Un hombre de 50 años muere repentinamente por complicaciones de hipertensión no tratada. Su familia queda devastada. Nunca fue al médico. Este patrón se repite miles de veces cada año, y un estudio reciente expone la raíz del problema: los hombres ignoran su salud y el sistema tampoco responde adecuadamente.
Hombres y mujeres: la misma enfermedad, distinto desenlace
Una disparidad global que cuesta vidas
Un reciente estudio publicado en PLOS Medicine reveló que, aunque hombres y mujeres desarrollan enfermedades como hipertensión, diabetes y VIH/SIDA con una frecuencia similar, los hombres mueren más por no recibir atención médica adecuada o a tiempo.
“Las evidencias son claras: las diferencias entre los sexos persisten en casi todos los puntos del camino de la salud”, afirmó Angela Chang, profesora asociada de salud pública en la Universidad del Sur de Dinamarca.
¿Qué está fallando?
- Los hombres acuden menos al médico.
- Reciben menos tratamiento, incluso cuando ya están diagnosticados.
- Se exponen más a factores de riesgo como el tabaquismo.
Según el estudio, la diferencia no radica en la biología únicamente, sino en construcciones sociales de género que influyen en cómo hombres y mujeres enfrentan su salud.
El camino desigual hacia la atención médica
El “camino de la salud”: diagnóstico y abandono
El análisis se basó en bases de datos globales de salud y rastreó a pacientes desde el inicio del riesgo hasta el desenlace final. Este “camino” incluye:
- Exposición al factor de riesgo
- Diagnóstico del problema
- Tratamiento adecuado
- Manejo sostenido
- Resultado final (muerte o recuperación)
En cada etapa, los hombres estaban en desventaja.
“Ese es un primer paso importante hacia la equidad en salud”, explicó Sarah Hawkes, de Global Health 50/50, al destacar que la mayoría de estas desigualdades no se explican solo por diferencias biológicas, sino por el género socialmente construido.
Factores de riesgo: dos mundos distintos
Tabaquismo en hombres, obesidad en mujeres
Los factores que disparan estas enfermedades crónicas también difieren por género.
- En el 86% de los países, los hombres fuman más que las mujeres.
- En el 65%, las mujeres presentan mayores tasas de obesidad.
Ambos factores están fuertemente vinculados al desarrollo de hipertensión y diabetes tipo 2, y su distribución desigual refleja condiciones culturales, económicas y de comportamiento distintas entre hombres y mujeres.
El caso del VIH/SIDA
En el caso del VIH, las tasas de atención también son dispares. Aun cuando la infección puede prevenirse y tratarse de forma efectiva, muchos hombres no acceden a pruebas o tratamientos oportunos, perpetuando la cadena de transmisión y aumentando la mortalidad.
La medicina sigue ignorando las diferencias de género
Tratamientos diseñados sin enfoque de género
Uno de los hallazgos más graves del estudio es que las intervenciones sanitarias no están adaptadas a estas diferencias.
“Las intervenciones rara vez reflejan las diferencias entre los sexos”, insistió Chang.
El enfoque biomédico tradicional ha sido históricamente masculinizado, pero paradójicamente, al momento de diseñar campañas de prevención o tratamientos, se aplica una fórmula única que no reconoce los distintos comportamientos y necesidades de hombres y mujeres.
¿Por qué los hombres evitan la atención médica?
Una construcción de masculinidad que mata
Varios estudios han mostrado que los hombres suelen considerar que ir al médico es signo de debilidad o solo lo hacen cuando el problema ya es grave. Esto se asocia a normas sociales sobre la masculinidad, que castigan la vulnerabilidad y promueven la negación del dolor o la enfermedad.
Los sistemas de salud tampoco ayudan
Además de las barreras personales, hay factores institucionales:
- Horarios de atención incompatibles con jornadas laborales
- Falta de campañas específicas dirigidas a hombres
- Menor empatía en la atención médica cuando se trata de salud masculina preventiva
¿Qué se puede hacer? Soluciones urgentes y posibles
Enfoques con justicia de género
Para cerrar esta brecha sanitaria, los expertos coinciden en que se necesita:
- Diseñar políticas sanitarias con enfoque de género
- Invertir en educación de salud masculina desde temprana edad
- Crear campañas dirigidas a cambiar la percepción del autocuidado
- Aumentar el acceso a servicios flexibles y confiables para hombres
- Formar a profesionales de la salud con sensibilidad hacia estas diferencias
La equidad en salud no implica tratar igual a todos, sino reconocer y responder a las diferencias estructurales que impactan en el bienestar.
Morir por ser hombre
La salud no debería depender del género, pero hoy lo hace. Morir de enfermedades prevenibles como la hipertensión o la diabetes es, en muchos casos, un fracaso del sistema y de la cultura que rodea al cuidado masculino.
¿Hasta cuándo seguiremos normalizando que los hombres lleguen tarde a su diagnóstico, reciban menos tratamiento y mueran más?
Cambiar esta realidad no es solo una cuestión médica: es una deuda social, ética y política.