La vida de Bjork Hernández quedó marcada irreversiblemente a los once meses de edad, cuando un brutal incendio dejó severas quemaduras en el 75 por ciento de su cuerpo. Este reportaje de análisis desvela las claves de su recuperación, el acoso implacable que sufrió y cómo ha encontrado refugio en el maquillaje, la música y el satanismo.
El brutal accidente y la versión de la pirotecnia
La joven Bjork Hernández, actualmente de 20 años y creadora de contenido, compartió su historia con el doctor Jorge Octavio Arroyo Martínez, conocido popularmente como ‘Mr. Doctor’, en su podcast titulado ‘Diagnóstico’. Durante la entrevista, relató cómo su vida se transformó antes de que siquiera tuviera conciencia plena de los hechos.
El incendio, que ocurrió cuando Bjork y su hermano se encontraban solos en casa, tiene varias versiones que circulan en su familia. Aunque existe el misterio de un cortocircuito o la teoría de un ser paranormal, la versión que Bjork Hernández considera más certera es aquella que apunta a la responsabilidad de su propio hermano.
Ella misma relató la razón detrás de esta convicción:
- “A mi hermano le encanta la pirotecnia, el fuego, prender cosas”.
- Sus tías indicaron que su hermano jugaba con cerillos, lo cual provocó que la cama se encendiera.
- “Él se salió normal mientras yo estaba ahí”, afirmó Bjork Hernández.
A pesar de que su mamá logró entrar a la casa en llamas para rescatarla, gran parte del cuerpo de Bjork Hernández ya había sufrido quemaduras graves. La madre también resultó afectada, aunque solo con quemaduras de primer grado.
Un pronóstico fatal y la intervención de la Fundación Michou y Mau
La situación de Bjork fue crítica. Con el 75 por ciento de su cuerpo quemado, los médicos llegaron a declarar a su familia que debían “ir viendo los servicios funerarios”.
No obstante, la joven logró sobrevivir. Su proceso de recuperación fue largo y complejo, iniciando con el traslado al Pediátrico de Tacubaya y, posteriormente, a Texas, con el fundamental apoyo de la Fundación Michou y Mau.
Durante la recuperación, Bjork recibió múltiples injertos, incluyendo material de la nuca, de cochino y de cadáver. Pese a la dificultad, ella afirma que la afectación es únicamente superficial: “De adentro estoy sana, solamente fue la piel”, explicó.
El acoso sistémico: de la familia a los directores escolares
La superación de las quemaduras fue solo el inicio de una lucha constante contra la segregación y el maltrato. Bjork Hernández fue víctima de acoso escolar (bullying) desde muy temprana edad, no solo por parte de compañeros y primos, sino también de figuras de autoridad que debían protegerla.
Ella confesó que el acoso se manifestó de manera sistémica: “El acoso (bullying) inició desde la primaria, no solamente por parte de mis compañeros; sufrí acoso (bullying) por parte de los maestros, directores”.
El impacto emocional en su entorno fue tan grave que incluso su madre sufrió parálisis facial debido a la angustia de ver a su hija maltratada y llegando a casa con heridas provocadas por otros niños.
La segregación y las palabras de desesperanza
Las secuelas del incendio generaron dificultades físicas, como la amputación de algunos dedos, lo cual complicaba tareas como agarrar los lápices. Sin embargo, con los años Bjork aprendió a realizar todas las labores, aunque algunas le exigen más tiempo.
El acoso no solo fue físico y emocional, sino que atentó contra su autoestima y voluntad de vivir. Bjork Hernández reveló las durísimas sentencias que enfrentó: “Me decían que yo no iba a funcionar como persona, que mejor me suicidara”.
El refugio en el arte y la espiritualidad
Actualmente, Bjork Hernández tiene 20 años y ha logrado transformar su experiencia en una plataforma de contenido. Vive con su mamá, su papá y su hermano, y se dedica a crear contenido en redes sociales. Su enfoque principal es el maquillaje, compartiendo tips y recomendando productos, un gusto que descubrió mientras tomaba un curso en la secundaria.
Además del maquillaje y su amor por la música, Bjork Hernández encontró un profundo cobijo en la práctica del satanismo. Detalló que esta religión no es estática, sino que requiere un compromiso diario: “Todos los días te tienes que ir instruyendo, leyendo”.
A pesar de las críticas o los prejuicios que su religión pueda generar, su mensaje es de esfuerzo y persistencia.
La vida de Bjork Hernández, marcada por el fuego y la adversidad, es una prueba de que la resiliencia puede edificarse incluso sobre la crueldad. Su historia se erige como un testimonio de que la voluntad de un individuo puede contrarrestar las sentencias más desalentadoras. Ella misma sintetiza su filosofía de vida: “Sigan sus sueños, si se puede, aun así su familia les diga que no van a ser nadie… no estoy aquí nada más por mi chula cara, me he esforzado lo suficiente para tener lo que tengo a pesar de mi religión no le hago mal a nadie”.




