Desde el día lunes, miles de camiones quedaron varados en las autopistas de Jalisco, Guanajuato y Michoacán. Mientras productores agrarios negociaban el precio del maíz, se desató una crisis humanitaria y de seguridad en los tramos bloqueados. Testimonios revelan extorsiones del crimen organizado y una especulación de precios que puso el costo de un vaso de agua simple en $50 pesos. Este análisis profundiza en los costos invisibles de los bloqueos en Jalisco, que ya superan los dos días.
La negociación del Bajío y la demanda campesina
El origen de este caos vial se encuentra en un diálogo entre los productores agrarios de la zona del Bajío, que incluye a Jalisco, Guanajuato y Michoacán, y las autoridades. Los campesinos exigen un ajuste en el precio por tonelada de sus productos, lo que los llevó a manifestarse con bloqueos en al menos diez carreteras y autopistas de la entidad.
Aunque se alcanzó un acuerdo provisional, la tensión no ha cedido por completo:
- Acuerdo alcanzado: 7,000 pesos por tonelada de maíz.
- Solicitud inicial: La cifra acordada está 200 pesos por debajo de la solicitud original de los campesinos.
Mientras este diálogo avanzaba, las consecuencias en las carreteras de Jalisco y Guanajuato escalaban a niveles críticos.
Comida a precios extremos y la doble moral del desabasto
Conductores atrapados en el bloqueo de Ocotlán relataron las vivencias de las primeras 48 horas. Gabriel, quien quedó varado volviendo de Guadalajara y buscando llegar a la Ciudad de México, notó la interrupción del tránsito al mediodía del lunes.
La especulación en Ocotlán
Al inicio, Gabriel se encontraba cerca de un local comercial Oxxo, lo que facilitó el acceso a suministros básicos y sanitarios. Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando los suministros se agotaron:
- Para la mañana siguiente, el agua y la comida en la tienda se habían terminado, pues muchos conductores caminaron kilómetros para abastecerse.
- Ante la escasez, habitantes de las casas a pie de carretera comenzaron a vender productos a precios exorbitantes.
- Un vaso de agua simple se ofrecía a 50 pesos.
- Una hamburguesa, solo con carne y pan, se vendía en 100 pesos.
Solidaridad entre el caos
A pesar de la especulación, la narrativa de los transportistas también incluyó actos de solidaridad. En otras zonas, conductores varados encontraron apoyo entre los habitantes, quienes les regalaron tortas, frutas y agua. Además, aquellos transportistas que llevaban alimentos decidieron repartirlos entre sus colegas antes de que se pudrieran.
La sombra del crimen organizado y las amenazas directas
La situación de desamparo en las carreteras se agravó por la intervención de grupos del crimen organizado, que vieron en los conductores varados una oportunidad de extorsión.
Gabriel se enteró, a través de la comunicación en grupos de redes sociales, de lo que sucedía más atrás de su ubicación:
- Integrantes del crimen organizado se acercaron a los conductores varados para extorsionarlos.
- La amenaza era que, si no entregaban sus viáticos y objetos de valor, les harían “algo peor”.
Tensión con los agricultores
La tensión no fue solo con actores externos, sino también con los mismos productores que generaban el bloqueo. Gabriel también relató momentos de alta fricción:
- Mientras los transportistas padecían hambre y sed, algunos habitantes locales pasaban en motocicleta para comprar suministros.
- Varios traileros, frustrados por la situación, decidieron mover sus tractores y bloquear por completo la carretera, forzando un cese total del movimiento.
- Gustavo, patrón de Gabriel, reveló la lógica detrás de esta acción: “Básicamente un ‘nos chingamos todos’”.
Las amenazas no cesaron. La tensión sigue creciendo donde los tramos carreteros no se han liberado. “Ya hay amenazas de los agricultores hacia los transportistas, que si siguen molestando les van a empezar a quemar camiones. Está canijo”, sentenció Gustavo. Las páginas de Facebook, como Autobuseros y traileros Unidos Por La 57, han servido para compartir experiencias, avisar de problemas y coordinar cuidados mutuos.
El agotamiento en La Piedad: sin comida ni atención médica
Aunque algunos transportistas lograron superar el bloqueo inicial en Ocotlán, la crisis se trasladó. Según Gustavo, los camiones están ahora atorados en La Piedad, un punto que ya pertenece al estado de Guanajuato.
La situación actual es crítica:
- Los conductores están “en la nada”, sin comida, agua o suministros.
- Han comenzado a haber personas enfermas entre los mismos transportistas.
- En las páginas de camiones ya hay solicitudes urgentes de atención médica y ambulancias para sacar a los choferes que se sienten mal tras más de dos días atorados.
La Piedad se ha convertido en una zona de alto riesgo, donde los conductores se sienten solos, sin apoyo y expuestos a la extorsión en medio de la carretera despoblada.




