Dos semanas después del asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores cercanos de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, una nueva línea de investigación surge en medio del silencio oficial. Las autoridades rastrean servicios forenses ante la posibilidad de que el autor material ya esté muerto.
La búsqueda clave en semefos
El periodista Óscar Balderas ha revelado, citando fuentes policiales, que las autoridades han iniciado un rastreo exhaustivo en los Servicios Médicos Forenses (Semefos) del Estado de México, Hidalgo y entidades colindantes. El objetivo es identificar cuerpos que coincidan con las características del asesino.
Hipótesis: el sicario ejecutado
Según Balderas, esta búsqueda se basa en una hipótesis que sugiere que el agresor fue ejecutado poco después del atentado. Esta acción sería parte de un operativo premeditado para eliminar cualquier “cabo suelto”.
“Lo cierto, y eso ya me lo confirmaron mis fuentes, es que ya comenzó una búsqueda intensa, muy fuerte en los Semefos del Estado de México, Hidalgo y anexos, ya buscando las características físicas del tirador”, detalló el experto en crimen organizado y seguridad en entrevista con Luis Cárdenas en MVS.
Una táctica conocida
Balderas recordó que esta estrategia de eliminar al ejecutor no es nueva en el crimen organizado. Puso como ejemplo a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, quien, según relató, solía ejecutar a quienes construían sus túneles hacia Estados Unidos para garantizar el secreto.
“Les decía que el jueves a las nueve de la mañana era día de paga. Y cuando llegaban, les daban el dinero y un balazo en la cabeza”, explicó.
El riesgo para la investigación
El periodista fue enfático sobre las consecuencias si esta hipótesis se confirma. Si el asesino ya fue eliminado, la investigación pierde su principal punto de partida.
“Si esto es cierto, las posibilidades de llegar a los autores intelectuales se reducen drásticamente. Ya no hay quién responda las dos preguntas fundamentales: ¿por qué ellos? y ¿quién dio la orden?”, afirmó.
Detalles del crimen: un ataque quirúrgico
El asesinato de Ximena Guzmán, secretaria particular de Brugada, y José Muñoz, su asesor político, el 20 de mayo, mostró desde el inicio indicios de una planeación meticulosa.
Fueron emboscados en su automóvil cerca de la estación Xola del Metro. El tirador, disfrazado de trabajador de construcción, disparó con extrema puntería a puntos vitales.
Ximena recibió ocho impactos.
José recibió cuatro impactos.
El arma utilizada fue un calibre 9 mm con silenciador. La ejecución fue descrita como rápida y silenciosa. A pesar de la vigilancia del C5, las más de 90 mil cámaras y los 80 mil policías, el ataque no pudo prevenirse.
La ruta de escape planeada
La huida también fue coordinada. El agresor corrió hacia una motocicleta con un cómplice, luego abordaron una camioneta Nissan Kicks azul en la alcaldía Iztacalco y, finalmente, se les vio en una Urban blanca en el municipio de Tonanitla, en el Estado de México.
La impunidad como mensaje de terror
Óscar Balderas advirtió que este crimen, y la impunidad que lo rodea hasta ahora, ha tenido un “efecto colateral devastador”: enviar un mensaje a otros sectores vulnerables.
“Muchos activistas, periodistas y defensores de derechos humanos que viven en la Ciudad de México han recibido mensajes amenazantes”, confesó Balderas, quien también recibió uno: “Para que veas lo fácil que es llegar hasta ti”.
Para el periodista, esta “narrativa del terror psicológico” busca desestabilizar y paralizar.
“Hay un mensaje, me parece, de miedo, que penetra justamente en este tipo de crímenes que en ese sentido se parecen mucho a lo que genera un atentado terrorista: el miedo inmediato y la capacidad de pensar ‘esto nos puede pasar a cualquiera’. Congelarte, paralizarte…”.
Según Balderas, muchos que buscaron refugio en la Ciudad de México por la violencia ahora se replantean su seguridad, sintiendo que la “burbuja” de la capital se ha roto.
Perfil de las víctimas y marcas de un crimen de alto nivel
El abogado penalista Gabriel Regino ha señalado que el ataque no fue contra figuras públicas o con funciones operativas, sino contra funcionarios estratégicos, discretos y cercanos a la jefa de Gobierno.
“No eran policías, ni fiscales, ni periodistas. Eran operadores políticos de primer nivel. El mensaje va dirigido al entorno más íntimo del poder en la ciudad”, indicó Regino en entrevistas pasadas.
Expertos como Regino y Balderas coinciden en que la ejecución tiene las características de un crimen de alto nivel:
Técnica profesional.
Logística avanzada.
Uso de un arma “limpia”, sin historial forense.
Estructura capaz de planificar la ruta de escape y neutralizar cámaras.
Los periodistas Carlos Jiménez y Antonio Nieto revelaron videos que muestran al asesino vigilando días antes. El 14 de mayo, solo llegó Ximena y no disparó. Esperó al 21 de mayo (el texto original dice 21 de mayo aquí, pero 20 de mayo al principio) cuando estaban ambos.
Finalmente, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) investiga a dos agentes por posibles irregularidades en el manejo de indicios. La SSC negó detenciones, pero reconoció una investigación administrativa y revisión de protocolos.
La incertidumbre sobre si el asesino de Ximena Guzmán y José Muñoz ha sido “silenciado” plantea un oscuro panorama para la investigación. Si la hipótesis de su ejecución se confirma, llegar a los autores intelectuales de este crimen estratégico en el corazón del poder en la Ciudad de México se vuelve una tarea significativamente más compleja.