Claudia Sheinbaum invertirá $12 millones en comunidades indígenas. ¿Qué implica este plan y cómo impactará a los pueblos originarios? Aquí te lo explicamos.
Un giro social en la política nacional
La llegada de Claudia Sheinbaum al poder no sólo representa un cambio de liderazgo, sino un giro en la narrativa gubernamental. Entre las primeras decisiones de su administración, destaca la asignación de 12 millones de pesos a proyectos de fortalecimiento para pueblos originarios, un anuncio que apunta a cerrar brechas históricas de desigualdad.
Este programa, coordinado con la Secretaría de Bienestar, promete transformar la vida de miles de personas que durante décadas han sido invisibilizadas en la agenda pública. Pero… ¿es suficiente este presupuesto? ¿Cómo se implementará? ¿Qué impacto real tendrá?
Vamos a analizarlo.
¿Qué hay detrás de los $12 millones para pueblos originarios?
Más que una cifra, el monto anunciado es un mensaje político: el gobierno entrante quiere posicionar la inclusión como eje de su mandato.
Cuatro pilares clave del programa
De acuerdo con el plan presentado, el presupuesto será distribuido en cuatro ejes de desarrollo:
1. Infraestructura básica
Uno de los reclamos históricos de las comunidades indígenas ha sido el abandono en términos de conectividad y servicios básicos. Por ello, el primer eje contempla:
- Rehabilitación de caminos rurales.
- Acceso a agua potable y electrificación.
- Mejoras en sistemas de drenaje.
Este componente es clave para reducir el aislamiento de zonas que, hasta hoy, siguen incomunicadas.
2. Salud y educación intercultural
La apuesta no es solo por más escuelas y clínicas, sino por una visión intercultural que respete las lenguas y cosmovisiones indígenas:
- Becas educativas bilingües.
- Formación de promotores de salud indígena.
- Rehabilitación de centros médicos con enfoque comunitario.
3. Economía local y sustentabilidad
Se buscará potenciar la economía desde una lógica endógena y sustentable, con apoyos directos a:
- Proyectos agroecológicos.
- Talleres artesanales comunitarios.
- Turismo rural y experiencias culturales.
4. Rescate y preservación cultural
Una de las apuestas más simbólicas del plan es el fortalecimiento de la identidad cultural de los pueblos originarios:
- Documentación y enseñanza de lenguas indígenas.
- Festivales tradicionales y ceremonias comunitarias.
- Fortalecimiento de normas de gobierno propio.
¿Qué comunidades serán beneficiadas?
En su etapa inicial, el programa llegará a 25 comunidades indígenas distribuidas en cinco estados con alta presencia de pueblos originarios:
- Oaxaca
- Chiapas
- Guerrero
- Puebla
- Estado de México
Diversidad lingüística y cultural
Entre las comunidades prioritarias se encuentran pueblos náhuatl, tzeltal, mixe y amuzgo, que representan una diversidad cultural invaluable pero también altos niveles de marginación.
Cada comunidad será responsable de definir sus prioridades mediante asambleas locales, una metodología que busca empoderar la toma de decisiones desde abajo.
¿Un acto de justicia histórica o una medida simbólica?
El contexto histórico de exclusión
Los pueblos originarios han sido sistemáticamente excluidos del modelo de desarrollo mexicano. De acuerdo con el CONEVAL, 7 de cada 10 personas indígenas viven en situación de pobreza, y muchas comunidades enfrentan carencias simultáneas en salud, educación, servicios y derechos civiles.
Por eso, la asignación de recursos, aunque limitada, marca un reconocimiento institucional a esa deuda.
Comparación presupuestaria
Pese a las intenciones, el monto anunciado —12 millones de pesos— representa apenas una fracción del gasto federal. Por ponerlo en perspectiva:
- El presupuesto del Tren Maya supera los 130 mil millones de pesos.
- Los recursos destinados a pensiones del Bienestar son de 465 mil millones de pesos para 2025.
Esto plantea una pregunta inevitable: ¿es esta inversión una política estructural o un gesto político?
¿Cómo se garantizará la transparencia?
Uno de los desafíos más relevantes del plan será la ejecución y vigilancia del gasto. Para evitar intermediarios y posibles actos de corrupción, el gobierno implementará:
- Comités comunitarios de vigilancia.
- Transparencia de proyectos mediante plataformas digitales.
- Supervisión mixta entre autoridades locales y representantes indígenas.
Esta estrategia busca revertir prácticas clientelares del pasado y construir una nueva relación entre Estado y pueblos originarios.
¿Qué dice la sociedad civil?
Organizaciones indígenas y defensores de derechos humanos han recibido con cautela el anuncio. Si bien valoran la intención, advierten que:
- Se requiere un enfoque plurianual, no solo una asignación única.
- Los proyectos deben respetar la autonomía y no imponer modelos externos.
- La inversión debe ir acompañada de reformas legales y reconocimiento de derechos colectivos.
¿Qué viene después? Claves para el seguimiento
Cronograma de implementación
El plan comenzará su aplicación en el segundo semestre de 2025, una vez concluidos los procesos de consulta comunitaria y definición de proyectos. Las prioridades serán determinadas en asambleas y las obras iniciarán a finales de ese año.
Posible expansión del programa
Dependiendo del éxito inicial, el gobierno plantea ampliar la cobertura en 2026, incorporando comunidades en otros estados como Veracruz, Hidalgo, Michoacán y Yucatán.
¿Inicio de un nuevo pacto o política de imagen?
Claudia Sheinbaum ha dejado claro que su visión de gobierno incluye una dimensión de justicia social. Esta inversión es una señal en esa dirección. Sin embargo, el verdadero impacto se medirá en el largo plazo, y dependerá de factores como:
- La constancia presupuestaria.
- La transparencia y participación comunitaria.
- El respeto a la autodeterminación indígena.
Lo que está en juego no es sólo una inversión económica, sino la posibilidad de redefinir la relación histórica entre el Estado mexicano y sus pueblos originarios.