La plancha del Zócalo capitalino se transformó en un teatro al aire libre para honrar el legado de Juan Gabriel. Miles de asistentes se congregaron el 9 de noviembre de 2025 para revivir la proyección del histórico concierto que El Divo de Juárez ofreció en 1990 junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Fue un fervor colectivo y una reafirmación de que la Juan Gabriel Zócalo es sinónimo de identidad.
La plancha capitalina se llena de nostalgia y fervor
Miles de personas se dieron cita en el corazón de la capital para presenciar, a través de una proyección al aire libre, el emblemático concierto que Juan Gabriel ofreció en 1990 en el Palacio de Bellas Artes. Este evento, donde estuvo acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional de México, marcó un antes y un después en la historia de la música popular mexicana.
Los miles de asistentes se reunieron para corear nuevamente himnos fundamentales del repertorio del artista. Entre las canciones que resonaron en el Centro Histórico, dejando que la nostalgia y el fervor colectivo inundaran el ambiente, destacaron:
- ‘Amor eterno’
- ‘Querida’
- ‘La diferencia’
La imagen del público ondeando pañuelos y cantando a una sola voz rindió homenaje a un legado que se mantiene completamente vigente a pesar del paso del tiempo. Para muchos fans, el evento trascendió el simple recuerdo; fue un momento de reivindicación de la música popular.
El hito cultural que rompió barreras
El concierto original de 1990 no estuvo exento de polémica. En su momento, ciertos sectores culturales expresaron su oposición a que la música popular ocupara un recinto tradicionalmente reservado de manera casi exclusiva para géneros como la ópera, la música clásica y la danza.
No obstante, la presentación se llevó a cabo, superando las críticas y ahora se guarda como un “tesoro histórico”. Aquella actuación confirmó que un artista nacido en Parácuaro, Michoacán, podía conquistar los escenarios más elevados del país sin perder su identidad popular.
La proyección de este memorable concierto no solo recordó la actuación de 1990, sino que evocó el valor simbólico de cruzar barreras culturales y abrir espacios para que todas las voces puedan brillar en el ámbito de la cultura nacional. Fue una noche para reafirmar que la música popular también pertenece a los recintos de la gran cultura.
La vigencia de un legado generacional
La emoción de los asistentes atestiguó la profunda conexión que el Divo de Juárez mantiene con el público mexicano.
Astrid, de 46 años de edad, explicó la dimensión del artista al ser consultada: “Juan Gabriel es orgullo nacional. Su música es parte de la identidad mexicana”. Ella acudió desde las cuatro de la tarde a la plancha del Zócalo de la CDMX con el objetivo específico de escuchar su canción favorita: ‘Querida’.
Otro de los asistentes, Alberto, quien llegó al evento junto a su familia, compartió cómo la música de Juan Gabriel ha trascendido generaciones: “Mi mamá los escuchaba y ahora yo se los cantó a mis hijos”.
Con ese ánimo de continuidad cultural, el Zócalo se convirtió nuevamente en la casa de Juan Gabriel. Décadas después, aquel hito de 1990 sigue vivo en cada aplauso y en el coro unánime que llenó el Centro Histórico.




