La playa de Negritos, en la provincia de Priura, Perú, fue testigo de un hallazgo natural extraordinario y, a la vez, de un acto de destrucción científica irreversible. Un ejemplar de tiburón megaboca Perú (una de las especies más raras del planeta) apareció varado aún con vida, pero los pobladores lo descuartizaron antes de que cualquier autoridad ambiental pudiera intervenir.
Falta de protocolos ante un hallazgo único
El suceso, que rápidamente se viralizó gracias a las redes sociales, ocurrió el domingo 23 de noviembre. Fue alrededor de las 15:30 horas cuando Moises Prieto Álvarez, un fotógrafo de la zona, encontró al singular animal en la orilla. El escualo, identificado como un tiburón megaboca (Megachasma pelagios), se encontraba todavía con vida.
Prieto Álvarez, cuyas imágenes y declaraciones fueron compartidas con el Heraldo de México, declaró que inmediatamente dio aviso a la capitanía sobre la presencia del animal poco común varado. Sin embargo, la reacción de los locales fue dramáticamente rápida y definitiva.
El fotógrafo lamentó que los pobladores “no tardaron más de 40 minutos en filetearlo”. Según Prieto Álvarez, la gente actuó porque “Todos pensaban que era una ballena bebé o tiburón”, sin reconocer la trascendencia científica del ejemplar.
Las imágenes capturadas por Moises Prieto Álvarez, compartidas bajo el usuario “prial\_phoficial” en plataformas como Instagram, muestran la cruda escena de la desmembración del espécimen. El fotógrafo compartió fotografías de los trozos de carne que fueron retirados del animal.
Descuartizado ante la mirada de todos
Esta especie es una de las que ha sido registrada muy pocas veces en la costa de Perú. Por ello, su destino final es aún más lamentable. Uno de los videos compartidos por Moises con el Heraldo de México documenta el momento exacto en que algunos pobladores entraron al océano hasta el punto donde se encontraba el tiburón para iniciar el proceso de fileteado.
En el metraje, se observa cómo, ante la mirada de varias personas, un hombre sostiene al animal mientras que otro corta un trozo de carne con un cuchillo. Otras de las imágenes y videos del fotógrafo fueron testigo de cómo los pobladores cargaban:
- Gigantescos trozos de carne.
- Piel y grasa de tiburón por las calles cercanas a la playa.
Tras ser despojado de gran parte de su cuerpo, el cadáver del ejemplar quedó finalmente tirado en el agua.
La pérdida de información científica
La singularidad de la especie hace que su destrucción sea una pérdida significativa para la ciencia marina. Prieto Álvarez criticó severamente la respuesta y la nula intervención de las instituciones. Lamentó además que ninguna autoridad llegara a tiempo antes de que las personas aprovecharan para descuartizar al singular ejemplar.
El fotógrafo enfatizó el contexto detrás de esta negligencia, señalando que: “Más allá del hecho, esto muestra la falta de educación ambiental y la ausencia de protocolos frente a un hallazgo tan importante para la ciencia”, subrayó.
Un tiburón megaboca varado aporta información única sobre las aguas profundas, por lo que su aparición en una playa “debería ser registrada y estudiada, no destruida”, concluyó Prieto.
El megaboca: una rareza de las profundidades
El tiburón megaboca es mundialmente reconocido como una de las especies de tiburón que menos se ven en el mundo. El gobierno de Hawái asegura que el tiburón megaboca es uno de los tiburones que menos se ven en el mundo, lo que agrega una capa extra de importancia a su descubrimiento en las costas de Perú.
De acuerdo con información de la organización Oceana, esta especie es la más pequeña de todos los tiburones que se alimentan por filtración. Sus características físicas más notables son:
- Puede alcanzar longitudes de hasta 9.1 metros.
- Vive en aguas costeras, plataformas continentales y en alta mar.
- Su hábitat se encuentra en profundidades que van desde los 4,572 metros hasta los 4.8 metros.
Este hecho subraya la urgencia de establecer protocolos ambientales más estrictos y una mayor conciencia ciudadana para proteger hallazgos biológicos irremplazables.
El incidente ocurrido en Priura no es solo la pérdida de un espécimen valioso, sino un reflejo de la indiferencia social y la vulnerabilidad institucional ante la riqueza biológica de las costas. Si un animal tan raro, cuya aparición es celebrada como un milagro científico, puede ser convertido en carne de consumo en menos de una hora, ¿qué le espera al resto de la fauna marina menos visible y protegida en Perú y el resto del mundo?




