La historia de Frankenstein es, indiscutiblemente, una de las narrativas más populares y longevas de la industria del cine y la literatura. Con el reciente estreno de una nueva adaptación en 2025, el foco vuelve a posarse sobre este ser. Desde el libro escrito por Mary Shelley en 1818, la criatura ha sido un lienzo para múltiples interpretaciones en el séptimo arte, obligándonos a revisar la cronología de los actores que han encarnado al monstruo creado por el doctor Victor Frankenstein.
El origen literario y la criatura sin nombre
La novela original, titulada Frankenstein o el moderno Prometeo, relata la gesta de un estudiante de ciencias naturales que logra insuflar vida a un ser de apariencia humana. El texto describe a esta creación con un aspecto repulsivo y una altura de 2.5 metros.
Es fundamental recordar, desde una óptica de rigor, que en la novela de 1818 nunca se le otorga un nombre a la criatura del doctor. A lo largo de las hojas del texto original, el ser solo es referido con apelativos despectivos como “ser demoníaco,” “engendro” o “criatura.” El éxito que representa esta obra en la literatura y el cine ha motivado su constante revisita a lo largo de los años.
De Karloff a Elordi: la cronología del monstruo en el cine
Con el debut de la nueva película de Frankenstein que llega en 2025, es preciso recordar la línea de tiempo de las principales figuras que han interpretado a la creación, desde el histórico Boris Karloff hasta el actor Jacob Elordi.
La era clásica y las figuras fundacionales
Boris Karloff fue el actor pionero en darle vida a la criatura. Su interpretación en la película estrenada en 1931 fue crucial para establecer una imagen icónica y real del monstruo ideado por Mary Shelley. El largometraje tuvo una gran aceptación, lo que derivó en la producción de secuelas igualmente importantes: La novia de Frankenstein y El hijo de Frankenstein.
Posteriormente, la figura de Béla Lugosi, famoso por encarnar a Drácula, tomó el relevo. En 1943, Lugosi realizó el papel del monstruo en el filme Frankenstein contra el Hombre Lobo.
El legado de Karloff fue continuado por Glenn Strange, quien participó en tres películas de Frankenstein producidas por Universal:
- La casa de Frankenstein (1944).
- La casa de Drácula (1945).
- Abbott y Costello conocen a Frankenstein (1948).
Interpretaciones disruptivas y modernas
En 1957, Christopher Lee dio vida al monstruo con el estreno de la película La maldición de Frankenstein. A este le siguió David Prowse en 1970, quien interpretó la creación del doctor Víctor Frankenstein en El horror de Frankenstein. Prowse alcanzaría fama mundial años después al encarnar a Darth Vader.
Una de las versiones más singulares de la lista llegó en 1974, cuando Peter Boyle interpretó a la criatura en una película que rompió con el canon del terror. El filme, dirigido por Mel Brooks, dejó de lado el horror tradicional para crear una versión cómica y tierna: El Joven Frankenstein.
Robert De Niro es, quizás, uno de los nombres más reconocidos que se ha sumado a esta lista. En 1994, el aclamado actor representó al monstruo en el filme Frankenstein de Mary Shelley, dirigido por Kenneth Branagh. Esta producción destacó por mostrar una visión trágica y, sobre todo, fiel a la novela de 1818.
El primer actor en darle vida al monstruo en el siglo XXI fue Aaron Eckhart, quien protagonizó Yo Frankenstein en 2014. Este filme representó un giro de tuerca al introducir tonos de acción, ofreciendo al público una perspectiva diferente a la que estaba acostumbrada.
El nuevo rostro del siglo XXI
El más reciente actor en asumir el papel es Jacob Elordi. El actor da vida al monstruo de Frankenstein en la versión de Guillermo del Toro que se acaba de estrenar en Netflix. El filme fue titulado, de manera simple, como Frankenstein.
Una figura eterna en la narrativa cinematográfica
Desde 1931, la criatura del doctor Victor Frankenstein ha evolucionado de un ícono del terror clásico a un vehículo para la comedia, la acción y la reflexión dramática. La persistencia de esta figura en el cine demuestra que la tragedia inherente al “engendro” de 1818 continúa siendo una fuente inagotable de análisis sobre la ciencia, la ética y la condición humana.




