La tragedia de Juju do Pix: cómo una clínica ilegal desfiguró a la influencer

Juliana Oliveira, Juju do Pix, denunció que una clínica ilegal la desfiguró al inyectarle aceite mineral y laxantes. Analizamos el fraude estético en Brasil y las alertas de COFEPRIS en México.

AL MOMENTO

La historia de Juliana Oliveira, una reconocida influencer brasileña conocida como Juju do Pix, se ha convertido en una dura advertencia sobre el fraude estético en América Latina. Tras acudir a una clínica clandestina en 2017 buscando rellenos faciales, la joven fue víctima de una mala praxis que la dejó irreconocible, alertando sobre los riesgos de estos procedimientos ilegales.

El engaño: aceite mineral y laxantes inyectados

Juliana Oliveira denunció haber sido víctima de una mala praxis luego de acudir a un establecimiento para realizarse procedimientos estéticos. Según su propio testimonio, en 2017 se sometió a lo que creyó que eran rellenos faciales de silicona.

La realidad era dramáticamente distinta. La influencer terminó recibiendo 21 jeringas de aceite mineral y laxantes, sustancias que están rigurosamente prohibidas para uso estético. Este procedimiento la dejó con una deformación severa en el rostro.

Oliveira aseguró que nunca fue informada del verdadero contenido de las inyecciones. Además, detalló que el procedimiento se llevó a cabo en una clínica ilegal, sin la debida supervisión médica ni las certificaciones necesarias para operar.

Consecuencias físicas y emocionales del fraude estético

De acuerdo con el testimonio de la joven, las aplicaciones de aceite mineral y laxantes le provocaron:

  •  Inflamación permanente.
  •  Cambios notorios en la forma de sus mejillas y párpados.
  •  Dolor constante.
  •  Enormes dificultades emocionales y laborales.

Medios locales reportaron que la deformación afectó seriamente su autoestima, su vida personal y sus oportunidades de empleo. Durante largo tiempo, la influencer creyó que su rostro permanecería así para siempre. Aunque buscó ayuda médica en varias ocasiones, muchos profesionales se negaban a intervenir debido al daño causado por las sustancias infiltradas.

La reconstrucción de Juliana Oliveira

La semana pasada, Juliana Oliveira finalmente inició su proceso de reconstrucción facial. El proceso está siendo dirigido por un cirujano plástico brasileño, quien documentó el primer procedimiento en sus redes sociales.

La cirugía inicial duró más de cuatro horas y, de acuerdo con el especialista, será apenas la primera de varias intervenciones necesarias para intentar revertir el daño causado por las inyecciones fraudulentas. El doctor compartió imágenes donde se aprecia a Oliveira con numerosos puntos de sutura en las mejillas y el mentón.

El cirujano también publicó un video comparativo del “antes y después” inmediato a la cirugía, asegurando que:

> “La cirugía fue un éxito. Ahora inicia su recuperación. El resultado final podrá apreciarse en alrededor de 20 días.”

Por ahora, no se ha informado la fecha exacta de las siguientes operaciones.

La alerta sanitaria: riesgos de las inyecciones clandestinas

Aunque los rellenos faciales están ampliamente difundidos, es crucial distinguir entre productos seguros y sustancias nocivas. De acuerdo con información de Harvard Health, inyectar sustancias no estériles o no aprobadas, como el aceite mineral, aceites industriales, biopolímeros, laxantes o productos desconocidos, puede causar daños severos e irreversibles.

Entre las complicaciones más peligrosas que se han identificado se encuentran:

  •  Necrosis de tejidos.
  •  Infecciones graves.
  •  Migración del producto a otras zonas.
  •  Embolias faciales, que pueden llegar a bloquear arterias y provocar ceguera o un accidente cerebrovascular.
  •  Desfiguración permanente.

El patrón de las clínicas clandestinas en México y América Latina

El caso de Oliveira no es aislado y ha servido para alertar sobre el incremento de inyecciones ilegales o falsificadas, muchas veces aplicadas en spas, domicilios particulares o supuestos consultorios sin licencia, no solo en Brasil, sino en distintos países de América Latina.

En México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) alerta que las “cirugías o tratamientos practicados en establecimientos con malas condiciones sanitarias y por personas no especializadas que no cumplen con la legislación y normatividad sanitaria vigente, pueden provocar un grave riesgo a la salud de la población que acude a dichos lugares y en consecuencia el daño puede ser permanente o fatal”.

La dependencia recomienda a la población que, previamente a someterse a un tratamiento de cirugía estética, se asegure de identificar los siguientes puntos:

  • Que el establecimiento cuente con la licencia sanitaria para llevar a cabo actos quirúrgicos (debe estar a la vista del público).
  • Que el médico que realiza los procedimientos tenga especialidad en cirugía plástica.
  • Que el título profesional del médico cirujano se encuentre a la vista del público.
  • Que se cuente con un área quirúrgica separada y sin posibilidad de contaminación y acceso restringido.
  • Se deberá contar con un área de recuperación post-cirugía.

La experiencia de Juliana Oliveira subraya la imperiosa necesidad de regulación estricta y de una mayor conciencia pública sobre los peligros que acechan fuera de los entornos médicos certificados. Mientras la influencer enfrenta un largo camino hacia la recuperación, su tragedia se erige como un recordatorio contundente: en el afán por la estética, el riesgo de un daño permanente o fatal es una sombra que solo la legalidad y la experticia pueden disipar.

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Redacción Noticias Activas
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