75% de hogares españoles sin hijos, un mínimo histórico

El 75% de hogares españoles no tiene hijos, mínimo histórico. La baja natalidad reconfigura España: retos sociales, económicos y familiares. Datos de Eurostat y causas clave.

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El 75% de los hogares en España ya no tiene hijos, marcando un mínimo histórico. Este hecho, relevante en el Día Mundial de la Población, subraya cómo la caída de la natalidad y el envejecimiento redefinen la estructura social, económica y familiar en el país. La situación anticipa una serie de retos complejos.

El 75% de los hogares sin hijos

La caída de la natalidad y el envejecimiento de la población están redefiniendo la estructura social, económica y familiar en España. En el Día Mundial de la Población, celebrado este viernes 11 de julio, se constata un hecho: el 75% de los hogares españoles ya no tienen hijos.

Este dato marca un mínimo histórico y anticipa una serie de retos para el país. La situación se agrava por el descenso sostenido de los nacimientos y sus consecuencias en el sistema de bienestar, empleo y mercado inmobiliario.

Comparación europea

En 2024, solo el 25% de las casas en España cuenta con al menos un hijo menor de 18 años, según datos del Eurostat. Esto refleja una caída de cinco puntos respecto a hace una década, cuando el 30% de los hogares tenían hijos.

La media en Europa se sitúa en torno al 24%. Sin embargo, algunos países europeos muestran tasas aún más bajas:

  • Finlandia (18%)
  • Lituania (20%)
  • Alemania (20%)
  • Países Bajos (22%)

Solo países como Eslovenia, Irlanda, Chipre o República Checa superan el 25%.

El número total de hogares ha aumentado en España, de 18,3 millones en 2014 a 19,5 millones en 2024. Este crecimiento ha sido impulsado por los hogares sin niños. En cambio, los hogares con niños han disminuido un 8% en este periodo.

Actualmente, se estima que menos de 5 millones de hogares tienen hijos.

Cambio en la estructura familiar

De los hogares con hijos en España, más de la mitad (2,6 millones) tienen solo uno. El 35% (1,7 millones) tienen dos. Un 11% restante (aproximadamente medio millón) tienen tres o más.

La composición familiar experimenta una transformación. Los hogares unipersonales representan el 29% del total, frente al 25% de hace 10 años.

Los hogares de parejas sin hijos alcanzan el 21%. Aquellos formados por dos o más adultos no emparejados representan ya el 25%.

Isabel Rodríguez afirmó: “Para que España avance hacen falta viviendas dignas y asequibles”.

Causas y consecuencias

Entre las causas, están las condiciones del mercado laboral y de la vivienda, además de un cambio de prioridades personales y profesionales. Las familias cada vez más pequeñas (monoparentales, sin hijos o unipersonales) modificarán las dinámicas de oferta y demanda, sumado a una población cada vez más envejecida.

Entre las consecuencias, la actual y futura población ocupada verá afectada la sostenibilidad del estado de bienestar y el sistema de pensiones. Las generaciones futuras serán más reducidas y la población envejece, lo que aumentará la carga económica y la edad de jubilación.

Descenso histórico de la natalidad

Desde 2008 hasta 2023, España ha registrado una de las mayores caídas en la natalidad de la UE, con una reducción del 38% en el número de nacimientos. Solo superado por Letonia (41%) y Grecia (40%).

Hoy, el país registra unos 300.000 nacimientos al año, la mitad de los alumbramientos de los años 70. Aunque la inmigración ha ayudado a estabilizar el número de mujeres en edad fértil, la fecundidad en estas poblaciones también ha disminuido.

Impacto regional

A nivel local, en muchas comunidades españolas la disminución de nacimientos supera el 45%. Cantabria es líder en Europa con un descenso del 49% de la natalidad entre 2008 y 2023.

La gran mayoría de las CC. AA. en España desciende su natalidad en un 45%.

Un fenómeno global

Aunque los efectos de la baja natalidad son más evidentes en Europa, la situación no es exclusiva. La caída en Latinoamérica, África subsahariana, norte de África y Oriente Próximo altera dinámicas migratorias, lo que puede ralentizar una economía más desarrollada en dichos países.

Esta caída sin frenos en la natalidad y el cambio demográfico plantean interrogantes sobre el futuro de la sociedad y el estado de bienestar. ¿Cómo abordará España y Europa estos desafíos?

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