La publicación del libro Tragos amargos de Lupillo Rivera ha revivido una de las polémicas más mediáticas del espectáculo. En una reciente emisión de El minuto que cambió mi destino, Gustavo Adolfo Infante leyó extractos que detallan la supuesta relación de Lupillo Rivera Belinda libro, desatando una ola de indignación y fuertes comentarios en redes sociales.
Las confesiones explícitas leídas por Gustavo Adolfo Infante
La controversia se centra en la aparición de Lupillo Rivera como invitado en el programa El minuto que cambió mi destino. Durante el segmento, el periodista de espectáculos Gustavo Adolfo Infante procedió a leer varios fragmentos de la autobiografía del cantante, titulada Tragos amargos.
El libro no solo aborda gran parte de la vida privada del hermano de Jenni Rivera, sino que incluye detalles de relaciones sentimentales, específicamente la que supuestamente sostuvo con la estrella pop Belinda, una relación que ella nunca confirmó. Es importante recordar que las declaraciones previas sobre el tema han llevado a que Belinda lo demandara por dichas afirmaciones.
El inicio del supuesto romance y la ‘cámara escondida’
Gustavo Adolfo Infante inició la discusión sobre Belinda explicando un capítulo donde Rivera relata su incredulidad inicial ante el interés de la actriz. El cantante creía estar en una “cámara escondida” cuando la artista comenzaba a mostrarle interés y señales de que “quería con él”. Rivera citó textualmente el momento en su libro:
> “Pues es que tú no entiendes que me gustas y que esto y aquello. Y ya, yo dije sí es cierto, dame un beso y zas. Ahí dije no hay cámaras”.
La ambigüedad sobre los detalles íntimos en ‘Tragos amargos’
Ante la exposición de estos pasajes, el periodista cuestionó a Lupillo Rivera si los detalles incluidos en la autobiografía no habían sido demasiado explícitos. Rivera ofreció una defensa de la ambigüedad de su relato:
> “Nadie sabe si dormimos en el mismo cuarto o no. Cada quien toma las cosas como las lee y cada quien piensa las cosas como las quiere pensar, y eso define mucho a la persona que lo está pensando o divulgando; hay gente que con la palabra íntima se brinca a las posiciones y todo el rollo, y pudo haber sido una cena o plática íntima, cosas de este aspecto”.
A pesar de esta aclaración, Gustavo Adolfo Infante leyó un fragmento en el que el cantante hizo referencia explícita a “la primera vez” que hizo el amor con Belinda. Aunque Lupillo Rivera no quiso ahondar en estos detalles al ser cuestionado sobre si fue tan “maravilloso” como lo relató en su libro, indicó que prefiere dejar el resto a la imaginación de los lectores.
El origen del tatuaje y la negativa de Belinda
Otro punto clave en la entrevista fue la polémica que rodea el famoso tatuaje del rostro de Belinda que Rivera se hizo. Ante los rumores de que la cantante obliga a sus parejas a realizarse tatuajes sobre ella, el intérprete de regional mexicano fue categórico.
Rivera aseguró que Belinda nunca se lo pidió. Su decisión fue enteramente personal y consensuada en su momento: “Nunca nos obligamos a nada; todo lo hacíamos porque quería”.
Según su testimonio, la idea surgió luego de que un fan le mostró un tatuaje. Esto detonó en Rivera la siguiente reflexión:
> “Después empecé a pensar yo: ¿Por qué no me puedo tatuar yo la cara de ella? Conozco muchos amigos que se tatuaron a Marilyn Monroe y nunca la conocieron. Dije yo, me voy a tatuar su cara”.
Incluso, Lupillo Rivera detalló que, cuando tomó la decisión y se la comunicó a Belinda, ella le pidió que no lo hiciera. Sin embargo, él se mantuvo firme en su decisión. Precisó que le solicitó fotografías a la cantante para el tatuaje, advirtiéndole que si no se las enviaba, él utilizaría unas que ya tenía seleccionadas; “curiosamente”, una de ellas era la que la propia actriz le había enviado.
La reacción fulminante en redes sociales
Una vez que estas declaraciones se hicieron virales, las críticas hacia el músico y coach de La voz se dispararon en las plataformas digitales, lamentando que el cantante hiciera pública la vida privada de Belinda. Los comentarios se enfocaron en calificar su acción como una falta de códigos de honor.
Los comentarios de los usuarios incluyeron duras afirmaciones como:
- “Que poco hombre.”
- “Un caballero no divulga intimidad.”
- “Belinda con este hombre así cayó muy bajo.”
- “Cuidado, tienes dos hijas, un hombre no debe tener memoria.”
- “Tipos tan corrientes.”
- “Lupillo, los hombres que son hombres no tienen memoria y son mudos porque usted nació de una mujer y recuerde que tiene hijos.”
- “Que ya la supere.”
El debate sobre la ética en las autobiografías de figuras públicas, especialmente cuando se exponen detalles íntimos de terceros sin su consentimiento, pone a Lupillo Rivera en el ojo del huracán. ¿Es la búsqueda de la verdad narrativa justificable cuando implica romper el código de silencio que históricamente se le exige a “un caballero” en el ámbito privado?
