El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, se reúnen este viernes en Alaska en una cumbre decisiva para Ucrania, que tiene en vilo al mundo. Este encuentro marca la primera vez que Putin pisa suelo occidental desde la invasión de 2022, con Rusia controlando una quinta parte del territorio ucraniano. La expectativa global es máxima.
Un encuentro de alta tensión en Alaska
El presidente Trump partió de Washington rumbo a Alaska el viernes por la mañana. “Mucho en juego”, publicó en su plataforma Truth Social poco antes de abordar el Air Force One. Por su parte, el presidente Putin pisará suelo occidental por primera vez desde que ordenó la invasión de Ucrania en febrero de 2022, un conflicto que ha causado la muerte de decenas de miles de personas. Actualmente, Rusia controla aproximadamente una quinta parte del territorio ucraniano, lo que añade una enorme presión a la agenda.
Las posturas encontradas de los líderes
Donald Trump hizo la invitación por sugerencia del propio líder ruso, pero se ha mostrado a la defensiva. Ha advertido que la reunión podría terminar en cuestión de minutos si Putin no cede. “Soy presidente, y él no va a jugar conmigo”, declaró a periodistas en la Casa Blanca el jueves. Calculó un “25%” de probabilidades de fracaso, asegurando que “si es una reunión mala, terminará muy rápido, y si es una buena, vamos a terminar logrando la paz en un futuro bastante cercano”.
Los dirigentes europeos y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estarán pendientes de cada palabra y gesto. Zelenski ha rechazado públicamente la presión de Trump para que ceda el territorio ocupado por Rusia.
A su llegada a Alaska, el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, rechazó hacer pronósticos, declarando: “Nunca hacemos suposiciones anticipadas”. Luciendo lo que parecía una camiseta con la palabra “URSS” en ruso, añadió: “Sabemos que tenemos nuestros argumentos y nuestra postura es clara y sin ambigüedad. La presentaremos”.
Trump ha prometido consultar rápidamente con los líderes europeos y con Zelenski. Según él, para alcanzar un acuerdo final hace falta una reunión tripartita con Zelenski y repartirse el territorio.
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Un historial de fricciones y promesas incumplidas
Donald Trump ha expresado su admiración por Vladímir Putin en el pasado. Una reunión con él en 2018, durante su primer mandato (2017-2021), le valió una lluvia de reproches por, según sus críticos, haberse mostrado intimidado.
Antes de regresar a la Casa Blanca en enero, Trump presumió de buena relación con Putin, culpó a su predecesor demócrata Joe Biden de la guerra en Ucrania y prometió lograr la paz en 24 horas. No obstante, a pesar de las llamadas telefónicas a Putin y de una bronca pública con Zelenski en febrero en la Casa Blanca, el jefe del Kremlin se obstina. Trump ha reconocido sentirse frustrado con Putin y ha advertido de “consecuencias muy graves” si no acepta un alto el fuego.
Alaska: Un escenario estratégico
Las conversaciones están programadas para el viernes en la Base Aérea Elmendorf. La elección de Alaska no es casual: para llegar, Putin, objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (de la que Estados Unidos no es miembro), solo tiene que cruzar el estrecho de Bering.
Además, Alaska es un territorio con pasado ruso, cedido por Rusia a Estados Unidos en el siglo XIX. Moscú ha citado este acuerdo para demostrar la legitimidad de los intercambios de territorios. Altos cargos rusos también están sometidos a sanciones, pero el Departamento del Tesoro estadounidense las flexibilizó temporalmente para permitirles viajar y usar tarjetas bancarias en Alaska.
El Kremlin afirmó que espera que Putin y Trump se reúnan a solas con intérpretes antes de un almuerzo de trabajo con sus asesores. No está previsto que los presidentes salgan de la base. En Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, manifestantes han colocado carteles de solidaridad con Ucrania.
¿Una victoria para Putin? el análisis de los expertos
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La cumbre contrasta con el enfoque de los líderes europeos y del presidente Joe Biden, quienes prometieron no dialogar con Rusia sobre el futuro de Ucrania a menos que Kiev esté presente. Volodímir Zelenski declaró el martes que la cumbre de Alaska es una “victoria personal” para Putin, pues con el viaje, el líder ruso “sale de su aislamiento” y, de alguna manera, “aplazó las sanciones” que Trump había prometido imponer a Rusia.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, ha pedido garantías de seguridad para Ucrania, una idea que Trump minimizó hace meses. Daniel Fried, exdiplomático estadounidense que ahora trabaja en el Atlantic Council, un grupo de reflexión, estima que Trump tiene forma de presionar a Putin con nuevas sanciones y el envío de armas a Ucrania. Pero advierte que Putin podría intentar distraerlo con una nueva propuesta, pues “es un maestro en el nuevo objeto llamativo que resulta ser insignificante”.
La cumbre entre Trump y Putin no solo definirá el futuro inmediato de Ucrania, sino que también pondrá a prueba la diplomacia internacional frente a un conflicto en escalada. ¿Podrá este encuentro sentar las bases para una paz duradera o solo agravará las tensiones existentes?