Manolo ‘El del Bombo’, el hincha más icónico de España, falleció a los 76 años. Su legado marcó 10 Mundiales y 40 años de pasión incondicional.
Un adiós que retumba en el alma de La Roja
Manolo ‘El del Bombo’ ha muerto. Así de crudo. Así de inolvidable. El hombre que convirtió un bombo en símbolo nacional se ha despedido a los 76 años. Pero su eco seguirá latiendo en cada grada, en cada gol, en cada Mundial.
El inicio de una leyenda con redoble de fondo
La primera vez que sonó su bombo
Todo comenzó en 1982, en el Mundial de España. Manuel Cáceres Artesero, nacido en San Carlos del Valle, decidió llevar su bombo al estadio durante un partido contra Chipre. Nadie imaginaba que ese gesto simple se convertiría en historia viva del fútbol.
Con su camiseta de La Roja y su inseparable instrumento, Manolo empezó a escribir una narrativa única: la del hincha que no faltaba nunca, que alentaba incluso en la derrota, que viajaba sin pedir nada a cambio.
De Mestalla al mundo
Aunque fue hincha del Valencia CF, su devoción por la Selección Española lo llevó a cruzar fronteras. Participó en 10 Copas del Mundo: desde España 1982 hasta Rusia 2018. Su ausencia en Qatar 2022, por falta de apoyo de la Federación, marcó un quiebre en una historia que parecía eterna.
“Siempre nos acompañó en las buenas y en las malas”, escribió la cuenta oficial de la Selección Española en X (antes Twitter).
10 Mundiales, una sola pasión
El bombo como emblema
Durante más de cuatro décadas, el bombo de Manolo fue parte del once titular emocional de La Roja. No importaban las condiciones del país, el resultado del partido o el estado del clima. Ahí estaba él, alentando sin descanso.
El bombo no era solo ruido. Era identidad. Era una llamada a la unidad, un latido colectivo. En un deporte que muchas veces divide, Manolo logró unir.
El último retumbar
El 23 de marzo de 2024, en el estadio de Mestalla, se vio por última vez a Manolo alentando en un encuentro entre España y Países Bajos. El partido se definió en penales, y ganó España. Una despedida digna para un guerrero de las gradas.
Una vida dedicada a La Roja y a la afición
Un símbolo del hincha auténtico
Manolo no era un influencer, ni un famoso tradicional. Era algo más raro y más valioso: un apasionado sin dobleces. Viajó miles de kilómetros, costeó viajes con ahorros y donaciones, y en muchos momentos fue respaldado por la Federación.
Pero nunca lo hizo por fama. Lo hizo porque sentía que era su misión. Ser el corazón que no deja de latir, aunque el equipo pierda.
Del anonimato a la cultura pop
Su imagen trascendió las gradas. Fue parte de programas, entrevistas, documentales. Aparecía en cada plano general de los estadios. No había partido sin su bombo. No había España sin Manolo.
¿Por qué Manolo se volvió inmortal?
Tres razones por las que su legado vivirá
- Constancia inquebrantable: No falló durante más de 40 años a las convocatorias de La Roja.
 - Símbolo de unidad: Su figura representaba al hincha común, sin banderas políticas ni regionalismos.
 - Pasión genuina: Nunca cobró por apoyar. Su retribución era el orgullo de ver a España en la cancha.
 
La despedida que conmovió a un país
El anuncio de su muerte provocó una oleada de mensajes en redes sociales. Jugadores, periodistas, y miles de fans compartieron fotos, anécdotas, y videos.
“Sabemos que seguirás haciendo retumbar nuestros corazones”, escribió la Selección Española.
Una frase que resume el impacto emocional de este aficionado sin igual.
¿Y ahora quién tocará el bombo?
La pregunta flota en el aire. ¿Habrá otro Manolo? ¿Alguien ocupará su lugar? Tal vez no. Las leyendas no se reemplazan. Se recuerdan. Se honran.
Cada vez que la Selección juegue, habrá un eco. Un retumbar invisible que saldrá de las gradas y subirá al cielo. Y allá, seguramente, Manolo golpeará su bombo con el mismo entusiasmo de siempre.
El hincha que fue más grande que el fútbol
Manolo ‘El del Bombo’ no fue un simple aficionado. Fue una institución, un ritual, un sonido que se volvió símbolo nacional.
En tiempos de fútbol negocio, de influencers sin historia y de aficiones polarizadas, su figura es un recordatorio de lo que significa amar sin condiciones.Tal vez haya otros bombos. Pero Manolo solo hubo uno.




