La llegada de La hora de los valientes a Netflix reaviva el debate sobre las adaptaciones cinematográficas. Dirigida por Ariel Winograd, esta producción mexicana enfrenta el legado de Tiempo de valientes, un clásico de Damián Szifron estrenado en 2005. El objetivo central fue crear algo distinto sin traicionar un guion calificado como buenísimo, logrando identidad propia al reestructurar la buddy movie para el contexto de México.
La hora de los valientes: génesis y fidelidad al clásico argentino
El director argentino Ariel Winograd, conocido por trabajos como El robo del siglo y Mamá se fue de viaje, fue el encargado de llevar a cabo esta ambiciosa remake filmada íntegramente en México. Winograd, quien ha confesado que Tiempo de valientes es una de sus películas favoritas de toda la vida, destacó la complejidad de abordar un clásico.
Según Winograd, la película ofrece dos experiencias distintas:
- Para quienes no conocen la historia original, se encontrarán con una película nueva.
- Para quienes ya la vieron, existen muchos guiños, además de la posibilidad de descubrir al mismo tiempo algo distinto, otra película.
Winograd reveló que la adaptación surgió de una conversación con Matías Mosteirín, figura clave de la productora K&S, la cual también fue artífice de la película original de 2005. K&S, reconocida por títulos como Relatos salvajes y El Clan, llevaba tiempo con la intención de realizar esta adaptación en México. El director relató que se produjo un “match perfecto” al confesar que el guion original era uno de sus predilectos, y destacó el cuidado artesanal que la productora responsable le dio a esta nueva versión.
La bendición de Damián Szifron
Un factor crucial en el proceso de adaptación fue el respaldo total de Damián Szifron, director de la obra consagratoria Los simuladores y la película original de 2005. Winograd describió su relación con Szifron como de “mucha admiración y cariño” hacia su trabajo.
Winograd precisó que desde la primera llamada, Szifron “se puso a disposición para cualquier cosa que necesitara”. El director argentino no impuso condiciones, y solo fue consultado sobre cuestiones específicas. Tras ver el corte final, Szifron quedó encantado y realizó comentarios muy positivos sobre la versión de Winograd.
Replicando la estructura: Méndez y Villegas toman la posta
La hora de los valientes sigue al pie de la letra el hilo argumental de la creación de Szifron, replicando incluso los nombres de los dos personajes protagónicos.
Los papeles centrales recaen en dos de los actores más populares de México: Luis Gerardo Méndez (Los enviados) y Memo Villegas. Ellos interpretan, respectivamente, los personajes que originalmente estuvieron a cargo de Diego Peretti y Luis Luque:
- Mariano Silverstein (Méndez): Un psicólogo de buen pasar económico. Se ve forzado a cumplir trabajos comunitarios debido a un accidente de tránsito.
- Díaz (Villegas): Un detective de la policía. Su estado de ánimo se encuentra golpeado al máximo luego de comprobar la infidelidad de su esposa.
El “castigo” de Silverstein consiste en realizar un seguimiento ambulatorio al detective Díaz. La trama se complica cuando el psicólogo empieza a involucrarse en la pesquisa de una compleja investigación policial que combina el tráfico de sustancias peligrosas con la corrupción gubernamental a gran escala.
El desafío de la adaptación mexicana y el verosímil cinematográfico
La pareja protagónica reproduce el modelo narrativo de la buddy movie (dos personajes dispares obligados a unir fuerzas), en este caso, mediante un relato policial con toques de comedia genuina. Una de las curiosidades es que hasta la duración de la remake es idéntica a la original: una hora y 46 minutos.
El principal factor de diferenciación a simple vista fue la adaptación del lenguaje. Los modismos y palabras mexicanas fueron adaptados del guion “argentino” de Szifron por Charlie Barrientos.
Winograd enfatizó que las diferencias de la remake son estrictamente cinematográficas, ya que la meta era no perder el sentido original. Sobre la preservación del guion, el director declaró:
> “Muchas veces, por adaptar cosas, las remakes pierden el sentido original. Y esto último es lo que quisimos preservar: personajes que tengan humanidad y se sientan vivos. Esta remake tiene mucho corazón y las escenas de acción se trabajaron de manera acorde a estos tiempos, respetando al mismo tiempo el espíritu original”.
El trabajo de puesta en escena fue fuerte, con el uso de muchos planos abiertos que muestran a los personajes juntos en el mismo cuadro, replicando el estilo de las grandes buddy movies americanas. La propia geografía urbana de la Ciudad de México expresa su potencia como escenario ideal, y la producción conservó el lenguaje universal y cinematográfico del guion original.
Un detalle adicional en el cuidado de la adaptación fue el acento específico de Méndez: se trabajó un acento propio de la colectividad judía de Coyoacán, un barrio de la capital reconocido por su arquitectura residencial.
Para Winograd, más allá de cualquier expresión del argot popular mexicano, lo que permanece es la vigencia de la historia original. Szifron, hace casi dos décadas, escribió un guion único sobre “personas normales viviendo situaciones extraordinarias” y gente común que se enfrenta a sus miedos para transformarse en héroes. El director confía en que el espectador sentirá el mismo cariño con el que el equipo trató a la obra original, al mismo tiempo que descubrirá que esta nueva versión funciona con identidad propia.




