En un giro inesperado al debate histórico nacional, la Presidenta Claudia Sheinbaum planteó el reconocimiento oficial a Malintzin, o la Malinche. Al confrontar la narrativa que la señala como la traidora responsable de la caída de México Tenochtitlán, la mandataria usó su plataforma para impulsar el “Malintzin reconocimiento” como un acto de justicia histórica y una discusión sobre el machismo.
El debate histórico sobre la traición y el machismo
La Presidenta Claudia Sheinbaum, desde Palacio Nacional, propuso el reconocimiento oficial de la figura histórica de Malintzin, conocida popularmente como la Malinche. Esta propuesta, realizada durante la conferencia matutina (La Mañanera) del 28 de noviembre, busca transformar la narrativa que tradicionalmente la ha condenado como la traidora causante de la caída de México Tenochtitlán a manos de los españoles.
La mandataria señaló que la visión histórica sobre la figura de Malintzin está intrínsecamente ligada a un debate más profundo sobre la identidad y el machismo en el país. El enfoque de Sheinbaum se centró en despojar a la figura de la carga negativa impuesta históricamente.
Malintzin: traductora en circunstancias particulares
Sheinbaum enfatizó que el rol de Malintzin debe ser reevaluado bajo una luz contemporánea, distanciándose de la carga peyorativa. La titular del Ejecutivo argumentó que la discusión sobre la supuesta traición debe ser enfocada como un análisis sobre la estructura de género de la época.
En este contexto, la Presidenta invitó a la reflexión sobre la obra seminal de la identidad mexicana, El laberinto de la Soledad, y la propia mexicanidad:
- “Discutir a Malintzin es una discusión sobre el machismo, sobre la supuesta traición y una mujer en circunstancias particulares se convierte en una traductora, a la luz de hoy revisemos el laberinto de la Soledad y revisemos la mexicanidad”, sostuvo.
La defensa de la figura histórica se centró en sus capacidades lingüísticas, asegurando que ella poseía la habilidad de hablar varias lenguas, incluyendo el castellano. Según la mandataria, esta habilidad le permitió fungir como intérprete crucial: “Esta mujer por tener la capacidad de hablar varias lenguas y hablar el castellano, tuvo la capacidad de traducir.”
Un punto fundamental en el argumento presidencial para el Malintzin reconocimiento fue la condición social de la mujer en aquella época: “Más allá de analizar a Malintzin, lo que no puede ser es no reconocer a esa mujer en las condiciones que vivió, era una esclava”.
Reivindicación de la mujer indígena
La propuesta de reconocimiento trascendió el ámbito histórico para vincularse directamente con la agenda actual de la discriminación que enfrentan los pueblos originarios, especialmente las mujeres. Sheinbaum subrayó que las mujeres indígenas son uno de los grupos más vulnerables de la sociedad mexicana:
- “Las mujeres indígenas son quizá las más discriminadas entre hombres y mujeres”, afirmó.
El reconocimiento de Malintzin forma parte de una reivindicación más amplia de su papel en la construcción de la nación. Sheinbaum destacó el papel fundamental de las mujeres indígenas en la preservación cultural:
- Las mujeres indígenas son la raíz de México.
- No habría lengua originaria sin las mujeres.
- México no sería lo que es sin los pueblos originarios, que han construido lo que llamamos México.
- “Hay muchas mujeres indígenas que hay que reivindicar, de las civilizaciones de antes y de ahora, el sólo hecho de cuidar a tu familia en un pueblo originario tiene que ser reconocido”, concluyó la Presidenta.
El planteamiento de la Presidenta de debatir el “Malintzin reconocimiento” abre la puerta a una revisión profunda de los mitos fundacionales de México y plantea una pregunta obligada para el círculo rojo y la sociedad en general: ¿Estamos listos para desmantelar la carga histórica de traición y asumir el rol de las mujeres indígenas como pilar de nuestra identidad, más allá de la versión oficial?




