La violencia invisible que se ha apoderado de Chiapas
Chiapas, tierra de montañas, selvas y pueblos originarios, enfrenta una de las crisis más profundas de su historia reciente: el aumento de más del 100% en las desapariciones forzadas, en medio de una guerra silenciosa entre los cárteles de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa.
En un estado tradicionalmente relegado de la atención nacional, el dolor se multiplica. Las cifras hablan por sí solas, pero detrás de cada número hay una historia, una familia rota, una madre buscando a su hija o a su hijo. En este reportaje, analizamos a fondo cómo y por qué se disparó esta crisis, quiénes son los actores detrás de la violencia y qué consecuencias enfrenta la población civil atrapada entre el miedo, el silencio y la impunidad.
Desapariciones durante el sexenio de AMLO: una cifra que alarma
Un crecimiento que rompe récords
Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, México registró más de 115 mil personas desaparecidas. Este dato representa un aumento de casi 50 mil casos en comparación con la administración de Enrique Peña Nieto. Es decir, en promedio, una persona desapareció cada hora en el país durante su sexenio.
Chiapas en el ojo del huracán
En este contexto nacional de crisis, Chiapas destaca con una cifra particularmente alarmante: 4 mil 493 personas desaparecidas, según el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba). Esta cifra es más del doble de la registrada al final del sexenio de Peña Nieto (1,681 casos) y representa una escalada brutal que no puede ignorarse.
¿Quiénes están detrás de las desapariciones?
Cárteles en guerra: CJNG vs Cártel de Sinaloa
Las cifras de desapariciones en Chiapas están íntimamente relacionadas con la disputa territorial entre el CJNG y el Cártel de Sinaloa. Estos grupos criminales han desplazado y amenazado a pobladores en municipios como Bellavista, Ocosingo, Osumacinta, San Cristóbal de las Casas y Tila, donde se han documentado múltiples casos recientes.
Tácticas de terror
Según el informe de Frayba titulado “Chiapas, en la espiral de la violencia armada y criminal”, el objetivo de los cárteles va más allá del control del narcotráfico. Buscan dominar la vida social, política y económica de las comunidades mediante el terror: desapariciones, reclutamiento forzado, violencia sexual y desplazamiento masivo.
Un fenómeno que afecta más a mujeres y niñas
Una tendencia dolorosa y machista
Uno de los aspectos más perturbadores del informe es el aumento alarmante de desapariciones de mujeres en Chiapas. Mientras que a nivel nacional las mujeres representan aproximadamente el 25% de los casos de desaparición, en Chiapas casi el 50% de las víctimas son mujeres.
Niñas y adolescentes en el blanco del crimen
De las 2 mil 136 mujeres desaparecidas durante el sexenio de AMLO:
- 1,114 eran niñas menores de 14 años
- 775 eran adolescentes entre 15 y 19 años
- Solo 647 eran mayores de 20 años
Estos datos evidencian la violencia feminicida y la trata de personas como motores de las desapariciones, lo que convierte a Chiapas en una zona de emergencia humanitaria para mujeres y niñas.
¿Qué dice el gobierno? La omisión como política
La negación oficial
El gobierno estatal y federal ha sido criticado por organizaciones como Frayba por su inacción, indiferencia y, en algunos casos, complicidad. La falta de investigaciones, la escasa presencia institucional y la impunidad han contribuido al crecimiento del problema.
Chiapas, tierra de nadie
“La desaparición está estrechamente vinculada a la disputa entre grupos delictivos por el control del territorio, mientras las autoridades desatienden o niegan el problema”, señala Frayba. Esta frase resume la percepción de miles de familias que viven entre el miedo y el abandono.
Historias que duelen: víctimas sin rostro, familias sin justicia
El caso de Pantelhó y Chicomuselo
En municipios como Pantelhó y Chicomuselo, el terror se respira. InSight Crime documentó cómo los cárteles utilizan el reclutamiento forzado y las amenazas de muerte para controlar a la población. Aquellos que logran huir se convierten en desplazados forzados; los que no, acaban desaparecidos o colaborando bajo coerción.
El reclutamiento como castigo
Muchos desaparecidos no fueron simplemente “levantados”. Fueron obligados a colaborar con los criminales bajo amenaza de muerte. Esa colaboración, en muchos casos, es imposible de sostener, y desaparecen sin dejar rastro, eliminados por sus captores o enviados a otros estados para operar en nombre del crimen.
Impacto social y psicológico: el dolor que no se ve
Comunidades quebradas
La violencia no solo desaparece personas, también desintegra comunidades. El miedo ha reemplazado a la vida comunitaria; las celebraciones se han vuelto funerales, y las escuelas han perdido a sus estudiantes.
El peso de las madres buscadoras
En muchos casos, son las mujeres —madres, hermanas, esposas— quienes se convierten en investigadoras, abogadas y rescatistas por sus familiares desaparecidos. Lo hacen sin apoyo estatal, enfrentando amenazas y hostilidad.
¿Qué se necesita para frenar esta crisis?
- Reconocimiento estatal de la crisis: Mientras las autoridades no reconozcan la gravedad del problema, será imposible abordarlo.
- Presencia institucional real: Fiscalía especializada, policía capacitada, atención a víctimas.
- Protección a las comunidades: Seguridad comunitaria y respeto a los derechos humanos.
- Justicia para las víctimas: Castigo a los responsables, reparación del daño y búsqueda efectiva de personas.
El estado de Chiapas, históricamente marcado por la desigualdad, el abandono y el racismo estructural, hoy enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes. Las desapariciones, muchas veces invisibles para el resto del país, son el rostro más brutal de un conflicto que no aparece en los noticieros, pero que consume día a día a miles de familias chiapanecas.