El silencio fue interrumpido por un grito.
La noche del 4 de abril, un crimen espeluznante paralizó a los vecinos de la colonia Ampliación El Barrio, en Culiacán. Un cadáver decapitado, con múltiples impactos de bala, fue hallado a plena vista, dejando tras de sí una escena digna de una pesadilla. El hecho reaviva el miedo latente: la violencia en Sinaloa no da tregua.
¿Qué se sabe del hallazgo?
El lugar y la hora del crimen
Según informes oficiales, el hallazgo ocurrió alrededor de las 20:55 horas, cerca de la carretera a Sanalona. El cuerpo estaba frente a un domicilio sobre la avenida Mármol, en posición boca arriba. A pocos metros, la cabeza: separada del cuerpo, junto al carril vial.
El perfil de la víctima
Aunque no ha sido identificado oficialmente, reportes extraoficiales indican que se trataría de Alberto Tojari, de 37 años, peluquero de oficio. Vestía una playera negra, pantalón de mezclilla azul y tenis oscuros. Su complexión robusta coincide con la descripción proporcionada por vecinos.
Violencia criminal: ¿crimen aislado o mensaje?
El patrón detrás del horror
La decapitación es una firma violenta, frecuente en crímenes relacionados con el narcotráfico o ajustes de cuentas. Expertos en criminología, como el Dr. Edgardo Buscaglia, han advertido que estos actos buscan infundir terror y marcar territorio.
“Este tipo de crímenes no son aleatorios. Suelen estar vinculados a disputas internas o mensajes dirigidos a grupos rivales”, señaló Buscaglia en un análisis para El Universal.
Contexto: Sinaloa bajo asedio
Sinaloa figura entre los cinco estados con mayor índice de homicidios dolosos en México. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan solo en el primer trimestre de 2025, se registraron más de 430 homicidios en la entidad.
La reacción ciudadana y el silencio oficial
Miedo, indignación y resignación
Vecinos entrevistados en medios locales aseguraron que no es la primera vez que ocurre un crimen violento en la zona. Sin embargo, este caso ha generado un nivel de conmoción particular por su brutalidad.
“Ya no se puede vivir tranquilo aquí. A veces es como si la ley no existiera”, dijo un habitante que prefirió el anonimato.
Autoridades, sin avances
Hasta el cierre de esta edición, la Fiscalía General del Estado no ha confirmado la identidad de la víctima ni ha ofrecido avances sustanciales en la investigación. Tampoco se ha informado si hay detenidos o posibles móviles confirmados.
Impunidad y normalización de la barbarie
¿Un caso más en la estadística?
Los especialistas advierten sobre un fenómeno alarmante: la normalización de la violencia extrema. Escenas como la del 4 de abril ya no sorprenden como antes, y eso tiene un impacto devastador en el tejido social.
“Cuando la sociedad deja de escandalizarse, el crimen avanza sin freno”, advierte la socióloga Elena Azaola.
El riesgo de vivir con miedo
Este tipo de crímenes no solo atentan contra las víctimas directas. La comunidad entera vive bajo una sombra de miedo, autocensura y desconfianza. El impacto psicológico, especialmente en niños y jóvenes, es profundo y duradero.
¿Qué sigue para Culiacán y Sinaloa?
La ejecución y decapitación de un hombre en una zona habitacional no puede pasar como un dato más en las estadísticas. Este crimen plantea una pregunta urgente:
¿Hasta cuándo la impunidad seguirá siendo la norma en zonas dominadas por el crimen organizado?
Si no se actúa con firmeza y transparencia, el mensaje para la ciudadanía será claro: la barbarie es parte del paisaje cotidiano. La justicia, mientras tanto, sigue siendo una promesa lejana.