En abril de 2007, en la glamorosa zona hotelera de Cancún, se inauguró un restaurante que prometía exclusividad: Chocolate City. Detrás del proyecto, la cantante Ana Bárbara. Años después, ese mismo lugar sería señalado como punto de encuentro de un poderoso narcotraficante: Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”.
El restaurante Chocolate: más que un sitio de lujo
¿Qué fue Chocolate City y cómo se vincula a Ana Bárbara?
Chocolate City abrió sus puertas en 2007, según declaraciones públicas y reportes de prensa, bajo la iniciativa de Ana Bárbara. Poco tiempo después, el restaurante fue traspasado a su cuñado Javier Díaz y su hermana. La ubicación —dentro del club nocturno Dady’O, uno de los más exclusivos de Cancún— ofrecía un entorno ideal para el anonimato de ciertos visitantes.
“La Barbie se reunía ahí, sabía perfectamente que ese lugar era de Ana Bárbara. Ningún narcotraficante entra a un lugar sin saber quién lo maneja”, aseguró Javier Ceriani.
Un escenario recurrente en el libro “Emma y las otras señoras del narco”
La periodista Anabel Hernández, reconocida por sus investigaciones sobre narcotráfico, menciona Chocolate City en su libro Emma y las otras señoras del narco como lugar frecuente de celebraciones privadas entre figuras del espectáculo y miembros del crimen organizado.
El nombre de Ana Bárbara aparece como propietaria del restaurante, aunque no se le señala como participante en las reuniones de manera directa.
La Barbie y su presencia en el espectáculo
¿Quién es Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”?
La Barbie fue uno de los operadores más mediáticos del Cártel de los Beltrán Leyva, un grupo criminal que dominó el narcotráfico en México durante buena parte de la década del 2000.
De origen estadounidense y con una fachada carismática, frecuentaba ambientes públicos donde podía mezclarse con celebridades y empresarios sin levantar sospechas.
“Chocolate City era un lugar seguro. Ahí no entraba ni la DEA, ni el FBI”, enfatizó Ceriani durante su transmisión.
Ceriani vs Ana Bárbara: conflicto personal o denuncia con sustento
Las declaraciones incendiarias de Javier Ceriani
El conductor argentino Javier Ceriani, conocido por su estilo confrontativo y revelaciones mediáticas, acusó públicamente a Ana Bárbara de estar relacionada, aunque indirectamente, con la red de contactos de La Barbie.
En su canal de YouTube, argumentó que tiene pruebas y testigos grabados que sustentan sus afirmaciones. Además, aseguró que presentará información a autoridades en EE. UU., debido a que el esposo actual de Ana Bárbara, Ángel Muñoz, trabaja en una agencia federal de inmigración.
Acusaciones que van más allá de lo empresarial
El conflicto tomó un rumbo aún más delicado cuando Ceriani afirmó que uno de los hijos de la cantante estuvo al borde del suicidio, responsabilizando a Ana Bárbara y su pareja por un supuesto entorno familiar tóxico.
Estas revelaciones ocurrieron el 11 de marzo de 2025, en medio de un clima tenso entre ambos personajes. Según el periodista, la artista intentó silenciarlo mediante intimidaciones legales.
El testimonio del padre de Ana Bárbara: una fractura familiar expuesta
Entrevista exclusiva con Antero Ugalde
Ese mismo mes, Antero Ugalde, padre de Ana Bárbara, dio una entrevista a Ceriani donde expresó señalamientos graves. Entre ellos, afirmó que su hija lo mandó a golpear a través de su hermano Francisco Ugalde, y la describió como una persona “fría y calculadora”.
También sostuvo que desde su relación con Ángel Muñoz, la familia se desintegró.
“Desde que está con ese hombre, no es la misma”, dijo Antero.
Reacción de la cantante: entre la negación y la calma
Ana Bárbara ha negado todas las acusaciones. En una breve entrevista en el AICM, dijo que se mantiene tranquila, acude a terapia y que no tiene nada que esconder.
“Eso no existe, y qué bueno que dices que me conoces, porque eso no cabe en mi corazón”, declaró.
Narcotráfico y espectáculo: una relación recurrente
Casos similares: cuando las celebridades cruzan caminos peligrosos
El caso de Ana Bárbara y Chocolate City no es aislado. La historia reciente ha mostrado múltiples ejemplos de figuras del entretenimiento relacionadas —por amistad, negocios o cercanía— con narcotraficantes:
- La ex miss Sinaloa, Emma Coronel, esposa de El Chapo Guzmán.
- El vínculo de Sergio Mayer con personajes citados en libros sobre narcotráfico.
- Artistas como Valentín Elizalde y Sergio Gómez, víctimas de la violencia del crimen organizado.
El atractivo de los narcos por la fama y el lujo
Las celebridades aportan estatus social y protección simbólica al crimen organizado. A menudo, los narcotraficantes buscan espacios que les permitan camuflarse y operar sin llamar la atención.
Chocolate City, con su fachada glamurosa, sería un ejemplo perfecto de ese modelo.
El riesgo de las acusaciones sin pruebas judiciales
¿Qué dice la ley sobre los vínculos indirectos?
En México y Estados Unidos, la propiedad de un inmueble donde se realicen actividades ilícitas no implica necesariamente responsabilidad penal, a menos que se demuestre conocimiento o complicidad activa.
Hasta el momento, no hay denuncias formales contra Ana Bárbara por este caso.
Ceriani, Hernández y la delgada línea del espectáculo periodístico
Tanto Javier Ceriani como Anabel Hernández manejan información con alto impacto mediático. Mientras que Hernández respalda sus publicaciones con investigaciones de años, Ceriani se apoya en testimonios y su presencia en medios digitales.
La credibilidad de ambos ha sido cuestionada por sectores distintos: Hernández por su tratamiento de fuentes y Ceriani por su estilo provocador.
¿Y ahora qué? Escenarios posibles
¿Podría este caso escalar a instancias judiciales?
Si Javier Ceriani cumple su promesa de presentar pruebas ante autoridades estadounidenses, podría abrirse una investigación. Sin embargo, para que eso suceda, debe existir evidencia sólida más allá de menciones en un libro o testimonios sin corroboración.
¿Cuál será el impacto en la imagen de Ana Bárbara?
Aunque no hay acusaciones formales, el simple hecho de estar mencionada en contextos relacionados con el narcotráfico puede afectar su reputación pública y carrera artística. En un entorno donde la percepción lo es todo, cualquier vinculación, directa o indirecta, puede tener consecuencias.
Este caso reabre el debate sobre la línea que separa lo legal de lo moral, lo privado de lo público, y cómo las celebridades pueden verse atrapadas —voluntaria o involuntariamente— en entornos de alto riesgo.
¿Cuánto sabía Ana Bárbara? ¿Hasta dónde se puede responsabilizar a alguien por lo que ocurre en un negocio a su nombre? En tiempos donde el narcotráfico y el espectáculo comparten más escenarios de lo que quisiéramos admitir, estas preguntas seguirán resonando.
