Entrenamiento CJNG: ex instructor revela el brutal “HarWar” de reclutas

Entrenamiento CJNG: exinstructor narra el horror vivido en campos como Rancho Izaguirre, usados para adoctrinar y deshumanizar reclutas.

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El infierno tenía reglas: así se entrenan los soldados del CJNG

“Nos daban un pollito, dormíamos con él, lo cuidábamos… luego te ordenaban meterlo vivo a la licuadora y beberlo”. Esa es solo una de las primeras pruebas que enfrentaban los jóvenes reclutas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en sus campos clandestinos de entrenamiento.

Un exinstructor del cártel, que se hace llamar “John Wick”, reveló recientemente —en un pódcast transmitido por YouTube— la maquinaria paramilitar que sostiene a una de las organizaciones criminales más temidas del hemisferio.

Su relato, desgarrador y meticuloso, ofrece una mirada inédita al llamado “HarWar”: la cruel escuela del crimen donde se forja la estructura operativa del CJNG.

El reclutamiento forzado: de víctimas a verdugos

Niños y adolescentes: la cantera del narco

Desde edades tan tempranas como los nueve años, muchos jóvenes en zonas marginadas se ven atrapados en redes de crimen organizado. El testimonio de “John Wick” es ilustrativo:

“Entré por necesidad. En mi colonia todos sabían mover algo. Me resistí… pero al final el hambre pesa”.

Esta historia se repite en estados como Jalisco, Michoacán, Guerrero y otras regiones donde el Estado ha perdido control territorial. Las familias, muchas veces sin opciones, prefieren callar cuando sus hijos desaparecen o son captados “para trabajar”.

El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco encontró recientemente más de 400 prendas humanas y restos calcinados en el Rancho Izaguirre, presuntamente usado como centro de reclutamiento por el CJNG. Estas evidencias confirman que no se trata solo de campos de entrenamiento: son lugares de exterminio.

La ruta hacia el “HarWar”: logística del horror

Casas de seguridad y despojo de identidad

Según el exinstructor, antes de llegar al campo, los reclutas eran llevados a casas de seguridad, usualmente en fraccionamientos abandonados. Ahí eran despojados de sus pertenencias, inspeccionados minuciosamente y obligados a grabar un video:

“Decían en cámara: ‘voy para las cuatro letras’. Eso los protegía legalmente, así podían alegar que no estaban secuestrados”.

Inspecciones brutales y pruebas de lealtad

Para detectar chips o rastreadores, se usaban baterías de coche que generaban descargas eléctricas.
Ejercicios desnudos, revisiones invasivas y métodos de tortura psicológica eran parte del protocolo. La entrada al “HarWar” era un ritual de deshumanización.

Fases del adiestramiento: cómo se forma un soldado del cártel

Fase 1: Bienvenida y ruptura psicológica

Los nuevos reclutas eran golpeados en el estómago y pecho, como método de evaluación.
Si resistían, se les entregaba uniforme y armamento básico. La idea era “romperlos por dentro” antes de instruirlos.

Entre los ejercicios más impactantes:

  • El caso del pollito: crianza forzada y ejecución ritual
  • Castigos físicos extremos por desobediencia
  • Privación de sueño y alimentos

“Era como un entrenamiento militar, pero sin ninguna regla de derechos humanos”.

Fase 2: Técnicas de tortura y adoctrinamiento

En esta etapa se enseñaban métodos para torturar, interrogar y quebrar emocionalmente.
John Wick detalla:

  • Tortura de uñas con limón
  • Uso de Coca-Cola en los ojos hasta caramelizar
  • Simulación de ejecuciones

Esta fase buscaba preparar al recluta para actos extremos sin titubeos.

Fase 3: Formación de mandos y comandos especiales

Los seleccionados eran instruidos en:

  • Uso de drones explosivos
  • Reconocimiento táctico
  • Emboscadas y evasión militar
  • Detección de GPS e infiltrados

Quienes no daban el perfil eran enviados como “carne de cañón”.

“A los que no servían, se les mandaba al frente, sin regreso”.

“John Wick”: del entrenamiento extremo al escape

El exinstructor afirma que tras años dentro del cártel, una crisis familiar lo llevó a pedir un permiso temporal. En ese lapso, su célula fue desmantelada por fuerzas federales, lo que le permitió huir.

“No fue redención, fue suerte. A mí también me estaban buscando”.

Hoy vive en el anonimato, alejado de la organización, pero expuesto tras sus declaraciones. Su testimonio, aunque no verificado judicialmente, coincide con relatos de sobrevivientes, colectivos y exmilitares que han documentado estas prácticas.

El CJNG como ejército irregular

Estructura paramilitar

El CJNG ha desarrollado una estructura de entrenamiento inspirada en doctrinas militares, incluyendo:

  • Jerarquías operativas
  • Centros de instrucción en zonas rurales
  • Sistemas de evaluación y promoción
  • Control territorial con mando vertical

Influencia de exmilitares

Varios instructores provienen del Ejército o fueron formados en academias de seguridad. Esta conexión permite al cártel acceder a tácticas de guerra híbrida, uso de armamento sofisticado y formación ideológica de sus miembros.

Repercusiones sociales: generaciones formadas para la violencia

Este tipo de entrenamiento tiene consecuencias devastadoras:

  • Jóvenes sin identidad fuera del crimen
  • Normalización de la violencia extrema
  • Ciclos de trauma generacional
  • Comunidades silenciadas por el miedo

“No nos entrenaban solo para matar. Nos entrenaban para no sentir nada”, relató John.

El HarWar y su huella en México

Rancho Izaguirre es apenas uno de decenas de campos clandestinos activos o abandonados en el país. La localización exacta de muchos es incierta, pero se presume que existen en:

  • Jalisco
  • Colima
  • Zacatecas
  • Michoacán
  • Veracruz

Cada descubrimiento —como los de fosas comunes, crematorios o ropa ensangrentada— expone la extensión del problema.

¿Y el Estado? Omisión, complicidad o derrota

Las investigaciones judiciales avanzan a paso lento. Aunque ha habido capturas, la estructura de entrenamiento y reclutamiento no se ha desmantelado.

Colectivos de búsqueda acusan a autoridades estatales de:

  • Permitir la operación de estos centros
  • Retrasar peritajes y búsquedas
  • Omitir líneas de investigación por temor o corrupción

“Muchos saben dónde están los campos, pero nadie se atreve a entrar”, declaró una madre buscadora.

¿Es posible desmantelar el HarWar?

Combatir esta red implica una estrategia integral:

  • Prevención en comunidades vulnerables
  • Investigación criminal eficaz
  • Protección a testigos y desertores
  • Atención psicológica a sobrevivientes
  • Colaboración internacional

Sin embargo, el primer paso es reconocer públicamente su existencia y magnitud.

¿México está preparado para enfrentar su propio HarWar?

El relato de “John Wick” no es solo una confesión; es una advertencia. El CJNG no solo mata, forma soldados. Soldados que no aprendieron en academias, sino en campos de terror diseñados para borrar la humanidad.

¿Puede el Estado mexicano combatir a una organización que ya no solo trafica, sino que entrena, forma y educa en la violencia?

La respuesta implicará revisar profundamente el papel de las fuerzas armadas, la inteligencia civil, las políticas sociales y, sobre todo, la voluntad de enfrentar un enemigo que entrena a puerta cerrada, pero impacta a cielo abierto.

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