El 27 de marzo, mientras el país amanecía con otra noticia más sobre detenciones vinculadas al narco, algo inusual rompió la narrativa: el rostro de un joven delgado, rubio y de mirada penetrante se viralizó. No por sus crímenes, sino por su físico. Así nació el narcotwink, una etiqueta que combina crimen, deseo y estética en pleno siglo XXI.
El fenómeno narcotwink: ¿quién es Gabriel “N”?
Detención en Sinaloa y los cargos en su contra
Gabriel “N”, de 25 años, fue detenido en Sinaloa por fuerzas federales mexicanas a solicitud del gobierno de Estados Unidos, particularmente del estado de Wyoming. Se le acusa de:
- Posesión de armas de fuego
- Asociación delictuosa
- Tráfico de drogas
Las autoridades mexicanas confirmaron que el operativo fue conjunto entre la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar) y la Fiscalía General de la República (FGR).
El detalle que desvió la atención
Lo que parecía un operativo más en el marco de la cooperación binacional contra el crimen organizado se transformó en tendencia. ¿La razón? Las fotografías difundidas de Gabriel “N”. Su apariencia encajaba con una estética poco común en los perfiles públicos del narco: tez clara, cuerpo delgado, rasgos andróginos y cabello rubio.
¿Qué es un twink y por qué se volvió parte del titular?
Definición del término y su origen LGBT+
El término twink proviene de la jerga dentro de la comunidad LGBT+. Se refiere comúnmente a:
- Hombres jóvenes
- De complexión delgada
- Sin vello corporal visible
- Con facciones suaves, a veces andróginas
- Generalmente blancos o de rasgos caucásicos
En plataformas como Grindr, OnlyFans y en la industria del entretenimiento para adultos, esta figura ha cobrado relevancia como símbolo estético y sexual.
Una estética idealizada (y excluyente)
El twink no solo representa un cuerpo, sino un ideal. Según análisis socioculturales, esta figura impone estándares que refuerzan:
- Blanquitud como rasgo dominante
- Juventud y delgadez como símbolos de belleza
- Feminización sutil dentro de cánones masculinos
Aunque es una categoría nacida en espacios marginados, reproduce dinámicas de exclusión hacia cuerpos racializados, afeminados, gordos o mayores.
La estetización del crimen: cuando el narco se vuelve “atractivo”
¿Por qué el público reacciona así ante criminales?
Este no es un fenómeno nuevo. La reacción ante el narcotwink recuerda a lo vivido tras la primera captura de Ovidio Guzmán, alias El Ratón, en 2019. En aquel entonces, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán fue apodado:
- El Narco Guapo
- Chapo Junior
- El Chapito Papacito
Y los memes no se hicieron esperar. Lo mismo ocurrió con otros líderes del crimen organizado como:
- Edgar Valdez Villarreal (La Barbie), cuyo apodo ya reflejaba una estetización
- Alfredo Beltrán Leyva, apodado “El Mochomo”, cuya imagen también fue comentada por su “porte”
Narcotráfico y redes sociales: la nueva narrativa visual
En plataformas como X (antes Twitter), TikTok, Instagram y Facebook, los delincuentes de alto perfil reciben un tratamiento dual:
- Como figuras peligrosas, en reportes y comunicados
- Como íconos visuales, en memes, edits y videos musicalizados
Este tratamiento desactiva el sentido de alarma social y refuerza la espectacularización del crimen.
El “efecto Ovidio”: la romantización narco en la cultura pop
De capo a personaje “hot”
Tras el fallido operativo de captura en octubre de 2019, Ovidio Guzmán no solo se convirtió en noticia, sino en objeto de deseo. En redes sociales se viralizaron frases como:
“¡Que me detenga Ovidio!”
“Ese sí es mi patrón 😍”
“¿Narco o no, quién le dice que no a esa carita?”
Consecuencias culturales de este fenómeno
Expertos como Rossana Reguillo, investigadora en cultura y violencia, afirman que:
“La narcocultura no es sólo música o televisión. Es una forma de construcción simbólica donde el poder y el atractivo físico se fusionan, legitimando la violencia”.
Así, estos personajes dejan de ser percibidos únicamente como criminales. Son representaciones sociales cargadas de erotismo, poder, riqueza y rebeldía.
Narcocultura 3.0: la mutación de los símbolos criminales
De “buchones” a “twinks”
Durante décadas, la imagen del narco mexicano estuvo asociada a:
- Sombreros Stetson
- Pantalones de mezclilla con hebilla grande
- Botas de piel exótica
- Cadena de oro al cuello
- Camisas estampadas y camionetas blindadas
Sin embargo, con casos como el del narcotwink, se asoma un nuevo arquetipo: la hibridación del delincuente con la estética digital contemporánea, en un entorno hipervisual y juvenil.
Narcotráfico como marca aspiracional
Ya no se trata solo de controlar territorios o rutas. El narco moderno también lucha por controlar:
- Narrativas
- Estéticas
- Presencia en plataformas digitales
La figura del narcotwink podría marcar un punto de inflexión en esa narrativa. Un nuevo código visual en la guerra simbólica del crimen organizado.
Redes sociales: ¿culpables o reflejo de la sociedad?
Reacciones divididas
Aunque muchas publicaciones replicaban el apodo y celebraban la estética de Gabriel “N”, también surgieron críticas desde colectivos LGBT+ y académicos:
- “No romantices al narco solo porque es guapo”
- “No es un twink, es un criminal”
- “¿Dónde queda la memoria de las víctimas?”
¿Qué dice esto sobre México?
México vive una paradoja narrativa. Mientras se reportan miles de desaparecidos y ejecutados por el narco, la sociedad también genera:
- Fan fiction sobre capos
- Listas de “narcos más guapos”
- Videos de TikTok con música romántica sobre sicarios
Una grieta emocional que revela la desensibilización colectiva frente a la violencia.
Análisis de expertos: entre la criminología y el deseo
La imagen como herramienta de poder
Para la criminóloga Marcela Lagarde, este fenómeno no es superficial:
“El cuerpo del criminal también es usado como herramienta de influencia. Las imágenes circulan para crear percepción. Si el capo es joven, guapo y rebelde, conecta con audiencias que ya desconfían del Estado.”
La masculinidad narco en transformación
Tradicionalmente, la masculinidad narco era hipermasculina, ruda, agresiva. Pero con el narcotwink, surge una estética nueva: la masculinidad suave pero peligrosa. Una figura que no grita, pero impone.
¿Y los medios? El rol en la amplificación del fenómeno
Sensacionalismo o enfoque crítico
Muchos medios replicaron el término narcotwink sin mayor análisis, usando encabezados como:
- “Gabriel ‘N’: el narco que parece modelo”
- “El twink del narco: belleza y crimen en Sinaloa”
Otros, en cambio, decidieron profundizar en:
- El impacto cultural del término
- La banalización de la violencia
- El uso de estética en la narrativa criminal
Periodismo responsable en la era de los virales
El reto para el periodismo es claro: no ceder a la estética del click fácil, sin renunciar a la audiencia. La clave está en:
- Aportar contexto
- Consultar voces expertas
- Entrelazar la forma con el fondo
Cuando la belleza esconde violencia
El caso del narcotwink no es anecdótico ni superficial. Es una puerta hacia la comprensión de cómo la estética puede desactivar la alarma social frente a la criminalidad. La imagen de Gabriel “N” no debe distraernos del trasfondo: el crimen organizado sigue operando, ahora también en el plano simbólico y digital.
¿Estamos listos como sociedad para enfrentar esta nueva dimensión de la narcocultura?