El muro fronterizo de EE.UU. con México se tiñe de negro en medio de controversias

Estados Unidos pinta de negro el muro fronterizo con México para disuadir la escalada. Conoce los argumentos oficiales, el "exorbitante" costo y las duras críticas.

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El gobierno de Estados Unidos ha iniciado la polémica pintura de negro del muro que lo separa de México. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció que la medida busca incrementar el calor de la superficie, dificultando su escalada para los migrantes. Esta acción forma parte de una política migratoria más amplia y costosa, impulsando un debate nacional sobre su efectividad y su precio.

La justificación del gobierno: Calor extremo para disuadir la escalada

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció desde un tramo de la frontera en Nuevo México que el muro que separa a Estados Unidos y México está siendo pintado de negro. El objetivo, según explicó el martes, es que la estructura sea “más caliente y difícil de escalar”. Noem afirmó que la pintura negra fue “una petición expresa del presidente”, quien “entiende que, con las altas temperaturas que hay aquí, cuando se pinta algo de negro, se calienta aún más. Eso hará que sea más difícil para la gente escalarlo”.

A través de su cuenta de X, Noem reforzó el mensaje: “Este muro es parte del cambio. Demasiado alto para escalarlo. Demasiado estrecho para atravesarlo. Y ahora, tan caliente al tacto que los delincuentes extranjeros ilegales ni siquiera lo intentarán”. Noem también describió el muro como “tanto un escudo como un símbolo: un monumento al compromiso inquebrantable del presidente Trump con este país y con la seguridad del pueblo estadounidense”.

Una inversión millonaria que divide opiniones

La pintura del muro se enmarca en un contexto de significativa inversión en seguridad fronteriza. Además de las detenciones y deportaciones que protagonizan la política migratoria del gobierno, un proyecto de ley propuesto por Trump y aprobado a principios de este verano boreal destinó US$46.000 millones a la extensión del muro a lo largo de la frontera. Según Noem, cada día se construye alrededor de 0,8 km de muro a lo largo de los casi 3.218 km de frontera.

Antecedentes de la pintura negra y estimaciones de costo

No es la primera vez que el gobierno de EE. UU. se plantea pintar el muro fronterizo de negro. Durante la primera administración Trump, en 2020, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) informó que estaba probando a cubrir con pintura de ese color algunas secciones de la valla —en San Luis, Arizona, y Artesia, Nuevo México— para evaluar los potenciales beneficios de la idea para el mantenimiento de la infraestructura y la lucha contra la inmigración irregular.

The Washington Post estimó entonces, basándose en contratos gubernamentales a los que había tenido acceso, que cambiar de color el muro podría costar al menos US$500 millones, dependiendo del tipo de pintura y la cantidad de capas. Un experto en construcción que habló con el diario afirmó que el metal original del muro ya absorbe una cantidad considerable del calor del desierto y que no había “razón técnica” para recubrirlo de negro. Además, apuntó que la pintura negra puede desvanecerse con el tiempo, afectando con ello su emisividad.

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La voz crítica de organizaciones y expertos

Las críticas esta vez tampoco han tardado en hacerse oír. “La locura de esto es que tienen dinero para ello, a pesar de ser algo con un costo de millones de dólares”, escribió este miércoles en X Aaron Reichlin-Melnick, del American Immigration Council, una organización sin fines de lucro y con sede en Washington que aboga por los derechos de los migrantes. Agregó que “El Congreso decidió recortar fondos para beneficios dirigidos a los estadounidenses y en su lugar darle miles de millones a CBP, que ahora usarán para pintar el muro de negro”, subrayando el “exorbitante gasto de mantenimiento” que implica, “a pesar de ser completamente inútil”.

Los comentarios de Reichlin-Melnick siguen la línea de lo expresado por el American Immigration Council cuando el Congreso aprobó la ley con la que se destinarían US$46.000 millones para el muro. El organismo afirmó entonces en un comunicado que “Es más del triple de lo que la administración Trump gastó en su primer mandato, a pesar de que el muro fue un fracaso a la hora de mejorar o contribuir de manera significativa a la estrategia de gestión fronteriza”.

El proyecto de ley aprobado a principios del verano boreal y bautizado por el propio presidente como el “gran bello proyecto de ley” (One Big Beautiful Bill) también contempla una mayor financiación para el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en general. Sarah Mehta, directora adjunta para asuntos gubernamentales de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), denunció que “Al aprobar este proyecto de ley, el Congreso está despojando de atención médica vital a millones de estadounidenses para financiar una agenda de deportación cada vez más agresiva, peligrosa y obsesiva”. Mehta añadió que, “Con más de US$170.000 millones, ICE se convertirá en la agencia de aplicación de la ley más grande en EE. UU., con un presupuesto mayor que el de la mayoría de los ejércitos del mundo”.

La respuesta del Departamento de Seguridad Nacional

Consultado por BBC News Mundo sobre la cuestión, el Departamento de Seguridad Nacional dijo que “el proyecto de ley permitirá terminar el sistema del muro fronterizo que se inició con el primer mandato del presidente Trump”. En un comunicado atribuible a un portavoz del Departamento, se agrega que, “Debido al proceso de adquisición en marcha para poder finalizar el muro, sería irresponsable de cara al contribuyente estadounidense publicar las cifras (sobre el costo), ya que podrían afectar a futuras licitaciones”.

Medidas migratorias de la administración Trump y su impacto

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El número de cruces irregulares en la frontera se ha reducido drásticamente en los últimos meses, y la administración Trump afirma que las detenciones masivas están funcionando como elemento disuasorio de la inmigración irregular. Noem añadió que el gobierno tiene previsto instalar más “infraestructuras acuáticas” a lo largo del Río Grande (Río Bravo en México), que constituye más de la mitad de la frontera entre los dos países. Aunque Noem no dio más detalles sobre esos proyectos, las autoridades de Texas ya han instalado grandes boyas naranjas con púas y vallas fortificadas en las riberas que son vigiladas por la policía estatal, la policía local y la Guardia Nacional de Texas a lo largo de algunos tramos del río.

El número de migrantes que cruzan irregularmente la frontera y son inmediatamente detenidos se ha reducido drásticamente desde que Trump volvió a la presidencia, con mínimos históricos de aproximadamente 4.600 en julio y 6.000 en junio, lo que supone una reducción del 92% con respecto al año anterior. Durante el gobierno de Biden, las detenciones llegaron a alcanzar una media de 6.000 al día en algunos periodos.

A principios de agosto, Noem afirmó que un total de 1,6 millones de inmigrantes indocumentados abandonaron Estados Unidos durante los primeros 200 días del gobierno de Trump, aunque no especificó cuántos fueron deportados y cuántos se marcharon por su cuenta. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó a principios de agosto que un total de 300.000 inmigrantes indocumentados fueron detenidos en el país desde enero. El gobierno sigue defendiendo que su prioridad son las personas con antecedentes penales, pero los defensores de los inmigrantes han denunciado que muchas personas sin cargos penales o con infracciones leves han terminado detenidas en las redadas. La Casa Blanca sostiene que el aumento de la seguridad fronteriza y las deportaciones masivas han tenido un efecto disuasorio, y afirma que son la razón principal del descenso de las cifras en la frontera entre Estados Unidos y México.

Mientras el gobierno estadounidense defiende sus políticas de seguridad fronteriza, los críticos persisten en señalar el costo desproporcionado y la falta de efectividad real de medidas como la pintura negra del muro. Este ‘gran bello proyecto de ley’ sigue siendo un punto de intensa controversia, planteando la pregunta: ¿lograrán estas tácticas disuadir la migración irregular o solo agravarán un debate ya complejo?

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