Cuando la visibilidad digital eclipsa el dolor: la polémica visita al Rancho Izaguirre
En un país donde más de 100 mil personas están desaparecidas y miles de familias viven con el corazón fracturado por la incertidumbre, una escena reciente en Jalisco encendió la indignación nacional. En el Rancho Izaguirre, un sitio señalado por colectivos de búsqueda como posible fosa clandestina, influencers y creadores de contenido fueron recibidos con prioridad por encima de las madres buscadoras.
Las imágenes fueron difundidas en redes sociales: mujeres esperando afuera, mientras personas con cámaras entraban a tomarse fotos, grabar reels y compartir “la experiencia” con sus seguidores. Todo bajo el marco de una supuesta visita oficial organizada por autoridades locales y estatales. Lo que debía ser un acto de transparencia se convirtió en un símbolo de deshumanización institucional y desconexión mediática.
¿Qué ocurrió realmente en Teuchitlán? ¿Quiénes están detrás de este recorrido? ¿Y cómo este caso refleja una de las fallas más profundas del Estado mexicano frente a la crisis de desaparecidos?
¿Qué pasó en el Rancho Izaguirre?
Una visita que debió ser para las víctimas, no para las cámaras
El Rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, ha sido recientemente asegurado por la Fiscalía estatal tras denuncias de colectivos que lo señalan como un posible centro de exterminio clandestino.
Colectivos como “Entre el Cielo y la Tierra” y “Luz de Esperanza” fueron convocados formalmente a un recorrido informativo, con la promesa de que podrían conocer los avances de los trabajos forenses y verificar el respeto a los protocolos en el lugar.
Sin embargo, al llegar al sitio, las madres se encontraron con algo inesperado: decenas de influencers, creadores de contenido y medios “selectos” ya estaban dentro del predio, grabando y tomándose fotografías mientras ellas esperaban fuera, sin explicación oficial.
“Nos dijeron que fuéramos puntuales… y luego nos dejaron en la banqueta mientras otros entraban a hacer su show”, relató una de las integrantes del colectivo.
Redes sociales enardecidas: “¿Esto es justicia o una campaña de imagen?”
El dolor no es contenido: la viralización de la indignación
Las redes sociales, particularmente X (antes Twitter), se inundaron con mensajes de repudio. Usuarios, periodistas y activistas cuestionaron el uso del espacio para crear contenido digital en lugar de priorizar la labor de búsqueda.
Algunos de los mensajes que se volvieron virales fueron:
- “¿Desde cuándo el dolor se convierte en contenido?”
- “Mientras unas graban stories, otras buscan restos humanos.”
- “Esto no es un parque temático. Es un campo de horror.”
En menos de 24 horas, el hashtag #RanchoIzaguirre se volvió tendencia en Jalisco, acompañado de llamados a las autoridades para ofrecer una disculpa pública.
¿Quién organizó el recorrido y por qué?
Silencio oficial ante el reclamo ciudadano
Hasta ahora, ninguna dependencia del Gobierno de Jalisco ha asumido la responsabilidad directa de la convocatoria. Sin embargo, fuentes cercanas a la Fiscalía del Estado confirmaron que el recorrido fue gestionado como parte de una estrategia de comunicación institucional.
Una apuesta por “la visibilidad”
El objetivo, supuestamente, era mostrar los avances de los trabajos forenses y generar contenido que evidenciara el “compromiso” de las autoridades en la investigación. Para ello, se habrían invitado a influencers locales y medios digitales con alta proyección, en un intento por dar “transparencia” al caso.
Pero el resultado fue el opuesto: la exposición innecesaria de un lugar doloroso, la banalización del horror y el desplazamiento de quienes deberían haber tenido prioridad.
Voces de las madres: “Buscamos a nuestros hijos, no likes”
El reclamo más humano
Carmen Villalobos, vocera del colectivo “Entre el Cielo y la Tierra”, lo resumió así:
“Nosotras no queremos fotos ni entrevistas. Queremos saber si ahí están nuestros hijos. Que nos hagan esperar mientras otros toman contenido es una burla.”
Otras madres también alzaron la voz:
- “No somos parte de una campaña mediática.”
- “No pueden usar nuestro dolor como escenografía.”
- “Nos invitan, pero no nos dejan pasar. ¿De qué sirve eso?”
Las familias exigieron una disculpa pública, la reorganización de los recorridos y la presencia de peritos independientes y organismos de derechos humanos en cada visita oficial al sitio.
Influencers y contenido en zonas sensibles: ¿hasta dónde es ético?
El debate sobre el rol de los creadores de contenido en espacios de memoria
La presencia de influencers en sitios vinculados a desapariciones, violencia o violaciones graves a derechos humanos abre un debate urgente sobre los límites éticos del contenido digital.
¿Quién decide quién entra y quién no?
- ¿Se puede permitir que alguien entre a una posible fosa para generar likes?
- ¿Dónde queda la dignidad de las víctimas?
- ¿Quién da el permiso para filmar, editar y subir imágenes de un sitio donde posiblemente hay cuerpos sin identificar?
Estas preguntas no son nuevas, pero el caso del Rancho Izaguirre las volvió inevitables.
El Rancho Izaguirre: un lugar marcado por la impunidad
¿Un sitio turístico o un campo de exterminio?
El predio en cuestión ha sido señalado desde hace meses como un sitio clave en la búsqueda de desaparecidos en Jalisco, un estado que encabeza el registro nacional con más de 14 mil personas sin localizar.
Los colectivos aseguran que en el rancho se escuchan huecos en el suelo, que los georadares detectaron anomalías y que las autoridades han simulado operativos sin excavaciones profundas.
Convertir este espacio en un escenario para influencers no solo revictimiza a las familias, sino que corre el riesgo de contaminar pruebas y alterar el sitio para siempre.
Más allá de la indignación: lo que este caso nos dice sobre México
El reflejo de una crisis institucional de empatía y prioridades
Este episodio no se trata únicamente de redes sociales ni de influencers. Se trata de cómo el Estado jerarquiza la visibilidad sobre la justicia, y de cómo las víctimas se vuelven secundarias ante la narrativa oficial.
La visita al Rancho Izaguirre muestra:
- El uso político del dolor para limpiar imagen institucional.
- La desconexión entre la burocracia y el duelo humano.
- La instrumentalización de la tecnología y los medios sin ética.
En resumen, muestra que el espectáculo sigue ganando sobre la verdad.
¿Qué sigue para los colectivos?
Demandas claras y urgentes
Los colectivos han exigido:
- Que se garantice su acceso prioritario en cada visita oficial.
- Que se respete el carácter sensible del sitio.
- Que se retire cualquier contenido que trivialice la búsqueda.
- Que se incluya a la Comisión Nacional de Búsqueda y a la FGR.
- Que se prohíba el ingreso de cámaras y drones no autorizados.
Además, han pedido la intervención de organismos internacionales, como la ONU y la CIDH, para garantizar el respeto a los derechos de las víctimas y evitar la politización del proceso.
Entre el espectáculo y la justicia, el Estado debe elegir
La visita de influencers al Rancho Izaguirre no fue un error de logística, fue una decisión institucional que priorizó imagen sobre humanidad. Mientras las cámaras se encendían, las madres seguían afuera, esperando una señal, una pista, una zanja que no llegaba.
Lo que ocurrió en Teuchitlán no puede repetirse, y mucho menos normalizarse. Porque cuando la memoria se convierte en contenido y el duelo en entretenimiento, la justicia deja de ser una promesa y se vuelve parte del espectáculo.