Un revés diplomático que sacude la seguridad
Una visa revocada. Un cuestionamiento público. Un silencio diplomático. En el centro de esta tormenta política está la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, quien se vio privada de su visa estadounidense, y con ello, se encendieron las alarmas en el tablero de la seguridad nacional.
La defensa pública de Claudia Sheinbaum
En su habitual conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum no dudó en responder ante los cuestionamientos que circulan en el ambiente político mexicano.
“¿Y por qué? ¿Qué argumento tienen?”, lanzó Sheinbaum, al referirse a la solicitud de la oposición para excluir a la gobernadora de las mesas de seguridad.
La mandataria dejó claro que la información sobre visas es considerada “privada” por parte de la Embajada de Estados Unidos, lo que limita cualquier explicación oficial sobre el porqué de la medida. “Eso es todo lo que sabemos”, sentenció.
Marina del Pilar bajo fuego cruzado
La gobernadora de Baja California, militante de Morena, enfrenta ahora una doble presión:
- Desde el exterior, con la cancelación de su visa por parte del gobierno estadounidense.
- Desde el interior, con la oposición local que busca vetarla de las reuniones de seguridad.
Este contexto abre interrogantes sobre el trasfondo de la decisión del Departamento de Estado de EE.UU. y sobre la utilización política del incidente.
“La oposición permitió la injerencia”
Sheinbaum no ahorró críticas al bloque opositor:
“La oposición, que entregaron al país y permitieron la injerencia, ahora quieren que la gobernadora no participe en las mesas de seguridad.”
El discurso remite a un pasado reciente donde la narrativa de “injerencia extranjera” ha sido una bandera recurrente del oficialismo.
Un tema privado con implicaciones públicas
Aunque el gobierno estadounidense ha insistido en que la emisión y revocación de visas es un asunto privado, el hecho de que afecte a una figura de primer nivel en el aparato de seguridad fronteriza como lo es una gobernadora, convierte lo privado en una cuestión de interés público.
El debate, entonces, se centra en dos frentes:
- La transparencia diplomática: ¿Debe Estados Unidos ofrecer explicaciones cuando sus decisiones impactan la gobernabilidad en otro país?
- El uso político de las decisiones extranjeras: ¿La oposición está capitalizando esta revocación para debilitar a sus adversarios?
Repercusiones para la seguridad nacional
Marina del Pilar forma parte de las mesas de seguridad estatal, un espacio clave para la coordinación entre el gobierno federal y estatal en una región crítica por su cercanía con Estados Unidos.
Excluirla de ese espacio, según voces del oficialismo, podría:
- Debilitar la coordinación institucional.
- Crear vacíos de poder temporal.
- Ser visto como una concesión política.
La estrategia comunicacional de Sheinbaum
Sheinbaum ha optado por una estrategia discursiva que combina:
- Defensa institucional de sus aliados.
- Crítica directa a la oposición.
- Alineación diplomática al aceptar la postura de la embajada.
Este tríptico le permite sostener un equilibrio político, sin antagonizar directamente con Washington, pero marcando distancia de sus opositores.
¿Un caso aislado o un patrón?
La presidenta fue clara en que no tiene conocimiento si otros gobernadores o funcionarios han sido objeto de la misma medida por parte de Estados Unidos. Sin embargo, la falta de información genera especulaciones sobre si hay una lista no revelada de actores políticos mexicanos observados desde el extranjero.
Entre la soberanía y la sospecha
El caso de Marina del Pilar abre un debate profundo sobre la soberanía, la transparencia diplomática y la instrumentalización política de decisiones externas. En un contexto donde las fronteras entre lo privado y lo público se desdibujan, la pregunta sigue en el aire: ¿qué pasó realmente y a quién conviene este silencio?
