Informes de inteligencia occidentales han encendido las alarmas: Rusia estaría desarrollando una nueva y letal arma antisatélite Starlink. Esta tecnología, que opera bajo el principio de “efecto de área”, amenaza con desatar una crisis de escombros espaciales que podría paralizar la órbita terrestre baja, afectando incluso a la Estación Espacial Internacional.
Rusia desarrolla un arma de “efecto de área” para neutralizar la red de Elon Musk
Rusia está inmersa en el desarrollo de una nueva arma antisatélite diseñada específicamente para atacar los satélites Starlink, la red operada por el multimillonario estadounidense Elon Musk. Esta información fue reportada por Associated Press (AP) el 22 de diciembre, citando hallazgos de inteligencia.
Los reportes, provenientes de los servicios de inteligencia de dos países anónimos miembros de la OTAN, afirman que el sistema en desarrollo se basaría en la denominada tecnología de “efecto de área”. El arma se enfocaría en impactar la constelación que, según las agencias occidentales, ha desempeñado un papel significativo en el apoyo a Ucrania en el campo de batalla.
El mecanismo de ataque es alarmante por su escala:
- El arma dispersaría cientos de miles de objetos esféricos densos en las trayectorias orbitales de Starlink.
- Este enfoque permitiría inutilizar varios satélites de la constelación de manera simultánea.
- Los funcionarios de inteligencia describen el riesgo de la operación como “daños colaterales catastróficos” para otros sistemas espaciales que operan en la misma región orbital.
Consecuencias catastróficas y el riesgo de los escombros espaciales
Los satélites Starlink operan en la órbita terrestre baja (LEO), a una altitud aproximada de 550 kilómetros. Sin embargo, los funcionarios de inteligencia advierten que los escombros generados por un ataque de esta naturaleza podrían extenderse considerablemente más allá de esas órbitas.
Las implicaciones son graves para la infraestructura orbital internacional, ya que los expertos señalan el riesgo inminente para las estaciones espaciales:
- Tanto la Estación Espacial Internacional (EEI) como la estación espacial china Tiangong operan a altitudes orbitales más bajas.
- La evaluación citada por AP concluye que “ambos estarían en riesgo” si los fragmentos se dispersaran por las trayectorias orbitales cercanas.
Expertos citados en el informe detallan que, tras un ataque, los perdigones y fragmentos liberados por los satélites dañados continuarían cayendo hacia la Tierra. En su trayectoria, estos escombros podrían impactar o desestabilizar otros sistemas orbitales en el camino.
La militarización espacial: S-500 y nuevas tecnologías de sigilo
Las agencias de inteligencia occidentales consideran que el propósito central de esta posible operación rusa es la erosión de las ventajas tecnológicas occidentales en el espacio. Las autoridades rusas han advertido repetidamente que los satélites comerciales utilizados para asistir a las fuerzas armadas ucranianas podrían ser considerados objetivos legítimos, indicando su disposición a extender el alcance de la guerra a la órbita.
Esta amenaza se suma a otros desarrollos militares espaciales de Rusia. En diciembre, el país también anunció el despliegue de su sistema de misiles terrestres S-500, el cual afirma que es capaz de atacar objetivos en órbita baja.
Una nueva capacidad destructiva en comparación con 2021
Según los hallazgos de inteligencia resumidos por AP, el sistema propuesto de “efecto de área” difiere del misil que Rusia probó en 2021. En aquella ocasión, el misil destruyó un satélite obsoleto de la Guerra Fría y generó una peligrosa nube de escombros.
El informe destaca una capacidad mucho mayor en el nuevo armamento: “A diferencia de esa prueba de misiles, la nueva arma en desarrollo estaría diseñada para impactar simultáneamente múltiples satélites Starlink, potencialmente liberando proyectiles desde formaciones de satélites pequeños que aún no se han lanzado”.
El general de brigada Christopher Horner, quien comanda la unidad espacial militar de Canadá, declaró a AP que tal capacidad de ataque “no puede descartarse”. Su advertencia se alinea con declaraciones previas de Estados Unidos que habían señalado que Moscú ha estado explorando armas nucleares espaciales de naturaleza indiscriminada.
Adicionalmente, un alto funcionario de la Fuerza Espacial de Estados Unidos mencionó que anteriormente surgieron informes sobre China y Rusia probando activamente tecnologías de sigilo, diseñadas para dificultar la detección de sus satélites con radar y sensores ópticos. Esto indica que la vigilancia espacial se está transformando cada vez más en un juego de ocultación en lugar de confrontación.
El desarrollo de un arma antisatélite Starlink tan destructiva y con riesgo de daños colaterales masivos demuestra que el espacio exterior ha dejado de ser un territorio neutral, confirmando la entrada de Europa en una nueva era de militarización espacial tras la aprobación por parte de la ESA del primer programa de defensa el 28 de noviembre de 2025. Si los informes de inteligencia se confirman, ¿está la comunidad internacional preparada para gestionar el caos orbital y la escalada de la guerra que esta nueva capacidad destructiva podría desencadenar?
