Chicharito fue abucheado en el Akron pese al triunfo de Chivas. La afición muestra su hartazgo. ¿Qué pasa con el ídolo rojiblanco?
Chivas ganó, pero el ambiente no fue de celebración. En el Estadio Akron, los abucheos a Chicharito Hernández revelaron una grieta más profunda en el Rebaño.
Una victoria que no convence a nadie
El marcador fue favorable. Chivas venció 1-0 a Puebla, un rival ya eliminado y sin nada en juego.
El gol de Erick Gutiérrez en la jornada 16 le dio oxígeno al equipo, que alcanzó 20 puntos y se posicionó décimo en la tabla, manteniéndose con vida para el Play In.
Sin embargo, la historia en la tribuna fue distinta. El malestar generalizado de la afición no se escondió, y dejó claro que un triunfo sin juego convincente no basta.
El regreso amargo del hijo pródigo
Expectativa desbordada, resultados escasos
La llegada de Javier ‘Chicharito’ Hernández en enero de 2024 fue anunciada como el regreso de un ídolo. Con pasado en clubes como el Manchester United y el Real Madrid, su vuelta despertó ilusión en la hinchada.
Pero a cuatro meses de su retorno, la realidad es otra:
- Solo un gol en el presente torneo
- Apenas tres anotaciones desde su regreso
- Actuaciones intermitentes y sin peso real en el marcador
El minuto 63 y el abucheo inesperado
Cuando Gerardo Espinoza, técnico del Rebaño, decidió sustituir a Alan Pulido e ingresar a Chicharito al minuto 63, los murmullos comenzaron.
Pero al pisar el césped, los silbidos se convirtieron en abucheos. Una reacción poco común para una figura histórica del fútbol mexicano.
Lo impactante fue que gran parte del estadio se unió, enviando un mensaje claro: la paciencia se agotó.
¿Por qué el enojo con Chicharito?
Más allá de los números
Aunque las estadísticas no lo respaldan, el problema con Chicharito no es solo deportivo.
La percepción de falta de entrega, su lenguaje corporal distante y la sensación de no estar al 100% físicamente han generado una creciente desaprobación.
El efecto espejo con otros referentes
Comparado con figuras como Víctor Guzmán o el mismo Pulido, que han mostrado compromiso en momentos difíciles, el delantero parece desconectado del grupo y de la afición.
Además, hay una sensación de que su fichaje fue más mediático que deportivo, algo que en Chivas un club con una base emocional fuerte no se perdona fácilmente.
Chivas y su eterna lucha con la exigencia
Un semestre lleno de altibajos
La campaña ha sido todo menos regular. Con apenas 5 victorias, múltiples empates y derrotas dolorosas, el equipo no ha encontrado su forma.
La afición, una de las más exigentes de México, no perdona la mediocridad. Aunque las posibilidades matemáticas de clasificar al repechaje siguen vivas, el ambiente interno es de incertidumbre y frustración.
Los Chivahermanos hablan claro
En redes sociales, las críticas se han multiplicado. “No es el Chicharito que queríamos”, “solo viene a cobrar” o “ya no es el mismo” son algunos de los comentarios más recurrentes.
Incluso en foros y programas deportivos, se cuestiona si fue un error traerlo de vuelta. La presión mediática y social no deja de aumentar.
El dilema del ídolo: ¿cuándo decir adiós?
La herencia y el ocaso
Javier Hernández es el máximo goleador de la Selección Mexicana, un ícono generacional. Pero también es un futbolista en el ocaso de su carrera.
El dilema para Chivas es complejo:
- ¿Debe seguir apostando por su imagen?
- ¿O es momento de mirar hacia nuevos talentos?
Esta situación recuerda otros regresos fallidos de ídolos en la Liga MX, como los de Cuauhtémoc Blanco o Carlos Peña, donde el cariño no fue suficiente para sostener el rendimiento.
¿Qué sigue para el Rebaño Sagrado?
Un cierre con tensión emocional
A falta de una jornada para definir su destino en el torneo, Chivas está en una encrucijada emocional y deportiva.
El resultado ante Puebla no tapa las grietas. El club debe decidir si sigue apostando por nombres o comienza una reconstrucción más profunda.
El caso Chicharito será clave en esta decisión:
- ¿Recuperará nivel y conexión con la afición?
- ¿O pasará a ser un símbolo de una era mal gestionada?
La imagen de Chicharito siendo abucheado en su propio estadio es más que una anécdota: es un símbolo del desencanto de la afición con un proyecto que no logra encender la pasión rojiblanca.
¿Será capaz Guadalajara de reconciliarse con su gente o está a punto de perder algo más que partidos?
