Jesús Alfredo Guzmán: El capo invisible que aterra a la DEA y a México

Jesús Alfredo Guzmán, hijo de El Chapo, lidera Los Chapitos en la sombra. La DEA ofrece 10 mdd por él. ¿Por qué sigue libre?

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Jesús Alfredo Guzmán, hijo de El Chapo, lidera Los Chapitos en la sombra. La DEA ofrece 10 mdd por él. ¿Por qué sigue libre?

Mientras sus hermanos caen uno a uno, Jesús Alfredo Guzmán sigue siendo el gran fantasma del narcotráfico. Discreto, violento y estratégico, lidera desde las sombras.

¿Quién es Jesús Alfredo Guzmán, alias “El Gordo”?

Conocido también como “Alfredillo”, es uno de los presuntos criminales más buscados por México y Estados Unidos. Hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, heredó algo más que el nombre: una red criminal internacional.

Tras la captura definitiva de su padre en 2017, Alfredo se convirtió en uno de los líderes principales del Cártel de Sinaloa (CDS), concretamente de la facción de Los Chapitos. Su influencia ha crecido conforme sus hermanos han sido arrestados, como Ovidio y Joaquín Guzmán López.

“Jesús Alfredo es el más violento de Los Chapitos. Puede volverse impredecible con alcohol”, declaró Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, excolaborador del cártel, a Milenio.

El cerebro logístico del narco

A diferencia del estilo impulsivo de sus hermanos, Alfredo es descrito como el estratega silencioso de la organización.

Control de rutas y sustancias

Según documentos judiciales en EE. UU., participó en el envío de grandes cantidades de droga:

  • Coordinó entregas de hasta 18 kg de heroína con distribuidores como los hermanos Flores en Chicago.
  • Ha estado vinculado al tráfico de fentanilo, metanfetaminas, marihuana, heroína y cocaína.
  • Colabora con proveedores en China para importar precursores químicos, fundamentales para la producción de fentanilo.

Presencia en Colombia

Reportes del servicio de inteligencia colombiano indican que Alfredo expandió operaciones a Medellín, donde:

  • Se establecieron laboratorios capaces de producir 100 kg de cocaína por semana.
  • Apoyó económicamente a equipos de fútbol locales como estrategia de infiltración y dominio social.

Este modelo de “narcofilantropía” es similar al que utilizó su padre en Sinaloa.

El episodio de la falsa captura en 2012

Uno de los momentos más mediáticos y vergonzosos para las autoridades mexicanas fue la detención equivocada de un inocente.

El operativo en Zapopan

El 21 de junio de 2012, la Secretaría de Marina (SEMAR) capturó a un hombre identificado como Jesús Alfredo Guzmán Salazar. La entonces Procuraduría General de la República (PGR) lo presentó como un gran golpe al CDS:

  • Incautaron 135 mil dólares, armas largas y cortas, granadas, e identificaciones falsas.
  • El gobierno declaró que se trataba del hijo de El Chapo.

El escándalo mediático

Horas después, la abogada Verónica González desmintió todo: el detenido era en realidad Félix Beltrán León, un vendedor de autos sin vínculos con el crimen organizado.

Este episodio evidenció la falta de verificación y el afán mediático de las autoridades por mostrar resultados rápidos. A la fecha, Alfredo nunca ha sido arrestado oficialmente.

La guerra interna en el Cártel de Sinaloa

La captura de El Chapo dejó un vacío de poder que generó fracturas dentro del Cártel de Sinaloa. Actualmente, hay dos facciones enfrentadas:

  • Los Chapitos, liderados por Alfredo e Iván Guzmán.
  • El grupo de Ismael “El Mayo” Zambada, capo histórico del narco.

Esta pugna ha provocado un incremento de violencia en regiones clave como Sinaloa, Sonora y Baja California.

“Los enfrentamientos se deben a la disputa por las rutas del fentanilo y el control absoluto del CDS”, indica un análisis del Departamento de Justicia de EE. UU.

La cacería internacional: 10 millones por su cabeza

Pese a su perfil bajo, Alfredo es uno de los objetivos prioritarios para la DEA. La agencia ofrece una recompensa de hasta 10 millones de dólares (más de 202 millones de pesos mexicanos) por información que conduzca a su captura.

Los motivos son contundentes:

  • Coordinación de tráfico masivo de drogas hacia EE. UU.
  • Expansión de laboratorios en Latinoamérica.
  • Relación directa con redes de suministro químico en Asia.

Esta recompensa lo posiciona en el mismo nivel que otros capos de alto perfil, como Ismael Zambada o Nemésio Oseguera “El Mencho”.

Mientras sus hermanos enfrentan juicios o están tras las rejas, Jesús Alfredo Guzmán Salazar sigue libre y operando. Su capacidad de adaptación, su perfil bajo y su brutal eficiencia lo convierten en uno de los capos más peligrosos del continente.

La gran pregunta es: ¿Hasta cuándo podrá la sombra de “El Gordo” esquivar la justicia?
Y más aún: ¿qué pasará si logra consolidar por completo el control del Cártel de Sinaloa?

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