Diego Enrique Osorno y “El Mayo” Zambada: periodismo desde la montaña

Diego Enrique Osorno narra su viaje con el EZLN y su entrevista con “El Mayo” Zambada. Un testimonio crudo del México que el poder quiere silenciar.

AL MOMENTO

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No sabía nadar, pero aceptó cruzar el Atlántico en un velero junto a insurgentes zapatistas. Más tarde, en pandemia, subió a una montaña en Sinaloa para mirar cara a cara al narco más escurridizo del mundo: Ismael “El Mayo” Zambada. Así camina el periodista Diego Enrique Osorno: entre selvas, fusiles y silencios que pocos se atreven a documentar.

La montaña como símbolo: del EZLN a Europa en plena pandemia

El viaje que revirtió el sentido de la historia

En 2021, el EZLN lanzó una propuesta radical: cruzar el océano para llevar la voz indígena a Europa, tierra de los antiguos conquistadores. A bordo del velero La Montaña, un puñado de representantes zapatistas y un periodista viajaron desde México hasta el viejo continente.

“Algunos de los compañeros no habían visto el mar. Yo no sabía nadar. Pero fuimos. Porque había que contar esa historia”, recuerda Osorno.

El gesto tenía un simbolismo poderoso: revertir quinientos años de silencio, llevar el mensaje de resistencia y dignidad al corazón del colonialismo histórico.

La montaña primigenia y el renacimiento político

El título del libro —En la montaña— no es solo una alusión geográfica. Es también un símbolo de:

  • Fertilidad y vida, como describe Enrique Florescano en Memoria indígena
  • Resistencia espiritual, según la cosmovisión maya y nahua
  • Renacimiento político, en palabras de los voceros zapatistas

Navegar esa montaña fue, entonces, una manera de sembrar otra vez la memoria, no solo del EZLN, sino del país profundo que suele ser ignorado.

La otra montaña: entrevista inédita con “El Mayo” Zambada

Una conversación en el corazón del narco

Ese mismo año, Osorno llegó a otra montaña. Ahora en Sinaloa. En plena pandemia, fue citado para entrevistar a Ismael “El Mayo” Zambada, jefe histórico del Cártel de Sinaloa y figura casi mitológica del narcotráfico mexicano.

“Me dieron 30 minutos. Hablamos por tres horas. Todo cambió cuando mencioné a Julio Scherer.”

La entrevista fue —como la de Scherer décadas atrás— un hito periodístico. No solo por el personaje, sino por el momento histórico: mientras la pandemia azotaba al mundo, Sinaloa vivía una guerra intestina entre Los Chapitos y la facción de Zambada, con más de 900 muertos.

El narco como poder paralelo

Durante la charla, Zambada habló de:

  • Su visión sobre la paz y la traición
  • La “guerra contra el narco” de Felipe Calderón
  • Los narcocorridos como mitología sonora
  • La lealtad como valor supremo

Osorno lo describe vestido con pantalón de mezclilla, camiseta tipo polo, cinto piteado, botas y sombrero: la misma imagen que apareció años después en los cuerpos esparcidos en Culiacán por Los Chapitos.

Entre el EZLN y el narco: el México que incomoda al poder

Periodismo incómodo, periodismo vital

En la montaña no es solo un libro de viajes. Es una crónica de lo que el poder preferiría que no se documente:

  • Las luchas indígenas que aún resisten
  • El narco como Estado paralelo
  • Los periodistas asesinados por incomodar
  • El gobierno, incapaz o renuente a proteger a su gente

“El zapatismo les recuerda lo que están traicionando”, dice Osorno sobre los gobiernos actuales.

De Javier Valdez a la censura institucional

El libro también recuerda a Javier Valdez, periodista asesinado por el Cártel de Sinaloa en 2017.

“Hacemos periodismo con el culo en la mano”, decía Valdez.
“No, Javier —le respondía Ismael Bojórquez—, con la mano en el culo.”

En ese tono ácido, Osorno reflexiona sobre:

  • La inseguridad estructural para ejercer el periodismo en México
  • La normalización del terror como espectáculo
  • El riesgo de caer en la “pornografía del narco”

Guerra civil no declarada: el precio del poder en Sinaloa

Siete meses de conflicto interno

Tras la supuesta traición de Los Chapitos a Zambada, Sinaloa se convirtió en un campo de batalla silencioso.

  • Más de 900 muertos en siete meses
  • Cuerpos abandonados con sombreros como “firma”
  • Poblaciones desplazadas, retenes ilegales, colapso del orden civil

La guerra es interna, pero sus efectos son públicos. Y poco documentados por la prensa oficial.

La pandemia como telón de fondo

La entrevista a Zambada ocurrió en plena emergencia sanitaria. Osorno, como muchos, se preguntaba si debía llevar cubrebocas.

Mientras el país enfrentaba la mayor crisis de salud en un siglo, el narco seguía operando, reorganizándose, ejecutando. La violencia no hizo cuarentena.

Reflexiones narrativas: un libro contra el olvido

No es ficción, aunque duela como si lo fuera

En la montaña tiene la forma de un cuaderno de viaje, pero su contenido es un espejo oscuro:

  • De la prensa que aún resiste
  • De los pueblos que no se rinden
  • De un país atrapado entre memoria y olvido

Osorno no idealiza. Tampoco editorializa. Narra con la crudeza del que ha estado ahí. Y eso incomoda.

“Ser realista, en estos tiempos, es ser pesimista”, afirma, sin resignación.

Contra el espectáculo del dolor

El autor insiste en que el periodismo debe huir del espectáculo de la tragedia. No basta con mostrar cuerpos o contar cifras.

Lo que urge es:

  • Contexto
  • Profundidad
  • Memoria
  • Humanidad

¿Qué nos dice este libro sobre el México de hoy?

Que el poder cambia de nombre, pero no de rostro

El EZLN, “El Mayo” Zambada, los periodistas asesinados… todos forman parte de una narrativa nacional fracturada, donde los márgenes cuentan más que el centro.

Que la resistencia existe, aunque no esté en prime time

La lucha indígena, la prensa independiente y los movimientos sociales no aparecen en noticieros nocturnos, pero siguen ahí. Resistiendo. Navegando montañas.

Que contar historias sigue siendo un acto de valentía

En un país donde matar periodistas sale gratis, escribir un libro como este es una forma de insubordinación pacífica.

En la montaña es más que una crónica: es una advertencia y una promesa. Que el poder puede traicionar, pero la memoria persiste. Que el narco puede controlar territorios, pero no todas las voces. Que la muerte puede silenciar periodistas, pero no las historias que dejaron escritas.

En tiempos donde la verdad parece estar en peligro, contarla se convierte en un acto de supervivencia.

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