En una tarde marcada por el miedo, Guerrero volvió a teñirse de rojo. El asesinato de Noel Garay, exfuncionario municipal, revive un patrón alarmante de violencia política en la región.
La ejecución de Noel Garay: un crimen que sacude Guerrero
El pasado domingo, Noel Garay Benítez, exsecretario de Desarrollo Urbano de Coyuca de Benítez, fue asesinado a tiros mientras transitaba en una camioneta blanca. El ataque ocurrió cerca de las 17:30 horas en el tramo que conecta Los Barrios con la cabecera municipal.
“Se escucharon ráfagas… luego el estruendo del choque”, relató un testigo citado por medios locales.
Tras el tiroteo, el vehículo se estrelló contra un muro. Elementos de seguridad estatal y la Fiscalía General del Estado (FGE) acudieron al sitio para iniciar las diligencias, aunque no hay detenidos ni móviles confirmados hasta el momento.
Una escalada que no da tregua: tres asesinatos políticos en 40 días
Jaime Maciel: el primer golpe de 2024
El 27 de febrero, Jaime Maciel Ramírez, director de la Policía Municipal, fue asesinado en la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo. Portaba su uniforme cuando fue interceptado y acribillado.
- El crimen ocurrió en la localidad Basilia.
- Se encontraron casquillos de armas largas y cortas.
- No hubo arrestos ni resultados visibles en la investigación.
La masacre de Copanatoyac: violencia familiar y política
El 28 de marzo, Juvenal Calleja, dirigente estatal del PT, fue emboscado en Zapotitlán de las Tablas. Viajaba con su familia cuando un grupo armado disparó sin piedad, asesinando también a su esposa e hijo.
“Exigimos justicia y el cese a la violencia política en Guerrero”, señaló el PT en un comunicado.
Este crimen múltiple generó condena nacional. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido lenta y fragmentada, mientras el miedo se propaga entre actores políticos locales.
Guerrero: foco rojo en el mapa de la violencia política
La organización Data Cívica documentó que Guerrero figura entre los cinco estados con más agresiones contra políticos en los últimos cinco años. Según su informe más reciente:
- Más de 35 asesinatos de actores políticos desde 2018.
- El 60% de las víctimas eran autoridades municipales o aspirantes.
- La mayoría de los crímenes quedan impunes.
Este patrón se acentúa en contextos electorales. Actualmente, México vive una de las campañas más violentas en su historia reciente, con candidaturas amenazadas o retiradas por razones de seguridad.
Instituciones rebasadas y silencio oficial
A pesar de la gravedad de los hechos, la Fiscalía estatal no ha emitido posturas públicas firmes ni ofrecido resultados concretos en ninguno de los tres casos recientes. Esto ha generado críticas desde organizaciones civiles y partidos políticos.
- La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) solo ha contabilizado los homicidios, sin profundizar en su naturaleza política.
- La FGE no ha revelado líneas de investigación claras.
- Los familiares y comunidades afectadas dudan que haya justicia.
El dilema: ¿cuánto más puede resistir Guerrero?
La normalización de la violencia política en Guerrero plantea una pregunta urgente:
¿Qué garantías existen para los servidores públicos y candidatos en 2024?
Si el Estado no responde con firmeza y transparencia, el miedo podría desmovilizar liderazgos comunitarios, distorsionar procesos electorales y reforzar estructuras paralelas de poder.
Guerrero vive una tormenta que mezcla crimen, política e impunidad. Cada asesinato no solo apaga una vida, también erosiona la democracia. La gran incógnita es: ¿quién será el siguiente?