Huracanes y sus categorías: La verdad tras escala Saffir-Simpson

Entiende clasificación huracanes por escala Saffir-Simpson. Descubre daños por categoría, limitaciones y debate sobre categoría 6. Información clave para entender la amenaza.

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Para entender la magnitud de la amenaza de un huracán, es clave conocer cómo nacen. Los huracanes no aparecen de la nada; son ciclones tropicales que se intensifican sobre aguas cálidas. Su clasificación depende de la velocidad de sus vientos, avanzando por etapas que indican un daño creciente.

El nacimiento de un ciclón tropical

Un ciclón tropical es un sistema de tormentas que gira con un centro de baja presión y vientos cerrados. Todos los huracanes son ciclones tropicales, pero no todos los ciclones tropicales alcanzan fuerza de huracán. La intensidad está marcada por la velocidad máxima sostenida del viento.

Depresión tropical: el inicio organizado

La primera fase organizada es la depresión tropical. El sistema tiene una circulación ciclónica definida, pero los vientos sostenidos no superan los 62 km/h (38 mph). En esta etapa, el daño potencial es mínimo y localizado, limitándose a lluvias e inundaciones menores. Los vientos no amenazan estructuras permanentes. Los sistemas reciben un número para seguimiento, pero no un nombre propio.

Tormenta tropical: la señal de alerta

Si una depresión tropical se fortalece y sus vientos alcanzan entre 63 y 118 km/h (39 a 73 mph), se convierte en tormenta tropical. Este es un punto crítico. El sistema recibe un nombre de la lista predeterminada. Este nombramiento es una clara señal de comunicación de riesgo para alertar a autoridades y público.

Aunque los daños son “mínimos” en la escala general, son notablemente mayores que en la depresión. Los vientos pueden afectar vegetación, derribar ramas y causar inundaciones en carreteras costeras por lluvia y marejada ligera. Pasa de interés científico a amenaza real, activando protocolos de preparación. La población debe empezar a tomar precauciones serias.

La escala Saffir-Simpson: midiendo la furia del viento

Cuando un ciclón tropical supera los 118 km/h, se clasifica como huracán usando la Escala de Vientos de Huracanes Saffir-Simpson (SSHWS). Desarrollada entre 1969 y 1971 por Herbert Saffir y Robert Simpson, director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) en ese momento, se implementó a principios de la década de 1970. Se usa para comunicar el riesgo y los daños potenciales.

La versión moderna de la escala se basa en un único parámetro: la velocidad máxima sostenida del viento. Se mide como el promedio en un minuto a 10 metros de altura. Es el indicador más fiable del potencial de daño por viento.

La escala actual es una versión simplificada. Las versiones iniciales incluían presión barométrica y marejada ciclónica. La presión se usaba como indicador indirecto del viento. Sin embargo, la marejada ciclónica depende de muchos factores locales, no solo del viento, generando confusión. Huracanes como Ike (2008) y Katrina (2005) mostraron que categorías de viento menores podían tener marejadas catastróficas.

Para evitar esta ambigüedad, en 2010 se simplificó la escala, dejando solo el viento. La categoría ahora representa exclusivamente el peligro del viento. La comunicación de otros peligros (marejada, lluvia) se trasladó a pronósticos separados.

Impacto por categoría: daños proyectados

La escala divide los huracanes en cinco categorías. Cada categoría representa un gran aumento en el potencial destructivo. El daño se multiplica aproximadamente por cuatro con cada categoría.

Tabla resumen de la Escala Saffir-Simpson y daños:

Categoría 1: 119–153 km/h (74–95 mph). Daños Mínimos.

Categoría 2: 154–177 km/h (96–110 mph). Daños Moderados.

Categoría 3: 178–208 km/h (111–129 mph). Daños Devastadores.

Categoría 4: 209–251 km/h (130–156 mph). Daños Catastróficos.

Categoría 5: ≥ 252 km/h (≥ 157 mph). Daños Catastróficos.

Huracán Categoría 1: vientos peligrosos

Vientos sostenidos de 119 a 153 km/h. Descritos como “muy peligrosos”, causan daños significativos.

Infraestructura: Daños no estructurales en casas bien construidas: techos (tejas), revestimientos, canalones. Casas móviles no ancladas sufren daños mayores. Letreros y muelles menores. El mayor impacto es la red eléctrica, con daños extensos a líneas y postes, causando apagones de “algunos a varios días”. Esto genera impacto socioeconómico.

Naturaleza: Rompe ramas grandes, derriba árboles de raíces superficiales. Escombros se vuelven proyectiles. Inundaciones en carreteras costeras, erosión menor de playas. Marejada típica de 1.2 a 1.5 metros.

Huracán Categoría 2: vientos extremadamente peligrosos

Vientos sostenidos de 154 a 177 km/h. Calificados como “extremadamente peligrosos”, causan daños “extensos”.

Infraestructura: Daño “mayor” o “cuantioso” en techos y revestimientos de casas bien construidas. Destrucción parcial de puertas y ventanas. Casas móviles sufren daños considerables o son destruidas. Pérdida de energía “casi total”. Apagones de “varios días hasta semanas”.

Naturaleza: Quiebra o arranca de raíz “muchos árboles de raíces poco profundas”. Árboles caídos bloquean numerosas carreteras. Rutas de evacuación costeras pueden cortarse 2 a 4 horas antes del ojo. La marejada aumenta a 1.8 a 2.4 metros.

Huracanes mayores (categorías 3-5): el umbral de la destrucción

El término “huracán mayor” se aplica a categorías 3 o superiores, con vientos de 178 km/h o más. Este umbral marca un cambio de daño moderado a devastador y catastrófico. El daño potencial no es lineal; el salto de Categoría 2 a 3 es mucho mayor.

Cruzar este umbral significa pasar de “daños y disrupciones” a “destrucción y desplazamiento”. Categorías 1 y 2 implican reparaciones y apagones, pero la estructura social permanece. A partir de Categoría 3, hay fallo estructural, destrucción de viviendas, colapso de servicios y desplazamiento a largo plazo. Un huracán mayor puede requerir reconstrucción total.

Huracán Categoría 3: daños devastadores

Vientos de 178-208 km/h. Introduce el fallo estructural generalizado.

Infraestructura: Casas bien construidas sufren “daños mayores”, incluyendo remoción de la cubierta del techo y los hastiales. La integridad estructural se compromete. Casas móviles son típicamente “destruidas”. Servicios esenciales colapsan: electricidad y agua potable interrumpidos por “varios días o semanas”. Pérdida simultánea crea crisis humanitaria.

Naturaleza: Muchos árboles, incluso grandes, son quebrados o arrancados, exacerbando el bloqueo de carreteras. Marejada de 3 a 4 metros, causando “amplia destrucción” de edificaciones costeras e inundando zonas del litoral.

Huracán Categoría 4: daños catastróficos

Vientos de 209-251 km/h. El daño se vuelve “catastrófico”.

Infraestructura: Fallo estructural generalizado. Casas bien construidas sufren “daños severos con la pérdida de la mayor parte de la estructura del techo y/o algunas paredes exteriores”. Colapso parcial de techos y muros. Infraestructura de soporte colapsa. Mayoría de postes de electricidad derribados. Áreas residenciales aísladas por completo. Apagones de “semanas a posiblemente meses”. Área “inhabitable durante semanas o meses”, forzando desplazamiento masivo.

Naturaleza: Destrucción casi total. “La mayoría de los árboles serán quebrados o arrancados de raíz”. Vegetación “arrasada”. Erosión severa de playas. Marejada de 4 a 5.5 metros, inundando hasta 10 kilómetros tierra adentro, requiriendo evacuaciones masivas.

Huracán Categoría 5: destrucción total

Vientos de 252 km/h o más. La categoría más alta, representa el escenario más destructivo por viento. Daño “catastrófico” y absoluto.

Infraestructura: “Un alto porcentaje de casas de buena estructura quedarán destruidas, con falla total del techo y colapso de paredes”. Construcciones ligeras son levantadas y arrastradas, volviéndose proyectiles. Infraestructura tan destruida que la situación es “caótica”. Aislamiento total por escombros y destrucción de puentes. Cortes de energía y agua durarán meses. “La mayor parte del área será inhabitable durante semanas o meses”, requiriendo reconstrucción total.

Naturaleza: Paisaje irreconocible. Vegetación “totalmente arrasada”, árboles arrancados de raíz. Erosión total de playas. Marejada superando 5.5 metros, penetrando cientos de metros tierra adentro, arrasando todo y redibujando la costa.

Las limitaciones de la escala Saffir-Simpson: más allá del viento

La escala Saffir-Simpson es útil para el peligro del viento, pero no cuenta toda la historia. Es unidimensional, basada solo en el viento, y no contempla otros peligros mortales: marejada ciclónica, lluvia e inundaciones, y tornados.

Esta omisión crea una “brecha de percepción” de riesgo. La gente tiende a enfocarse en el número de la categoría, subestimando otros peligros. La historia reciente muestra ejemplos trágicos:

Katrina (2005): Categoría 3 al tocar tierra, pero su tamaño causó marejada catastrófica (equivalente a Categoría 5 en zonas), superando diques y causando la mayor devastación y pérdida de más de 1,300 vidas.

Ike (2008): Categoría 2 al tocar tierra, pero su enorme campo de vientos produjo una marejada masiva y devastadora. La designación de Categoría 2 pudo hacer que muchos subestimaran el riesgo y no evacuaran.

Harvey (2017): Categoría 4 al tocar tierra, pero su principal daño fue por lluvia sin precedentes al estancarse sobre Texas, causando inundaciones catastróficas. La mayoría de sus daños ($125 mil millones) fueron por agua.

  • Sandy (2012): Apenas Categoría 1 al impactar. Su tamaño extraordinario y fusión con otro sistema generó una marejada masiva que causó daños por más de $70 mil millones, principalmente por inundaciones.

Estos ejemplos demuestran que la categoría es solo parte del riesgo. Un huracán de categoría “baja” puede ser letal por lluvia o marejada. Comunicar activamente todos los peligros es crucial para evitar futuras catástrofes y superar la brecha de percepción de la escala simplificada.

El futuro: ¿una categoría 6 y la intensificación?

El debate sobre la escala Saffir-Simpson surge al observar tormentas de intensidad sin precedentes. La Categoría 5 no tiene límite superior definido. Se han registrado ciclones con vientos que superan ampliamente los 252 km/h. Algunos científicos proponen una Categoría 6 para clasificar estas tormentas “hiperintensas”, sugiriendo un umbral de 307 km/h (191 mph).

Este debate no es solo académico; está ligado a la intensificación de ciclones más fuertes en un clima cambiante y al aumento de la “intensificación rápida”. La intensificación rápida (vientos aumentan al menos 56 km/h en 24 horas) es peligrosa porque dificulta pronósticos y reduce tiempo de preparación.

La discusión sobre una Categoría 6 indica que los extremos climáticos del pasado pueden no ser una guía para el futuro. Códigos de construcción y planificación se basan en datos históricos. Tormentas que exceden los límites históricos sugieren que el “peor escenario” considerado podría ser insuficiente.

Reconocer formalmente una Categoría 6 forzaría a reevaluar la resiliencia de infraestructura y la planificación urbana. Obligaría a confrontar si hogares, redes eléctricas, hospitales y rutas de evacuación están diseñados para una furia antes considerada improbable. La respuesta, en muchas zonas costeras, sería negativa. El debate sobre la Categoría 6 es sobre reconocer el cambio climático, el aumento de riesgos y la necesidad de inversiones y una nueva forma de pensar para proteger generaciones futuras. ¿Estamos preparados para la próxima tormenta que rebase los límites actuales?

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