconocer que el bienestar también depende del tiempo que se tiene para vivir”, apuntó.

La disparidad de 3.1 horas que laboran las mexicanas semanalmente, sumando la carga de trabajo no remunerado, pone en relieve que la discusión sobre la reducción de la jornada laboral no es solo un tema de productividad, sino de equidad y bienestar social. La implementación de la jornada de 40 horas, si se concreta sin afectaciones salariales, podría ser la respuesta política necesaria para mitigar la doble carga que pesa sobre las mujeres en el ámbito laboral y doméstico.

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