Ante la oleada de escándalos que han golpeado la credibilidad del recinto legislativo, la presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López Rabadán, ha alzado la voz. La conformación del crucial Comité de Ética de la Cámara de Diputados es más que un requisito reglamentario; es la llave para frenar la impunidad de conductas reprobables.
La inacción frente a los escándalos legislativos
La presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Kenia López Rabadán, una de las voces más prominentes del Partido Acción Nacional (PAN), ha expuesto públicamente la necesidad imperante de que el órgano legislativo se dote de mecanismos internos eficaces para responder a la reciente ola de controversias y escándalos que involucran a sus miembros.
En entrevista con medios de comunicación, la panista fue enfática: para sancionar a los legisladores, quienes “últimamente se han visto envueltos en escándalos”, conforme al reglamento interno, es un requisito necesario constituir el Comité de Ética.
El candado de la Jucopo y el acuerdo parlamentario
La Mesa Directiva, presidida por López Rabadán, tiene limitado su margen de acción, pues la integración de este crucial cuerpo sancionador no depende únicamente de su voluntad. La diputada puntualizó la ruta institucional que debe seguirse:
- Integración: La conformación del Comité de Ética es competencia directa de la Junta de Coordinación Política (Jucopo).
- Mecanismo: Debe realizarse a través de un acuerdo político entre todos los grupos parlamentarios representados en la Cámara.
Funciones y la ruta de la sanción definida
López Rabadán detalló las funciones esenciales que tendría el Comité, más allá de la mera sanción. Las responsabilidades de este grupo son amplias y abarcan a todo el cuerpo legislativo y administrativo:
- Promover y difundir los principios de conducta y deberes éticos entre los diputados.
- Extender esta difusión a sus colaboradores.
- Cubrir también a los Servicios Administrativos y Parlamentarios del órgano legislativo.
Respecto al proceso de aplicación de medidas disciplinarias, la presidenta aclaró el rol de la Mesa Directiva, limitándolo a la fase ejecutiva:
> “La mesa directiva de esta Cámara de Diputados habrá de ejecutar una sanción para algún legislador o legisladora cuando esa sanción sea definida por el Comité de Ética de esta Cámara de Diputados”, aseguró.
Apuntó que esta medida es urgente, toda vez que al no estar constituido, la Cámara se encuentra inhabilitada para actuar con rigor. La falta de este órgano impide analizar los casos de conductas reprobables que se presenten, y mucho menos aplicar las medidas que correspondan.
Responsabilidad, obligación y el debate de fondo
López Rabadán abordó el tema de la responsabilidad individual y colectiva de los legisladores, señalando que la función pública es una obligación y no un favor.
Resaltó que, si bien a su área le toca realizar el descuento nominal a los legisladores que no voten dictámenes, es necesaria la individualización de cada caso, pues: “es que el debate es de fondo” ya que “no estamos haciendo ningún favor, es nuestra obligación y responsabilidad, es por lo que nos pagan las y los mexicanos”.
En este contexto, la legisladora llamó a los diputados a ser responsables de sus actos y actuar en consecuencia para “impactar de manera positiva en la vida de los ciudadanos”.
Agenda legislativa urgente y el fin de las sesiones híbridas
En su intervención, la presidenta también hizo hincapié en la agenda de trabajo que resta a la Cámara de Diputados para el final del año legislativo, lo cual justifica la necesidad de sesiones rigurosas y presenciales.
Insistió en que las sesiones ordinarias –en lo que resta del año– serán únicamente presenciales debido a los temas fundamentales que se discutirán:
- La aprobación del Presupuesto de Egresos 2026.
- La Ley General de Aguas, entre otros ordenamientos importantes.
Sobre la eliminación de las sesiones híbridas en comisiones, explicó que, para que esto suceda, se deberá presentar una iniciativa formal para reformar la normativa interna de esta Cámara, lo que es, finalmente, una “decisión de los legisladores”.
López Rabadán concluyó su llamado con una reflexión sobre el prestigio de la política: “Cada legislador es responsable de sus actos, cada legislador es responsable de sus acciones ante su electorado, ante su propia familia, ante su propio entorno, ante el país. Yo conmino a que prestigiemos la política, a que hagamos política de la buena, a que podamos construir a favor de los ciudadanos”.
La exigencia de López Rabadán subraya una crisis de confianza. Mientras la Jucopo mantenga paralizada la conformación del Comité de Ética, el mensaje para el electorado es claro: los legisladores pueden actuar con impunidad bajo el pretexto de un vacío legal. ¿Hasta qué punto la clase política está dispuesta a prestigiar la política con acciones concretas, y no solo con discursos?

