Gran Premio de Hungría 2025: el clásico de la Fórmula 1 que desafió la Guerra Fría y se reinventa

Descubre la fascinante historia del Gran Premio de Hungría en Fórmula 1. Un clásico que desafió la Guerra Fría y se reinventa con una gran inversión.

AL MOMENTO

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En la encrucijada del siglo XX, el Gran Premio de Hungría de 1986 emergió como un hito transformador, tendiendo un puente de asfalto sobre la Guerra Fría. Esta audaz incursión, orquestada por Bernie Ecclestone en un país con “comunismo goulash”, fue un éxito rotundo. Desde su debut, el Hungaroring se ha consolidado como un clásico ininterrumpido en el calendario de la Fórmula 1, un testimonio de resiliencia y adaptación.

El Gran Premio de Hungría: un puente de asfalto sobre la Guerra Fría

El Gran Premio de Hungría de 1986 trascendió la mera competición; fue una audaz incursión en territorio inexplorado, un puente de asfalto tendido sobre las turbulentas aguas de la Guerra Fría. La decisión de llevar el pináculo del automovilismo mundial a un país alineado con el bloque soviético fue una maniobra maestra de Bernie Ecclestone, entonces el supremo de la Fórmula 1, quien vislumbró en Hungría una oportunidad única para la expansión global del deporte.

La elección de Hungría no fue casual. A mediados de la década de 1980, el país, a pesar de su pertenencia al Pacto de Varsovia, ya operaba con una mentalidad económica y social que se desviaba del estricto modelo comunista. En muchos aspectos, funcionaba como una nación más “capitalista”. Esta particularidad, conocida como el “comunismo goulash”, creó un entorno lo suficientemente flexible y pragmático como para acoger una empresa de la magnitud y el simbolismo de la Fórmula 1. Así, en 1985, se dio luz verde a la construcción de un circuito permanente en la localidad de Mogyoród, a tan solo 20 kilómetros al norte de la vibrante capital, Budapest.

El evento inaugural, celebrado en agosto de 1986, fue un éxito rotundo y un fenómeno cultural. Cerca de 200.000 espectadores, muchos de ellos provenientes de países vecinos del bloque del Este, acudieron en masa para presenciar un espectáculo que hasta entonces solo habían podido imaginar a través de transmisiones lejanas. La imagen de los monoplazas de Fórmula 1 rugiendo por primera vez más allá del Telón de Acero fue un poderoso símbolo de apertura y un presagio de los cambios que barrerían Europa en los años venideros.

Este origen único no es meramente una anécdota histórica; es el pilar sobre el que se ha construido la identidad resiliente y el estatus de clásico del Gran Premio de Hungría. A diferencia de otros circuitos que han entrado y salido del calendario, el Hungaroring nació de una necesidad mutua: la Fórmula 1 buscaba nuevos horizontes y Hungría anhelaba una ventana a Occidente. Esta simbiosis inicial forjó una relación de lealtad inusualmente fuerte y duradera, explicando su presencia ininterrumpida en el campeonato desde aquel histórico 1986, un logro que pocos Grandes Premios pueden igualar.

Historia y legado: un circuito con raíces profundas y evolución constante

El nacimiento del Hungaroring: velocidad y pragmatismo

Aunque la era moderna del automovilismo húngaro comenzó en 1986, las raíces de la pasión por la velocidad en el país son más profundas. Medio siglo antes, en 1936, se celebró un Gran Premio en un circuito trazado en el Népliget, un gran parque cerca del corazón de Budapest. Aquel evento atrajo a los gigantes de la época: equipos legendarios como Alfa Romeo, Mercedes-Benz y Auto Union enviaron sus bólidos, y la victoria fue para el legendario piloto italiano Tazio Nuvolari al volante de un Alfa Romeo. Sin embargo, el ascenso de las tensiones políticas y la inminencia de la Segunda Guerra Mundial pusieron un abrupto fin a las competiciones automovilísticas en el país durante más de cincuenta años.

El renacimiento llegó con el acuerdo para albergar la Fórmula 1. La construcción del Hungaroring fue un proyecto de una ambición y velocidad asombrosas. Las obras comenzaron el 1 de octubre de 1985 y, en un plazo récord de apenas ocho meses, el circuito estaba terminado y listo para su debut en agosto de 1986. Este ritmo frenético no estuvo exento de desafíos. Durante la construcción, los ingenieros se toparon con un manantial subterráneo imprevisto, lo que obligó a un rediseño sobre la marcha de una sección del trazado que originalmente incluía una doble ese, la cual tuvo que ser eliminada. Este episodio temprano revela un rasgo fundamental del ADN del circuito: el pragmatismo y la capacidad de adaptación.

Adaptación y consolidación: del comunismo goulash a un clásico ininterrumpido

Esta mentalidad orientada a resultados se ha manifestado a lo largo de su historia. El circuito no es una reliquia estática; ha evolucionado para mantener su relevancia. Conscientes de las críticas sobre la dificultad para adelantar, los organizadores llevaron a cabo una modificación significativa en 2003, alargando la recta principal para crear una zona de frenada más clara y, por tanto, más oportunidades de adelantamiento. Esta misma filosofía de adaptación proactiva es la que impulsa el masivo proyecto de renovación que comenzó en 2024, diseñado para alinear las instalaciones con los estándares más modernos de la Fórmula 1.

A lo largo de casi cuatro décadas, el Gran Premio de Hungría se ha consolidado como una cita fija y querida en el calendario, estratégicamente ubicada en el corazón del verano europeo. Su popularidad trasciende las fronteras húngaras, atrayendo a miles de aficionados de países vecinos y creando uno de los ambientes más vibrantes de toda la temporada. A pesar de la creciente competencia de nuevos y extravagantes circuitos en mercados emergentes, Hungría ha logrado no solo sobrevivir, sino prosperar, asegurando su participación en la categoría con contratos a largo plazo que garantizan su futuro. Su historia es un testimonio de cómo un proyecto audaz, construido con pragmatismo y adaptado con inteligencia, puede convertirse en una parte indispensable del tejido de la Fórmula 1.

El panteón del Hungaroring: donde nacen las leyendas y los nuevos talentos

El Hungaroring, con su naturaleza técnica y exigente, ha sido el escenario donde las leyendas han forjado su dominio y donde nuevos héroes han anunciado su llegada al estrellato. Es un circuito que no perdona errores y que recompensa la precisión, creando un panteón de ganadores muy particular.

Reyes del trazado: Hamilton, Schumacher y Senna

En la cima de este panteón se encuentra Lewis Hamilton, el indiscutible “Rey de Hungaroring”. Con un récord de ocho victorias, el piloto británico ha demostrado una afinidad casi sobrenatural con el trazado húngaro, triunfando en diferentes eras, con diferentes reglamentos y con dos constructores distintos (McLaren y Mercedes). Su dominio es tal que ha ganado en este circuito más veces que en cualquier otro, a excepción de su Gran Premio local en Silverstone. Tras él, se sitúan otras leyendas del deporte: Michael Schumacher, con cuatro victorias memorables que incluyen demostraciones de genialidad estratégica, y el mítico Ayrton Senna, con tres triunfos en la era turbo y de los motores V12.

Entre los constructores, el éxito ha estado históricamente ligado a equipos con chasis excepcionales, capaces de generar un alto nivel de agarre aerodinámico y mecánico. McLaren lidera la tabla con 12 victorias, un testimonio de su excelencia en ingeniería a lo largo de las décadas, culminando con su más reciente triunfo en 2024. Le siguen de cerca Williams y Ferrari, ambos con siete victorias, demostrando que el éxito en Hungría es un indicador claro de un paquete de coche bien equilibrado.Tabla 1: Palmarés del Gran Premio de Hungría (Pilotos con Más Victorias)

PilotoN.º de VictoriasAños
Lewis Hamilton82007, 2009, 2012, 2013, 2016, 2018, 2019, 2020
Michael Schumacher41994, 1998, 2001, 2004
Ayrton Senna31988, 1991, 1992
Nelson Piquet21986, 1987
Damon Hill21993, 1995
Jacques Villeneuve21996, 1997
Mika Häkkinen21999, 2000
Jenson Button22006, 2011
Sebastian Vettel22015, 2017
Max Verstappen22022, 2023
Fuente:  

Tabla 2: Palmarés del Gran Premio de Hungría (Constructores con Más Victorias)

ConstructorN.º de VictoriasAños
McLaren121988, 1991, 1992, 1999, 2000, 2005, 2007, 2008, 2009, 2011, 2012, 2024
Williams71986, 1987, 1990, 1993, 1995, 1996, 1997
Ferrari71989, 1998, 2001, 2002, 2004, 2015, 2017
Mercedes52013, 2016, 2018, 2019, 2020
Red Bull42010, 2014, 2022, 2023

Consagradores de talento: las primeras victorias en Hungría

Más allá de los dominadores, el Hungaroring se ha ganado una reputación especial como un “consagrador de talentos”. La recurrencia de primeras victorias en este circuito no es una coincidencia. La naturaleza del trazado, que minimiza la importancia de la potencia pura del motor y magnifica la del agarre aerodinámico y mecánico, actúa como un “ecualizador técnico”. Este fenómeno crea un entorno en el que un chasis superior o un piloto en un estado de gracia sublime pueden superar a coches teóricamente más potentes. Esto abre una ventana de oportunidad para que equipos de la zona media de la parrilla o talentos emergentes brillen por encima de la fuerza bruta del motor.

Esta característica del circuito explica la notable lista de pilotos que han subido a lo más alto del podio por primera vez en Hungría:

  • Damon Hill lo hizo en 1993 con Williams.
  • Fernando Alonso se convirtió en 2003 en el ganador más joven de la historia de la F1 en ese momento, logrando su primera victoria con Renault.
  • Jenson Button consiguió su ansiado primer triunfo en una carrera caótica bajo la lluvia en 2006, saliendo desde la 14ª posición.
  • Heikki Kovalainen se benefició de un problema de motor de Felipe Massa en 2008 para llevarse su única victoria en F1.
  • Más recientemente, Esteban Ocon capitalizó el caos de la primera vuelta en 2021 para darle a Alpine una victoria inesperada.
  • La tradición continuó en 2024, cuando Oscar Piastri se unió a este prestigioso club, logrando su primera victoria en un Gran Premio con McLaren.

El circuito no solo produce primeras victorias; su diseño fomenta activamente las condiciones para que estas ocurran.

Momentos inolvidables y controversias: el drama en el Danubio

El Gran Premio de Hungría, a pesar de su reputación de ser un circuito donde los adelantamientos son escasos, ha sido el escenario de algunas de las carreras más dramáticas, estratégicamente brillantes y controvertidas de la historia moderna de la Fórmula 1. La propia dificultad para adelantar en pista se convierte en un catalizador para el drama, forzando a los equipos a buscar la gloria a través de la audacia estratégica, la brillantez del piloto o, en ocasiones, la confrontación directa.

  • La hazaña de Hill (1997): Posiblemente el momento más agridulce en la historia del circuito. Damon Hill, campeón del mundo reinante pero ahora en el modesto equipo Arrows, realizó una de las actuaciones más extraordinarias de su carrera. Calificó tercero y superó al Ferrari de Michael Schumacher para liderar la mayor parte de la carrera. El mundo del motor contuvo la respiración, anticipando una de las mayores sorpresas de la historia. Sin embargo, a solo tres vueltas del final, un fallo hidráulico en su coche lo ralentizó drásticamente. De manera agónica, fue superado por Jacques Villeneuve en la última vuelta, arrastrando su coche averiado hasta un desgarrador segundo puesto. La victoria se le escapó por un suspiro, pero la gesta de Hill con el Arrows sigue siendo legendaria.
  • La genialidad de Schumacher (1998): Un año después, el circuito fue testigo de una clase magistral de estrategia y pilotaje. Michael Schumacher y Ferrari se enfrentaban a los dominantes McLaren de Mika Häkkinen y David Coulthard. Incapaz de superarlos en pista, el estratega de Ferrari, Ross Brawn, tomó una decisión audaz: cambiar a una estrategia de tres paradas en boxes, mucho más arriesgada. La clave era que Schumacher debía pilotar una serie de vueltas al ritmo de clasificación con el coche ligero de combustible para abrir la brecha necesaria. El alemán respondió al llamado de manera impecable, encadenando vueltas rápidas y ejecutando la estrategia a la perfección para arrebatarles una victoria que parecía imposible. Fue un triunfo de la mente tanto como de la máquina.
  • La lluvia y los maestros (2006): Una carrera caótica bajo la lluvia que lo tuvo todo. Jenson Button, saliendo desde la 14ª posición en la parrilla tras una penalización, demostró su legendaria habilidad en mojado. Mientras los contendientes al título, Fernando Alonso y Michael Schumacher, cometían errores o sufrían problemas, Button pilotó de forma impecable con su Honda, abriéndose paso a través del pelotón. La carrera también fue testigo de un épico duelo entre Alonso y Schumacher, con el español realizando un adelantamiento magistral sobre el alemán. Al final, Button se alzó con su primera y muy merecida victoria en la Fórmula 1, un momento de pura emoción para el piloto británico y su equipo.
  • “Spygate” en Hungría (2007): El circuito se convirtió en el epicentro de una de las rivalidades internas más explosivas de la F1. La relación entre los compañeros de equipo en McLaren, Fernando Alonso y Lewis Hamilton, alcanzó su punto de ebullición durante la clasificación. En la fase final, Hamilton desobedeció una orden de equipo para dejar pasar a Alonso. En represalia, durante la parada en boxes para cambiar neumáticos, Alonso permaneció detenido en su cajón durante 20 segundos, bloqueando deliberadamente a Hamilton e impidiendo que el británico pudiera completar una última vuelta rápida. Aunque Alonso consiguió la pole, los comisarios lo sancionaron despojándolo de su posición, y McLaren fue penalizado sin poder sumar puntos de constructores en la carrera. Fue un momento vergonzoso que expuso la fractura irreparable dentro del equipo.
  • Caos y sorpresas (2021): La carrera de 2021 comenzó con un caos absoluto. Bajo condiciones de pista húmeda, Valtteri Bottas calculó mal su punto de frenada en la primera curva, desencadenando una colisión múltiple que eliminó a varios coches, incluyendo a Sergio Pérez y Lando Norris, y dañó gravemente el Red Bull de Max Verstappen. Tras una bandera roja, Lewis Hamilton fue el único piloto que no entró a boxes para cambiar a neumáticos de seco, protagonizando una imagen icónica al tomar la resalida en solitario en la parrilla. Este desorden inicial abrió la puerta a una de las mayores sorpresas de los últimos años: Esteban Ocon, con su Alpine, tomó el liderato y lo defendió brillantemente de los ataques de Sebastian Vettel durante toda la carrera para conseguir su primera victoria en la Fórmula 1.
  • Tensión en McLaren (2024): La historia reciente también ha aportado su dosis de drama. La carrera de 2024 vio a McLaren conseguir un dominante doblete, pero no sin controversia. Oscar Piastri, que había tomado el liderato en la salida, vio cómo su compañero Lando Norris le superaba gracias a una estrategia de *undercut* en la segunda parada en boxes. La frustración de Piastri fue evidente por la radio del equipo, y aunque Norris finalmente le devolvió la posición en las últimas vueltas para que el australiano lograra su primera victoria, el incidente dejó una palpable tensión interna. La carrera también incluyó un polémico toque entre Lewis Hamilton y Max Verstappen, y se sumó a la anécdota del año anterior, cuando el trofeo de porcelana del ganador se rompió durante la celebración del podio, un momento que se hizo viral.

Análisis técnico del circuito Hungaroring: el “Mónaco sin barreras”

La descripción más célebre y acertada del Hungaroring es la que lo define como “Mónaco sin barreras, pero más estrecho”. Esta frase captura la esencia de un circuito que prioriza la finura técnica sobre la potencia bruta. Es un trazado implacablemente revirado, corto, relativamente lento y, hasta su reasfaltado en 2016, notoriamente bacheado. Su carácter lo convierte en un desafío único en el calendario, un examen riguroso para la habilidad del piloto y la calidad del chasis.

Características generales y evolución del trazado

El Hungaroring es uno de los circuitos más cortos y lentos del campeonato, una característica que define su identidad. Con una longitud de 4.381 kilómetros, la carrera se disputa a 70 vueltas, completando una distancia total de 306.63 kilómetros. Su trazado consta de 14 curvas, de las cuales ocho son a derechas y seis a izquierdas. En términos de velocidad media, solo el circuito urbano de Mónaco es consistentemente más lento, aunque Singapur también compite por ese título.

A pesar de su apariencia plana en televisión, el circuito presenta cambios de elevación significativos que complican la tarea de los pilotos. Hay subidas y bajadas constantes, con la pista descendiendo hacia las curvas 1 y 2, subiendo hacia la curva 6 y luego serpenteando a través de un terreno ondulado. Para intentar mejorar el espectáculo, el circuito cuenta con dos zonas de activación del sistema de reducción de arrastre (DRS): una en la recta principal y otra, mucho más corta, en la bajada entre las curvas 1 y 2. Sin embargo, ambas zonas son alimentadas por un único punto de detección de DRS, situado justo antes de la entrada a la última curva, la 14.

El trazado no ha permanecido inalterado. La modificación más importante se realizó en 2003, cuando la recta principal se alargó en 200 metros. Este cambio, aunque sutil, se hizo con el objetivo explícito de crear una zona de frenada más larga y pronunciada para la curva 1, aumentando así las posibilidades de adelantamiento. Más recientemente, en 2016, todo el circuito fue reasfaltado. La nueva superficie, mucho más oscura y lisa, eliminó los baches históricos pero también alteró las características de agarre y aumentó la absorción de calor, haciendo que las temperaturas de la pista sean aún más críticas.Tabla 3: Especificaciones del Circuito de Hungaroring

CaracterísticaValor
Longitud del Circuito4.381 km
Número de Vueltas70
Distancia de Carrera306.63 km
Número de Curvas14 (8 a derecha, 6 a izquierda)
Récord de Vuelta en Carrera1:16.627 (Lewis Hamilton, Mercedes, 2020)
Zonas de DRS2 (con 1 punto de detección)
Velocidad Máxima Aprox.310-320 km/h (con DRS en la recta principal)

Un desafío técnico incesante: análisis curva por curva

El Hungaroring es una secuencia implacable de desafíos técnicos que exige una concentración absoluta por parte del piloto.

Sector 1: El sector comienza con la recta de meta de 908 metros, la principal y casi única oportunidad clara de adelantamiento del circuito. La frenada para la curva 1, una horquilla cerrada a derechas, es cuesta abajo y sobre una superficie que puede ser bacheada, lo que facilita el bloqueo de los neumáticos delanteros. La salida es crucial para aprovechar la corta recta siguiente, que alberga la segunda zona de DRS. Esta lleva a la curva 2, una curva a izquierdas también en bajada, donde es muy fácil frenar demasiado tarde y comprometer la trazada. La curva 3, una larga y rápida curva a derechas, se toma a fondo en los coches modernos, pero su salida es delicada y cualquier imprecisión afecta la velocidad en la recta que conduce al segundo sector.

Sector 2: Este es el sector más largo y técnicamente más exigente, un laberinto de curvas enlazadas que no da respiro. Comienza con la frenada para la curva 4, una curva muy rápida a izquierdas que pone a prueba el apoyo aerodinámico del tren delantero. Esta curva lleva el nombre no oficial de “Mansell“, ya que el piloto británico perdió una rueda allí en 1987. Le sigue la curva 5, una horquilla larga y lenta a derechas que exige paciencia en el acelerador. El corazón del sector es la chicane de las curvas 6 y 7, una combinación izquierda-derecha de baja velocidad donde la estabilidad en frenada y la tracción son primordiales. Un error aquí arruina el tiempo de vuelta. A partir de ahí, el piloto entra en una sección rítmica de curvas de media y alta velocidad enlazadas: curvas 8, 9, 10 y 11. Encontrar el “*flow*” es vital; el coche debe fluir de una curva a la siguiente, y un error en la curva 8 compromete toda la secuencia hasta la 11. La curva 11, una rápida curva a derechas, lleva el nombre no oficial de “Alesi” por un accidente que sufrió el piloto francés en la clasificación de 1995.

Sector 3: Es el sector más corto, pero no menos crítico. Comienza con la frenada para la curva 12, una horquilla a derechas, seguida inmediatamente por la curva 13, una curva a izquierdas de baja velocidad. La última curva, la curva 14, es una larga curva de 180 grados a derechas que se toma en tercera o cuarta marcha. La salida de esta curva es, posiblemente, la más importante de todo el circuito. Una buena tracción y una salida limpia son absolutamente fundamentales, ya que determinan la velocidad que el coche llevará a lo largo de toda la recta principal, afectando tanto el tiempo por vuelta como las posibilidades de atacar o defenderse en la curva 1.

El arte de la puesta a punto: carga aerodinámica y agarre mecánico

La configuración de un coche de Fórmula 1 para el Hungaroring es un ejercicio de prioridades claras: la carga aerodinámica lo es todo. Los equipos montan sus paquetes aerodinámicos de máxima carga, muy similares a los utilizados en Mónaco, para generar el mayor agarre posible en la interminable sucesión de curvas. La ausencia de rectas largas significa que la penalización en velocidad punta por el aumento de la resistencia al avance (*drag*) es un precio que se paga con gusto a cambio de un mayor rendimiento en curva.

Sin embargo, el desafío va más allá de simplemente añadir alerones. El circuito es una prueba de fuego para el concepto fundamental de un coche de F1: su chasis y su aerodinámica. Al neutralizar en gran medida la ventaja del motor, expone sin piedad las fortalezas y debilidades del diseño del chasis de un equipo. Un coche con un buen equilibrio inherente, que genera carga de manera eficiente y posee un excelente agarre mecánico en las curvas lentas, prosperará aquí. Por el contrario, un coche con desequilibrios aerodinámicos o problemas de tracción sufrirá enormemente. Por esta razón, el rendimiento en Hungría es a menudo un barómetro extremadamente fiable de la calidad intrínseca del chasis de un coche, una verdad que puede quedar enmascarada en circuitos de alta potencia como Monza o Spa, donde un motor superior puede compensar deficiencias del chasis.

La puesta a punto fina se centra en encontrar el equilibrio perfecto. Se necesita un chasis ágil y con una respuesta de dirección muy precisa para navegar las chicanes y las curvas enlazadas del segundo sector. Las suspensiones deben ser lo suficientemente rígidas para soportar las altas cargas laterales en curvas como la 4 y la 11, evitando un balanceo excesivo que desestabilice la plataforma aerodinámica. No obstante, también deben tener la flexibilidad necesaria para absorber los pianos y los cambios de pendiente sin perturbar el coche, especialmente en las zonas de frenada cuesta abajo. El balance de frenos es otro parámetro crítico, que los pilotos ajustan constantemente durante la vuelta para optimizar la frenada en curvas muy diferentes, desde la violenta detención en la curva 1 hasta las frenadas más suaves y en apoyo en el segundo sector.

El factor Pirelli: estrategia de neumáticos y gestión del calor extremo

Si la carga aerodinámica es el rey en Hungaroring, la gestión de los neumáticos es su consejero más cercano. El circuito presenta un desafío formidable para los neumáticos, dominado por un factor principal: el calor extremo. La carrera se celebra tradicionalmente a finales de julio, el pico del verano húngaro. Esta circunstancia, combinada con la ubicación del circuito en una hondonada natural con poco flujo de aire y un asfalto oscuro que absorbe la radiación solar, da como resultado temperaturas de pista que pueden superar fácilmente los 50°C, entre las más altas de toda la temporada.

Este calor implacable, unido a la naturaleza incesante del trazado, que no ofrece rectas largas donde los neumáticos puedan refrigerarse, crea un escenario de pesadilla para la degradación térmica. El sobrecalentamiento es el mayor riesgo, especialmente en el eje trasero, que sufre enormemente al tratar de transmitir la potencia al suelo a la salida de las numerosas curvas lentas. Para magnificar este desafío, Pirelli, el proveedor oficial de neumáticos de la F1, elige deliberadamente su gama de compuestos más blanda para este Gran Premio: el C3 como duro, el C4 como medio y el C5 como blando.

Esta elección puede parecer paradójica: ¿por qué llevar los neumáticos más frágiles a uno de los circuitos más duros térmicamente? La respuesta reside en la ingeniería del espectáculo. Unos compuestos más duros harían que una estrategia de una sola parada fuera la opción obvia y dominante. En un circuito donde adelantar es casi imposible, esto conduciría a carreras procesionales y predecibles. Al introducir los compuestos más blandos, Pirelli fuerza una alta degradación, haciendo que una estrategia de dos o incluso tres paradas sea no solo viable, sino a menudo la más rápida. Esto abre múltiples ventanas estratégicas para que los equipos intenten ganar posiciones a través del *undercut* (parar antes que el rival para aprovechar los neumáticos nuevos) o el *overcut* (parar más tarde esperando que el rival encuentre tráfico), convirtiendo la gestión del neumático y la estrategia de boxes en las claves para la victoria.

Otro factor a considerar es la evolución de la pista. Al ser un circuito que no se utiliza con frecuencia durante el año, la superficie suele estar muy “verde”, polvorienta y con poco agarre al comienzo del fin de semana. Esto puede provocar *graining* (desgaste superficial del neumático que forma pequeñas virutas) en las primeras sesiones de entrenamientos, especialmente con los compuestos más blandos. A medida que los coches ruedan, la pista se va engomando y el agarre mejora considerablemente.

En 2023, el Hungaroring fue el escenario para la prueba de un nuevo formato de clasificación llamado “Alternative Tyre Allocation” (ATA). Este formato reducía el número total de juegos de neumáticos de seco por piloto de 13 a 11 y obligaba a usar un compuesto específico en cada fase de la clasificación: el duro en la Q1, el medio en la Q2 y el blando en la Q3. El objetivo era mejorar la sostenibilidad, pero tuvo un impacto directo en la estrategia, ya que los equipos llegaban a la carrera con una asignación de neumáticos nuevos diferente a la habitual, añadiendo otra capa de complejidad al rompecabezas estratégico.

La era moderna y el futuro del Gran Premio de Hungría

El Gran Premio de Hungría sigue siendo un pilar del campeonato, generando carreras emocionantes y escribiendo nuevos capítulos en su rica historia.

La edición de 2024: drama y récords históricos

La edición de 2024 fue un ejemplo perfecto de cómo el circuito sigue produciendo drama y resultados memorables. La carrera culminó con la primera victoria en un Gran Premio para el joven australiano Oscar Piastri, en un tenso doblete para McLaren que no estuvo exento de controversia por las órdenes de equipo y la estrategia entre compañeros. La carrera también será recordada por el podio número 200 en la carrera de Lewis Hamilton, un hito histórico para el piloto británico, y por un incidente en pista entre el propio Hamilton y Max Verstappen que añadió más picante a la contienda. Para los pilotos de habla hispana, Carlos Sainz finalizó en una sólida sexta posición, mientras que Fernando Alonso cruzó la meta en undécimo lugar, fuera de los puntos.Tabla 4: Resultados Detallados del Gran Premio de Hungría 2024

PosPilotoEquipoVueltasTiempo/DiferenciaPuntos
1O. PiastriMcLaren-Mercedes7025
2L. NorrisMcLaren-Mercedes70+2.14118
3L. HamiltonMercedes70+14.88015
4C. LeclercFerrari70+19.68612
5M. VerstappenRed Bull-Honda RBPT70+21.34910
6C. SainzFerrari70+23.0738
7S. PérezRed Bull-Honda RBPT70+39.7926
8G. RussellMercedes70+42.3685
9Y. TsunodaRB-Honda RBPT70+1:17.2592
10L. StrollAston Martin-Mercedes70+1:17.9761

Una renovación monumental: asegurando el futuro hasta 2032

Mirando hacia el futuro, el Hungaroring está inmerso en la transformación más ambiciosa de su historia. Conscientes de que el legado histórico ya no es suficiente para competir en el mercado global de la Fórmula 1 moderna, los organizadores han emprendido un masivo proyecto de renovación entre 2024 y 2026. Esta inversión no es un simple mantenimiento, sino una maniobra estratégica para defender su lugar en un calendario cada vez más poblado por circuitos ultramodernos en mercados lucrativos como Qatar, Las Vegas y Arabia Saudí. Es la respuesta proactiva de Hungría para elevar su “producto” y asegurar que se mantiene en el calendario no solo por su historia, sino por la excelencia de sus instalaciones.

El proyecto, con un presupuesto que supera los 100 mil millones de florines húngaros, contempla una modernización integral. Las obras incluyen la construcción de un nuevo y moderno edificio principal que albergará 36 garajes para los equipos y 4 garajes técnicos, un centro de control de carrera conforme a los estándares de la FIA, oficinas, y amplias zonas de hospitalidad y VIP, incluyendo una terraza en la azotea. Se está construyendo una nueva tribuna principal totalmente cubierta con capacidad para más de 10.000 espectadores, que también contará con cabinas de comentaristas y una terraza VIP. Además, dos nuevos túneles subterráneos facilitarán el acceso entre el *paddock* y la zona de gradas, mejorando la logística para el personal, los equipos y los invitados.

Aunque la renovación completa está prevista para 2026, algunas partes de las nuevas instalaciones ya estarán operativas de forma transitoria para la carrera de 2025. Esta colosal inversión, respaldada por el gobierno húngaro, tiene como objetivo no solo asegurar el contrato del circuito con la Fórmula 1 hasta 2032, sino también posicionar al Hungaroring como la principal instalación deportiva y de eventos de Hungría, preparada para afrontar las próximas décadas en la élite del automovilismo mundial.

Conclusión: el clásico indiscutible del verano

El Gran Premio de Hungría es una paradoja fascinante. Nació como una anomalía geopolítica, una audaz apuesta que rompió las barreras de la Guerra Fría, y se ha consolidado como un clásico venerado no por su velocidad vertiginosa o sus rectas interminables, sino por su intrincada complejidad técnica. El Hungaroring es la antítesis de los modernos “aeródromos” de la Fórmula 1; es un circuito de la vieja escuela, un laberinto que exige el máximo del piloto y de la máquina en un baile incesante de curvas y contravolantes.

Su identidad, encapsulada en la frase “Mónaco sin muros”, reafirma su estatus como un examen de pura habilidad. Aquí, la potencia del motor da un paso atrás y cede el protagonismo a la finura del pilotaje, a la excelencia del chasis y a la brillantez de la estrategia. Es un escenario que históricamente ha nivelado el campo de juego, permitiendo que el talento brille y produciendo consistentemente carreras memorables, victorias inesperadas y dramas que quedan grabados en la memoria colectiva del deporte.

Frente a la embestida de nuevos y glamurosos Grandes Premios, el Hungaroring podría haberse convertido en una reliquia. Sin embargo, ha demostrado una y otra vez la misma capacidad de adaptación pragmática que caracterizó su nacimiento. Con una ambiciosa renovación en marcha para modernizar sus instalaciones y elevarlas a los más altos estándares mundiales, el circuito no se conforma con vivir de su pasado. Está invirtiendo activamente en su futuro.

Por todo ello, el Gran Premio de Hungría mantiene su estatus como un evento indispensable en el calendario. Es la combinación única de una historia pionera, un desafío técnico inmutable que cataliza el drama, y una proactiva visión de futuro lo que asegura que, año tras año, el clásico del verano europeo siga siendo uno de los fines de semana más esperados y respetados de la temporada de Fórmula 1.

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