La herida que no cierra: el legado del Fobaproa
Era 1998. En plena crisis, el Congreso mexicano debatía acaloradamente sobre una palabra que nadie entendía bien pero que todos sabían que significaba desastre: Fobaproa. Para muchos mexicanos, fue como ver en cámara lenta cómo sus impuestos se convertían en el salvavidas de los bancos. La palabra clave aquí era rescate. Pero ¿a quién se rescataba realmente?
Fobaproa no solo fue un programa financiero: fue una decisión política que marcó una generación, y que, aún hoy, más de 25 años después, sigue influyendo en la deuda pública mexicana.
¿Qué fue el Fobaproa y por qué se creó?
Un “barril sin fondo” disfrazado de salvación
Fobaproa, siglas de Fondo Bancario de Protección al Ahorro, fue creado en 1990 por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari con un propósito en apariencia noble: proteger a los ahorradores mexicanos ante crisis financieras. Pero su verdadera prueba llegó años después, durante la llamada “Crisis del Tequila” en 1994-1995.
La crisis económica que incendió los bancos
Tras el colapso del peso mexicano en diciembre de 1994, los bancos se encontraron con una montaña de créditos impagables. La inflación se disparó, los intereses subieron al doble y miles de empresas quebraron. Fue entonces cuando el gobierno activó el Fobaproa: compró miles de millones en deudas privadas con dinero público, supuestamente para evitar un colapso total del sistema financiero.
Dato duro: Según cifras de la Auditoría Superior de la Federación, el Fobaproa absorbió más de 552 mil millones de pesos en deudas. En dólares de hoy, más de 90 mil millones.
¿Quiénes se beneficiaron realmente?
El gran dilema ético: ¿rescate o encubrimiento?
Si bien el objetivo era salvar la economía, la realidad fue otra: grupos empresariales, banqueros y políticos fueron los grandes beneficiados. La mayoría de los deudores eran empresas con acceso directo al poder, no ciudadanos comunes.
Entre los casos más sonados:
- Empresas fantasma con deudas millonarias.
- Créditos hipotecarios incobrables absorbidos sin revisión.
- Deudas privadas de grandes corporativos asumidas como públicas.
Frase clave: “El Fobaproa fue un perdón fiscal para los poderosos, disfrazado de medida técnica”, dijo en 1998 el entonces diputado Andrés Manuel López Obrador.
De Fobaproa al IPAB: ¿cambio de nombre, mismo problema?
El maquillaje institucional de la deuda
En 1999, tras intensos debates, el Fobaproa se transformó en el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB). La intención: regularizar el proceso y hacer transparente la deuda. Pero lo cierto es que la deuda se reconoció oficialmente como pública y heredada a futuras generaciones.
Cifra clave: El IPAB estimó que el costo total del rescate alcanzaría el 12% del PIB nacional.
La deuda que seguimos pagando
¿Cuánto nos cuesta el Fobaproa en 2025?
A más de dos décadas de distancia, México sigue pagando intereses del rescate bancario. Aunque la deuda ha disminuido en proporción al PIB, cada año se destinan más de 40 mil millones de pesos solo al servicio de esta deuda.
Comparativo real:
- En 2023, el presupuesto federal para becas universitarias fue de 32 mil millones.
- El pago de intereses del Fobaproa: 44 mil millones.
Es decir, se paga más por una deuda histórica que por apoyar la educación de jóvenes mexicanos.
Las voces que nunca callaron
Los que denunciaron el atraco
Diversos sectores sociales, intelectuales y políticos han calificado al Fobaproa como el fraude legal más grande de la historia de México. Algunos de los críticos más constantes han sido:
- Carlos Monsiváis: “Una operación financiera que convirtió la política en chantaje institucional”.
- Denise Dresser: “Un acto de cinismo público respaldado por tecnócratas sin rostro”.
- López Obrador: quien usó el tema como bandera en múltiples campañas presidenciales.
El impacto generacional
Jóvenes que pagan una deuda que no contrajeron
Para la mayoría de los mexicanos menores de 30 años, el Fobaproa es un nombre lejano, pero su impacto es tangible: menos inversión pública, deuda estructural y desconfianza en las instituciones.
Frase destacada: “Mi generación no entiende cómo el país puede deber tanto sin haber pedido nada”, comenta Ana Valenzuela, estudiante de economía en la UNAM.
¿Puede repetirse otro Fobaproa?
Riesgos actuales del sistema financiero
Aunque México ha fortalecido su regulación bancaria, las condiciones macroeconómicas globales siguen siendo frágiles. Crisis como la del COVID-19 o los conflictos geopolíticos muestran que los rescates financieros aún son una posibilidad.
Puntos críticos actuales:
- Alta concentración bancaria
- Deuda externa creciente
- Fragilidad de las microempresas
Lecciones no aprendidas
Opacidad, impunidad y desinformación
Lo más grave del Fobaproa no fue solo su costo, sino la falta de rendición de cuentas. Hasta hoy, ningún responsable político o financiero ha enfrentado consecuencias legales por este proceso.
Además, los contratos de adquisición de deuda siguen clasificados o fragmentados, lo que impide un análisis real del daño.
¿Puede México cerrar esta herida?
Más que una cifra en los balances fiscales, el Fobaproa es una cicatriz en la memoria colectiva. Una advertencia de lo que ocurre cuando las élites económicas y políticas se protegen mutuamente a costa de la ciudadanía.
Reflexión final:
¿Estamos preparados para evitar otro Fobaproa? ¿O simplemente lo llamaremos con otro nombre?