El Gran Premio de Hungría de 2025 debía ser un punto de inflexión para Oracle Red Bull Racing, pero no de la forma esperada. La decimocuarta prueba de la temporada en el Hungaroring se convirtió en el escenario de un colapso de rendimiento inesperado y profundo, exponiendo vulnerabilidades críticas para la escudería de Milton Keynes.
La tormenta anunciada en el Hungaroring
El equipo llegó a Budapest bajo un intenso escrutinio. Un mes antes, la era de Christian Horner como director del equipo había terminado abruptamente, siendo reemplazado por Laurent Mekies, proveniente del equipo hermano Racing Bulls. Para Mekies, Hungría representó apenas su segunda carrera al mando, una prueba de fuego para un liderazgo que aún buscaba establecerse.
Irónicamente, el fin de semana comenzó con una noticia que debería haber proyectado estabilidad. El jueves, el cuatro veces campeón del mundo, Max Verstappen, puso fin a meses de especulación al confirmar su compromiso con Red Bull hasta la temporada 2026, disipando los rumores que lo vinculaban con Mercedes. Este anuncio, sin embargo, contrastaría brutalmente con el caos que se desató en la pista. Mientras Red Bull se preparaba para consolidar su futuro, el presente de la Fórmula 1 estaba firmemente en manos de McLaren, que llegó a Hungría buscando su cuarto doblete consecutivo.
Este contexto crea una narrativa de alto contraste. La confirmación del contrato de Verstappen, que debía ser un pilar de estabilidad, se vio socavada por la incapacidad del equipo para proporcionarle una máquina competitiva. Esto puso a prueba la afirmación de Mekies de que lo único que mantiene a Verstappen en el equipo es “un coche rápido”. Además, el desastre en Hungría, bajo la nueva dirección, magnificó la presión sobre Mekies. El propio asesor de Red Bull, Helmut Marko, había justificado en parte el despido de Horner por el “rendimiento decepcionante”. Que el equipo sufriera su peor fin de semana de la temporada inmediatamente después de este cambio creó una percepción de crisis, convirtiendo un problema técnico en un desafío fundamental de liderazgo para la nueva cúpula directiva.
El misterio del RB21: un vistazo a los problemas fundamentales
El fin de semana de Red Bull Racing en Hungría no se desmoronó por un solo error estratégico o un incidente aislado; fue el resultado de un problema fundamental y desconcertante con su monoplaza, el RB21. Desde la primera vuelta de los entrenamientos libres, ambos pilotos se quejaron de una falta de rendimiento que el equipo fue incapaz de diagnosticar y mucho menos de resolver.
Problemas de agarre y diagnóstico fallido
El diagnóstico unánime fue una alarmante y generalizada falta de agarre, tanto en el eje delantero como en el trasero. Max Verstappen, visiblemente frustrado, describió la sensación como “conducir sobre hielo” y afirmó de manera contundente: “No ha habido una sola vuelta o una sola curva en la que me sintiera bien. Todo el fin de semana hasta ahora ha sido simplemente deslizar”.
Lo más preocupante para el equipo fue el fracaso de su método tradicional. Red Bull se ha ganado la reputación de ser capaz de analizar los datos de un viernes complicado y transformar un coche problemático en un contendiente para la clasificación del sábado. En Hungría, este proceso falló estrepitosamente. Tanto Verstappen como el nuevo director del equipo, Laurent Mekies, confirmaron que se probaron innumerables cambios de configuración, incluso explorando direcciones opuestas entre los dos coches, sin éxito alguno. Verstappen lo describió como un ejercicio inútil de “dar vueltas en círculos”, donde “nada funcionaba”. La impotencia del equipo quedó resumida en las palabras del piloto neerlandés: “Si supiéramos [cuál es el problema], habríamos cambiado las cosas y seríamos más competitivos, ¿verdad?”. Mekies se hizo eco de este sentimiento, admitiendo que “es justo decir que hasta ahora, no lo hemos descifrado”.
El hecho de que los cambios de configuración no produjeran “ni positivos ni negativos” es, quizás, el dato más revelador y alarmante de todo el fin de semana. En la Fórmula 1 moderna, un sistema tan complejo y sensible como un monoplaza siempre reacciona a los ajustes. La ausencia de una respuesta medible sugiere que el problema no residía en un simple desequilibrio o en un ajuste fino, sino en un fallo fundamental de la plataforma aerodinámica o mecánica del coche en las condiciones específicas del Hungaroring. El RB21 operaba tan fuera de su ventana de rendimiento óptima que los ajustes de configuración convencionales se volvían irrelevantes.
Un talón de Aquiles aerodinámico
Esta situación evoca recuerdos de los “desastres de Singapur” que el equipo ha sufrido en el pasado, otro circuito de alta carga aerodinámica y curvas de media y baja velocidad que exigen mucho a los neumáticos. Esto podría indicar una debilidad inherente en el concepto filosófico del RB21, un “talón de Aquiles” que lo hace extremadamente vulnerable en este tipo de trazados. Si bien el equipo no esperaba ser el más fuerte en Hungría, el colapso total fue una sorpresa para todos, incluido Verstappen. Esto sugiere que Red Bull podría enfrentar una temporada de dos caras: competitivo en circuitos de alta velocidad, pero en modo de limitación de daños en pistas como Mónaco, Singapur y la propia Hungría, un cambio de mentalidad drástico para un equipo acostumbrado a luchar por la victoria en todos los frentes.
Crónica de un fin de semana para el olvido
El desastroso resultado de Red Bull en el Gran Premio de Hungría no fue una sorpresa repentina el día de la carrera, sino la culminación de un fin de semana en el que los problemas fueron evidentes, persistentes e irresolubles desde el momento en que los coches salieron a la pista el viernes.
Prácticas libres: las primeras señales de alarma
Las alarmas sonaron desde la primera sesión de entrenamientos libres (FP1). Mientras McLaren establecía su dominio con un 1-2 liderado por Lando Norris, Max Verstappen solo podía ser noveno, a casi nueve décimas de segundo del ritmo (+0.888s). Su compañero de equipo, Yuki Tsunoda, languidecía en la 17ª posición.
La situación, lejos de mejorar, empeoró en la FP2. Verstappen cayó hasta la 14ª posición, con un déficit de más de un segundo (+1.167s) respecto a Norris, que volvió a liderar. Fue en esta sesión cuando el campeón del mundo se quejó de sentir que estaba “conduciendo sobre hielo”. En medio de la frustración técnica, Verstappen protagonizó un extraño incidente al arrojar una toalla desde su *cockpit*, lo que provocó una investigación de los comisarios. Explicó que lo hizo para evitar que el objeto se enredara en sus pedales, considerándolo una medida de seguridad. Los comisarios aceptaron la explicación y, al no tratarse de un objeto duro, emitieron solo una advertencia al equipo por liberar el coche en una condición insegura.
La última sesión de prácticas (FP3) del sábado no trajo alivio. McLaren completó un barrido limpio en todas las sesiones, con Oscar Piastri a la cabeza. Verstappen terminó en una discreta 12ª posición, a más de 1.2 segundos del líder (+1.246s), mientras Tsunoda era 19º. Las quejas de Verstappen continuaban, resumiendo la falta de balance del coche: “Intentas arreglar la parte trasera y se hunde en subviraje”.
La siguiente tabla visualiza la persistente y creciente brecha de rendimiento de Verstappen durante las sesiones de práctica, demostrando que el equipo estaba perdido mucho antes de la clasificación:
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Sesión | Posición de Verstappen | Brecha con el Líder | Líder de la Sesión (Equipo) |
FP1 | P9 | +0.888s | Lando Norris (McLaren) |
FP2 | P14 | +1.167s | Lando Norris (McLaren) |
FP3 | P12 | +1.246s | Oscar Piastri (McLaren) |
Clasificación: la peor parrilla del año
El sábado por la tarde, los peores temores de Red Bull se hicieron realidad. En una sesión de clasificación marcada por un cambio en las condiciones del viento que sorprendió a muchos, Max Verstappen solo pudo asegurar la octava posición en la parrilla, su peor resultado de clasificación de la temporada 2025. Fue superado no solo por los intratables McLaren, los Ferrari y el Mercedes de George Russell, sino también, de manera humillante, por el Sauber del piloto novato Gabriel Bortoleto, que se clasificó séptimo.
La reacción de Verstappen fue tan reveladora como el propio resultado. Lejos de mostrarse decepcionado, se mostró resignado, declarando que el resultado “no fue un shock” y que el equipo estaba “feliz de estar en la Q3” dadas las dificultades del fin de semana. Esta admisión subraya la gravedad de la situación: para un equipo de la talla de Red Bull, considerar un logro el simple hecho de llegar a la última ronda de clasificación es un indicativo de una crisis de rendimiento. Para agravar el desastre, Yuki Tsunoda fue eliminado en la Q1, clasificándose en 16ª posición. Posteriormente, el equipo decidió cambiar varios componentes de su unidad de potencia, lo que le obligó a empezar la carrera desde el *pitlane*, dejando a Red Bull con sus dos coches completamente fuera de posición para el domingo.
La carrera: limitación de daños en un domingo desolador
Con ambos coches partiendo desde posiciones muy retrasadas y sin un ritmo competitivo demostrado en todo el fin de semana, el Gran Premio de Hungría se convirtió en un ejercicio de limitación de daños para Red Bull. El resultado final fue un reflejo de sus problemas: Max Verstappen cruzó la línea de meta en novena posición, ganando solo dos puestos en pista (uno de ellos por el abandono de Ollie Bearman) y terminando a unos abrumadores 1 minuto y 12 segundos del ganador, Lando Norris. Yuki Tsunoda, partiendo desde el *pitlane*, nunca tuvo opciones y finalizó en una lejana 17ª plaza. La cosecha total del fin de semana fue de dos míseros puntos, una cifra desoladora para el equipo.
La falta de agarre que había plagado al RB21 en las sesiones de práctica no desapareció en condiciones de carrera. El coche era igualmente poco competitivo en tandas largas, lo que impidió a Verstappen cualquier tipo de remontada. En lugar de atacar a los coches de delante, como los Aston Martin o el Sauber de Bortoleto, pasó la mayor parte de la carrera atrapado en el tráfico del mediocampo, defendiéndose más que atacando.
El incidente con Hamilton: una batalla por los puntos menores
El momento más notable de la carrera de Verstappen fue, irónicamente, una batalla que simbolizaba la caída en desgracia tanto de Red Bull como de Ferrari. Alrededor de la vuelta 30, Verstappen, con neumáticos más frescos tras su parada, alcanzó al Ferrari de Lewis Hamilton. Ambos campeones del mundo, que en temporadas pasadas lucharon por títulos mundiales, se encontraron peleando por una humilde undécima posición.
En una maniobra audaz, Verstappen se lanzó por el interior en la cerrada curva 4. Para evitar una colisión casi segura, Hamilton se vio obligado a salirse de la pista, pasando por encima del piano y la escapatoria, cediendo así la posición. El incidente fue anotado por los comisarios de la FIA y se anunció que sería investigado después de la carrera, con ambos pilotos siendo convocados para dar su versión. Si bien los documentos disponibles no detallan el veredicto final sobre esta maniobra específica, la investigación en sí misma es significativa.
Este duelo por la P11 es simbólicamente devastador. Mientras los McLaren luchaban por la victoria en la parte delantera, dos de los pilotos más laureados de la historia estaban relegados a una pelea por las migajas, una ilustración visceral del cambio de guardia en la Fórmula 1 en 2025. Además, la decisión de investigar el incidente sugiere que los límites del “*hard racing*”, bajo las nuevas y más estrictas directrices de adelantamiento de la FIA para 2025, estaban siendo puestos a prueba. Demuestra que las reglas se aplican rigurosamente en toda la parrilla, independientemente de la posición en carrera.
El estado de los campeonatos: un abismo creciente
El impacto del desastroso fin de semana en Hungría se cuantifica de manera más brutal al observar las clasificaciones de los campeonatos. Los dos puntos obtenidos por Max Verstappen no sirvieron para mitigar el daño, sino para subrayar la enorme distancia que ahora separa a Red Bull de los líderes y sus propias aspiraciones de revalidar los títulos.
Campeonato mundial de pilotos
La lucha de Verstappen por un quinto título mundial consecutivo parece haberse desvanecido en el calor de Budapest. La tabla de pilotos muestra un abismo casi insuperable con los dos pilotos de McLaren, que continúan su batalla particular por la corona.Tabla 2: Campeonato Mundial de Pilotos (Top 6) Post-Hungría
Posición | Piloto | Equipo | Puntos |
1 | Oscar Piastri | McLaren | 284 |
2 | Lando Norris | McLaren | 275 |
3 | Max Verstappen | Red Bull Racing | 187 |
4 | George Russell | Mercedes | 172 |
5 | Charles Leclerc | Ferrari | 151 |
6 | Lewis Hamilton | Ferrari | 109 |
Con 97 puntos de desventaja sobre el líder Piastri, las opciones de Verstappen son ahora puramente matemáticas. Su enfoque y el del equipo deben cambiar drásticamente para el resto de la temporada.
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Campeonato mundial de constructores
La situación en el campeonato de constructores es aún más desoladora y refleja un problema a nivel de equipo, no solo individual. Red Bull no solo está lejos de McLaren, sino que ha sido superado por Ferrari y Mercedes, cayendo a una sorprendente cuarta posición.Tabla 3: Campeonato Mundial de Constructores Post-Hungría
Posición | Equipo | Puntos |
1 | McLaren | 559 |
2 | Ferrari | 260 |
3 | Mercedes | 236 |
4 | Red Bull Racing | 194 |
5 | Williams | 70 |
La diferencia de 365 puntos con McLaren es abismal. La batalla de Red Bull ya no es por el título, sino por defender el cuarto puesto y tratar de entender los fallos fundamentales de su coche. El hecho de que Yuki Tsunoda solo haya aportado 10 de los 194 puntos del equipo también pone de relieve una dependencia extrema del rendimiento de Verstappen, que se vuelve crítica cuando el coche no está a la altura. Tras Hungría, el objetivo estratégico de Red Bull para 2025 debe ser redefinido: la prioridad ya no es ganar, sino comprender, aprender y recuperarse.
An afternoon to forget in Budapest 🏁
— Oracle Red Bull Racing (@redbullracing) August 3, 2025
Result: NOR, PIA, RUS, LEC, ALO, BOR, STR, LAW, Max P9, ANT. Yuki P17.#F1 || #HungarianGP 🇭🇺 pic.twitter.com/HkWwjcmMNf
¿Un bache o una crisis sistémica?
El Gran Premio de Hungría 2025 quedará marcado en la historia reciente de Red Bull Racing como mucho más que un mal resultado. La pregunta fundamental que surge de las cenizas de este fin de semana es si lo ocurrido en el Hungaroring fue simplemente un bache, una anomalía específica de un circuito adverso, o si, por el contrario, es el síntoma de una crisis sistémica más profunda en el concepto del RB21. La evidencia acumulada se inclina peligrosamente hacia la segunda opción. La incapacidad total del equipo para encontrar una solución, a pesar de probar innumerables configuraciones, y la similitud de los problemas con los “desastres de Singapur” del pasado, sugieren una debilidad fundamental en el diseño del coche que lo hace vulnerable en circuitos de alta carga aerodinámica y curvas de media velocidad.
Este evento ha arrojado una luz implacable sobre el inmenso desafío que enfrenta Laurent Mekies. En apenas su segunda carrera al mando, ha tenido que gestionar el peor fin de semana técnico del equipo en la temporada. Su enfoque público en el “aprendizaje” y en utilizar la situación para mejorar a largo plazo es la postura correcta, pero la presión para obtener resultados tangibles será inmensa. Debe demostrar que puede liderar al equipo fuera de esta crisis técnica, todo ello bajo la sombra de su exitoso y longevo predecesor y las altas expectativas de la cúpula directiva de Red Bull.
De cara al resto de la temporada 2025, las esperanzas de Red Bull en los campeonatos están, para todos los efectos prácticos, extinguidas. La lucha ya no es contra McLaren por el título, sino una batalla interna para descifrar el enigma de su propia creación. El enfoque debe centrarse en la recuperación, el análisis de datos y una reorientación del desarrollo para asegurar que un desastre de esta magnitud no se repita. Cada carrera restante será una prueba para la capacidad de recuperación del equipo y una oportunidad para sentar las bases correctas, no solo para terminar la temporada con dignidad, sino, lo que es más importante, para no arrastrar estas debilidades conceptuales hacia las cruciales nuevas regulaciones de 2026. El gigante de Milton Keynes ha sido herido, y su camino hacia la recuperación comienza con la humilde tarea de entender por qué.