Seguridad en festivales en México: entre precariedad, omisiones y tragedias, el sistema muestra grietas cada vez más visibles.
Una muerte que habla por todas
Citlali y Miguel Ángel no eran estrellas del escenario, pero su historia quedó marcada por una tragedia que pudo evitarse.
Murieron mientras trabajaban en el Festival Axe Ceremonia. La música siguió sonando. La negligencia también.
Ocho horas de silencio y una estructura colapsada
Cuando la fiesta no se detiene, ni ante la muerte
El 6 de abril, en pleno evento en el Parque Bicentenario, una estructura metálica colapsó por fuertes vientos.
Los fotógrafos Citlali Berenice Giles Rivera, de 28 años, y Miguel Ángel Rojas, de 26, fallecieron mientras documentaban el festival.
La reacción oficial tardó más de ocho horas. Durante ese tiempo:
- No se interrumpió el evento.
- No hubo anuncios públicos.
- Miles de personas bailaban sin saber que dos trabajadores habían muerto.
Óscar Adame, periodista especializado en festivales, lo resume así:
“Mientras unos cantaban, otros ya estaban de luto”.
Un sistema sostenido con alfileres
Ceremonia 2017: El primer aviso ignorado
Adame no olvida el colapso del escenario de Björk en Ceremonia 2017.
“Fue surreal. Nadie reaccionó. Nadie estaba preparado”.
Aquella vez no hubo víctimas fatales. Pero sí un mensaje simbólico: una danza azteca cerró el evento como si fuera un funeral.
Knotfest 2019: Caos en cámara lenta
En el Knotfest Meets Force Fest, la banda Evanescence nunca tocó.
Horas antes, se cayeron las vallas de seguridad.
El festival no fue cancelado a tiempo y el resultado fue una escena de caos:
- El público incendió el equipo de la banda.
- Hubo heridos, crisis nerviosas, disturbios.
- Nadie supo qué hacer.
La falta de comunicación y de protocolos básicos volvió a cobrar factura.
La precariedad no solo mata al público
Técnicos, fotógrafos, periodistas: los invisibles del show
“Todo el mundo quiere trabajar en esta industria”, dice Adame.
El problema: muchos aceptan condiciones sin garantías mínimas. No hay seguros, no hay contratos, no hay protocolos.
“Hay miles dispuestos a hacerlo sin pedir nada”, afirma.
Esto no es solo una omisión. Es una normalización peligrosa.
Medios pequeños, responsabilidad compartida
Adame no culpa al medio donde colaboraban las víctimas. Pero sí lo ve como parte de una cadena rota:
“Es otro símbolo de esta ignorancia estructural”.
Se trata de un ecosistema donde la pasión por pertenecer al mundo del espectáculo justifica todo tipo de negligencias.
Promotores sin freno ni sensibilidad
El glamour por encima de la seguridad
Los organizadores del festival tardaron en emitir un comunicado.
Ni siquiera aseguraron la estructura desde un inicio.
“Están tan endiosados que olvidan lo esencial: cuidar la vida de quienes están ahí”, denuncia Adame.
Esta no es solo una falla puntual. Es una constante.
Un patrón que se repite en cada festival, en cada evento donde la seguridad es lo último que se considera.
¿Cuántos muertos más harán falta?
La tragedia del Axe Ceremonia 2025 no fue un accidente aislado.
Fue el síntoma visible de un sistema profundamente enfermo. La pregunta no es quién tiene la culpa.
La pregunta es: ¿Cuántos más morirán antes de que alguien actúe?