“Te amo por siempre, mami”, escribió con el corazón roto la hija de María Yesenia Ontiveros. Así comenzó el duelo público por un crimen que aún no encuentra justicia en Tijuana.
La última vez que se les vio con vida
El 11 de abril fue la última vez que alguien vio con vida a María Yesenia Ontiveros Gutiérrez y a Zamira Oliver Paredes Carranza, dos mujeres que desaparecieron sin dejar rastro. Ambas vivían en Tijuana, Baja California, y sus familias comenzaron una intensa búsqueda al notar su ausencia prolongada.
Una desaparición denunciada desde el primer día
Familiares de ambas mujeres acudieron a las autoridades para levantar el reporte de desaparición. En México, este tipo de casos no son aislados. De acuerdo con cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, más de 100,000 personas están en calidad de desaparecidas en el país.
El hallazgo trágico en la colonia Obrera
El sábado 19 de abril, ocho días después de su desaparición, un olor fétido alertó a vecinos de la colonia Obrera en Tijuana. Fue un ciudadano quien hizo el reporte a las autoridades, señalando un vehículo estacionado por varios días.
Una camioneta abandonada, la escena del crimen
Agentes de la Fiscalía General del Estado de Baja California acudieron al lugar. Al inspeccionar la camioneta, encontraron dos cuerpos femeninos en el interior. Según versiones preliminares, las víctimas coincidían con las características de Yesenia y Zamira.
“La descomposición avanzada de los cuerpos dificultó su identificación inmediata”, informó una fuente de la fiscalía bajo anonimato.
La despedida más dolorosa: el mensaje de una hija
A través de su cuenta de Facebook, la hija de Yesenia compartió una imagen de su madre junto al mensaje:
“Te amo por siempre, mami”.
Este gesto conmovió a miles de usuarios que expresaron solidaridad en redes sociales, convirtiendo el caso en tema de conversación en grupos vecinales, colectivos feministas y medios locales.
El silencio institucional ante el dolor ciudadano
Hasta el momento, la Fiscalía no ha emitido detalles sobre las causas de muerte ni ha confirmado detenciones. Tampoco se han publicado retratos hablados ni posibles hipótesis oficiales.
El dolor de las familias contrasta con la lentitud del sistema judicial mexicano, en donde solo el 5% de los feminicidios termina en sentencia, según datos de Impunidad Cero.
El caso de Yesenia y Zamira: reflejo de una crisis nacional
Baja California: estado con focos rojos de violencia de género
Tijuana ha sido durante años uno de los municipios con mayor número de mujeres desaparecidas en México. En 2023, se registraron más de 600 reportes de mujeres no localizadas, según datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
Feminicidios sin justicia: un patrón preocupante
Organizaciones civiles como Justicia para Nuestras Hijas han denunciado una falta de protocolos claros para atender desapariciones femeninas. El patrón se repite: mujeres desaparecen, aparecen sin vida días después, y el caso termina archivado sin culpables.
“La violencia feminicida en México es una pandemia dentro de la pandemia”, afirmó la activista Frida Guerrero en un foro reciente.
La impunidad como segunda condena
Sin avances, sin respuestas, sin culpables
A pesar de la presión mediática y social, no hay detenidos por el crimen de Yesenia y Zamira. Las familias han exigido a la Fiscalía que agilice las investigaciones, pero el caso sigue estancado.
Una justicia que no llega y que duele más
Cada día que pasa sin justicia profundiza el duelo de las familias. La falta de resultados genera desconfianza y frustración, y envía un mensaje alarmante a la sociedad: la vida de una mujer no tiene garantía de protección ni justicia.
El caso de Yesenia y Zamira no solo deja dos sillas vacías en una familia, sino también una herida abierta en una ciudad que se ha acostumbrado a vivir con miedo. La pregunta que resuena es simple, pero urgente:
¿Cuántas más tienen que morir para que el sistema reaccione?
En un país donde la impunidad reina, el eco de una hija gritando “te amo por siempre, mami” es una llamada que no puede ni debe ser ignorada.