La vida de Claudia dio un vuelco inimaginable tras conocer a un hombre por Facebook a los 21 años, recién separada y dedicada a su hijo. Lo que comenzó como un romance con flores y atenciones, pronto la arrastró a un mundo de adicciones y delitos que la llevó a perderlo todo y a enfrentar una condena de décadas tras las rejas.
Un encuentro que lo cambió todo
Claudia, con solo 21 años, vivía con su madre y cuidaba a su pequeño hijo, de cuatro años, fruto de una relación anterior con la que aún mantenía contacto. Su vida cambió drásticamente cuando conoció a un hombre por Facebook. Aunque él le confesó haber salido recientemente del reclusorio, ella no sintió temor y aceptó conocerlo.
El inicio de una relación compleja
“Me empezó a escribir diario y ya después me convenció de conocernos”, recuerda Claudia en el pódcast “Penitencia” de Saskia Niño de Rivera. A pesar de la confesión sobre su pasado judicial y de que él llegó una hora tarde a su primera cita, Claudia lo esperó. Se emocionó al verlo llegar con flores, un gesto que, según ella, “ni mi esposo lo había hecho”. Esa noche, después de bailar, incluso invitó a su mamá, y a partir de entonces, lo veía a diario. “Empezamos a salir diario, convivía con mi hijo, le compraba todo lo que quería”, relató.
Los primeros indicios y una vida compartida
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Al inicio, él le dijo que trabajaba en una fábrica de aluminio. Sin embargo, con el tiempo, Claudia descubriría que su pareja se dedicaba a robar y que, además, consumía drogas, hábito al que ella también se unió. Paralelamente, él la presentó a su familia y hermanas. Claudia, quien reconoció ser “muy berrinchuda” y querer que las cosas se hicieran a su manera, se aferró a él al ver que costeaba sus gastos y los de su hijo.
El descenso a la adicción y el crimen
A pesar de saber que “la estaba regando”, su adicción a las drogas la hacía cada vez más codependiente. Él se dedicaba a robar a transeúntes y locales. Aunque Claudia nunca robó directamente, sí llegó a ayudarlo. “Cuando no le querían hacer la parada en los camiones me decía que las hiciera”, confesó. En un punto de su dependencia, incluso lo mandaba a robar para conseguir dinero y mantener sus adicciones, así como para comprar comida.
El trágico desenlace: la detención
El fatídico día llegó el 5 de enero de 2021. Él y un cómplice salieron a robar para comprar juguetes para sus hijos en Tultitlán, mientras Claudia los esperaba en el carro. Tras asaltar una combi, subieron al vehículo, pero la combi los emparejó hasta que una patrulla les marcó el alto. A pesar de que la llanta del carro se ponchó, siguieron manejando, chocaron y, al intentar huir a pie, fueron detenidos. Su pareja logró fugarse, aunque después sería arrestado por otro robo.
La condena y la vida tras las rejas
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Claudia fue condenada a 24 años y 6 meses de prisión por robo, sentencia que posteriormente se redujo a 20 años. “Yo sé que participé, pero siento que es demasiado tiempo lo que me dieron”, agregó. El padre de su hijo se hizo cargo del menor, pero lamentablemente falleció hace dos años. Ahora, el niño vive con sus abuelos paternos y, desde hace cuatro meses, Claudia no tiene comunicación con él. “Nadie ha venido más que mi mamá, ni mi papá ni mis hermanos ni mi hijo”, lamentó.
Claudia envió un mensaje a sus padres: “Que tiene aquí a su hija, sigo viva aunque ellos me olviden, no me he muerto”. Reconoce que no ha podido perdonarse por haber dejado a su hijo y haber tomado malas decisiones. Admite haber recaído en las drogas en prisión, pero asegura llevar siete meses “limpia”, con el deseo de ser una mejor persona para su hijo. Su vida en la actualidad es tranquila, y su mensaje más profundo es para su pequeño: “Que me perdone por no estar con él, es lo que más amo en mi vida y sé que fallé como mamá pero sé que puedo ser una buena madre para él”.
