El olor fue el primer indicio. En una colonia obrera de Tijuana, una camioneta abandonada escondía un horror que estremecería al país. Las desaparecidas tenían nombre: Yesenia y Zamira.
La desaparición que nadie atendió a tiempo
El 11 de abril parecía un día cualquiera, pero no lo fue para María Yesenia Ontiveros Gutiérrez (36) y Zamira Oliver Paredes Carranza (27). Ambas salieron de sus hogares y jamás regresaron. Familiares, al ver que el tiempo pasaba sin noticias, activaron fichas de búsqueda, pero el silencio institucional fue ensordecedor.
¿Dónde se vieron por última vez?
- Zamira fue vista el 10 de abril, en la colonia Jardines de las Cruces.
- Yesenia, en la colonia Obrera, una zona popular de la ciudad fronteriza.
Los días siguientes se llenaron de incertidumbre y desesperación. Cada hora sin respuesta aumentaba la angustia. Y entonces, una llamada anónima cambió el curso del caso.
El hallazgo macabro en una camioneta
El reporte vecinal que lo inició todo
El sábado 19 de abril, vecinos de la colonia Obrera reportaron a las autoridades un fuerte olor que salía de una camioneta estacionada desde hacía varios días. La escena era escalofriante: dos cuerpos en avanzado estado de descomposición yacían en el interior.
La camioneta fue asegurada de inmediato y los cadáveres trasladados al Servicio Médico Forense. Aunque no se confirmó oficialmente su identidad, medios locales señalaron que los rasgos coincidían con las mujeres desaparecidas.
¿Qué se sabe hasta ahora?
- No hay personas detenidas.
- No se ha confirmado la causa de muerte.
- Se investiga si hubo violencia de género.
- Familiares no han hecho identificaciones públicas.
El rostro humano detrás de las cifras
¿Quién era Zamira Oliver?
Tenía 27 años, una estatura de 1.77 metros, cabello castaño claro y ojos café oscuro. Su ficha de búsqueda describe una joven de tez amarilla y cejas arqueadas. No era una estadística, sino una vida con sueños, vínculos y una familia rota por la incertidumbre.
¿Quién era Yesenia Ontiveros?
A sus 36 años, medía 1.60 metros, tenía cabello negro, tez blanca y un tatuaje en la nuca con la palabra “Oscar”. Era madre, hermana, amiga. Su desaparición golpeó el corazón de quienes la conocían.
Ambas mujeres representan el drama que viven miles de familias en México, donde las desapariciones son una constante y la impunidad, una costumbre.
Feminicidio en México: una emergencia nacional
Las cifras que duelen
- Cada día desaparecen 7 mujeres en México, según datos de la Red Nacional de Refugios.
- Baja California, especialmente Tijuana, se ha convertido en uno de los focos más críticos.
- En 2023 se reportaron más de 3,000 mujeres desaparecidas a nivel nacional.
La violencia feminicida no distingue edades ni contextos. Se gesta en el abandono institucional, se fortalece en la impunidad y se consuma en el silencio social.
El papel de las autoridades: entre el letargo y la omisión
Investigación tardía, reacciones lentas
A pesar de las denuncias, la búsqueda activa no fue inmediata. La falta de perspectiva de género en las primeras 72 horas es una falla sistémica.
Expertos coinciden en que el tiempo es crucial: cada minuto cuenta cuando una mujer desaparece. Pero en el caso de Yesenia y Zamira, esos minutos se diluyeron en burocracia.
Fiscalía en silencio
Hasta el cierre de esta nota:
- No se ha emitido una línea oficial sobre sospechosos.
- No hay videos públicos ni reconstrucción del trayecto.
- No se ha confirmado la identidad mediante ADN forense.
Este vacío informativo alimenta la incertidumbre y el temor entre la ciudadanía.
Impacto social: ¿cuántas más?
Este caso no es un hecho aislado. Es parte de una larga cadena de violencias sistemáticas que afectan a las mujeres en México. La sociedad exige:
- Verdad y justicia para las víctimas.
- Mayor capacidad de reacción institucional.
- Implementación efectiva de alertas de género y protocolos de búsqueda inmediata.
Los nombres de Yesenia y Zamira no deben engrosar una lista más. Su historia debe marcar un punto de quiebre.
¿Y ahora qué sigue?
La investigación continúa. Se esperan resultados de la autopsia y pruebas forenses que confirmen oficialmente la identidad de los cuerpos. La presión social crece, y el escrutinio sobre la fiscalía también.
Escenarios futuros posibles:
- Confirmación de feminicidio con uso de violencia extrema.
- Relación con bandas criminales locales o trata de personas.
- Omisión grave de protocolos de búsqueda.
Este caso, al igual que muchos otros, podría pasar al olvido mediático… a menos que se exija justicia con firmeza.
Yesenia y Zamira no solo desaparecieron. Fueron invisibilizadas en vida y en muerte. Su historia nos recuerda que la violencia contra las mujeres no es un hecho aislado, sino una epidemia nacional que necesita más que indignación: necesita acción colectiva y justicia con enfoque de género.
¿Cuántas más deben morir para que el sistema actúe a tiempo?