El 16 de abril marca un año del feminicidio de María José. Su padre, devastado, aún clama justicia. El asesino murió sin ser juzgado.
La tragedia que comenzó en Iztacalco
El feminicidio de María José, una joven de 17 años estremeció a la Ciudad de México.
Ocurrió en su propio hogar, cuando Miguel “N”, su vecino, aprovechó un momento de vulnerabilidad para arrebatarle la vida.
La madre de la joven llegó justo a tiempo para evitar una tragedia aún mayor, pues también fue atacada.
Los gritos alertaron a los vecinos y así lograron detener al agresor.
Miguel “N”: el “Químico de Iztacalco”
Miguel era un químico de 39 años. Su casa escondía secretos siniestros.
Tras su detención, las autoridades encontraron restos humanos, sangre y pertenencias de posibles víctimas.
Era, según la Fiscalía, un feminicida serial. Se investigaban al menos siete casos más.
“Con su muerte no hay justicia. Ni para mi hija, ni para nadie”, lamentó el padre de María José.
Una muerte que frustró la justicia
El pasado domingo se informó que Miguel “N” murió tras caerse de la cama, sufriendo un golpe fatal.
La causa oficial fue paro cardiorrespiratorio, pero la noticia causó escepticismo.
¿Qué pasó realmente en el Reclusorio Oriente?
Los familiares exigen claridad. A través de sus abogados, entregaron una carta a las autoridades carcelarias.
Solicitan pruebas del fallecimiento, los protocolos seguidos durante la emergencia y transparencia absoluta.
Dudas, dolor y desconfianza
El padre de María José, Ernesto Hoyuela, publicó una carta titulada:
“No, no hay un final feliz”. En ella, expresa su indignación:
“En México, cualquier cosa puede pasar… hasta no ver el cuerpo, la autopsia, yo no creo nada.”
Destaca que se enteraron de la muerte por redes sociales, no por canales oficiales.
Y pone en duda el momento del fallecimiento, justo días después de que Miguel aceptara reunirse con familiares de víctimas.
Miguel nunca mostró remordimiento
Según Erendali Trujillo, abogada de la familia, Miguel hizo una última llamada perturbadora.
Una burla cruel en el aniversario luctuoso
Llamó a Fernanda, hermana de María José.
Le dijo que sabía que se acercaba el aniversario del feminicidio… y que no se arrepentía de nada.
“Esto no es justicia”, sentenció Cassandra, madre de la víctima.
La familia exige saber cómo accedió a datos confidenciales desde prisión.
Esa llamada reafirma el perfil psicopático del agresor, quien jamás mostró arrepentimiento.
Feminicida serial sin condena: siete víctimas sin sentencia
¿Cuántas más?
La Fiscalía investigaba su posible vínculo con al menos siete feminicidios.
Sin embargo, la cifra podría ser mayor, advierten los abogados.
“No habrá sentencia, ni certezas. A algunas familias se les volvió a arrebatar la información”, escribió el padre de María José.
Un caso que evidencia fallas sistémicas
- Las víctimas no fueron notificadas de la muerte del agresor.
- La cárcel no brindó detalles técnicos de la emergencia.
- El Estado falló en garantizar justicia y verdad.
¿Qué sigue para las familias de las víctimas?
Exigen pruebas, verdad y memoria
Sin una sentencia firme, no hay cierre posible.
El dolor permanece. La incertidumbre también. Los familiares siguen esperando:
- Certificación forense del cuerpo.
- Investigación completa sobre su red de crímenes.
- Acceso a información clara, sin dilaciones.
Llamado a las autoridades
La familia de María José no está sola. Otros casos pueden quedar en el olvido si no se garantiza justicia post mortem.
Este hecho no debe marcar el final de la investigación, sino el comienzo de una revisión profunda del sistema penitenciario.
La muerte del feminicida de Iztacalco no significa justicia, sino una herida abierta.
El caso de María José expone la crudeza de un sistema que no siempre llega a tiempo.
¿Cuántos agresores más se irán sin pagar?
¿Cuántas víctimas serán silenciadas por fallas estructurales?
La justicia no puede morir con el criminal.