La productora y conductora de radio Esmeralda Palacios reveló una crisis de salud que la llevó de urgencia al quirófano. Tras celebrar su cumpleaños 49, la exesposa del comediante Facundo anunció en redes sociales que sufrió la ruptura de un implante mamario. Este incidente destapó las consecuencias de una cirugía estética realizada hace una década.
La cirugía de emergencia tras el cumpleaños 49
Esmeralda Palacios, conocida locutora de radio en 98.5 FM, utilizó su cuenta de Facebook para detallar el grave problema médico que enfrentó. Hace tres días, la exesposa de Facundo alarmó a sus seguidores al escribir: “¡Me explotó un implante!”.
La emergencia quirúrgica tuvo lugar el pasado 10 de noviembre, un día significativo, ya que se dio en el marco de la celebración de su cumpleaños número 49.
Posteriormente, Palacios compartió una imagen desde la clínica donde fue intervenida, acompañada por su hija.
- Junto a la fotografía, en la que se le ve abrazada por su hija, la conductora de radio escribió: “¡El cariño y los cuidados de una hija es el pago de la vida que no puedes cuantificar! Gracias por tu entrega a mi salud hija, te amo”.
- Su hija, Mila Gómez, ha sido un pilar fundamental en su recuperación.
A pesar de la urgencia del caso, el procedimiento, que implicó la extracción de los implantes, resultó ser exitoso. Actualmente, la expareja de Facundo se mantiene en recuperación.
El diagnóstico detrás de la crisis del implante mamario
Esmeralda Palacios detalló que la decisión de operarse de emergencia se derivó de un diagnóstico previo y un deterioro acelerado en el estado de uno de sus implantes.
Hace aproximadamente cinco meses, se le practicó una mastografía que confirmó la existencia de un problema:
- La “cápsula” que se forma alrededor del implante tras el proceso estético se había fisurado.
- Esta fisura provocó que el implante ya contuviera “agua”.
Aunque Palacios estaba ahorrando para costear la operación, la situación escaló a una crisis. La intervención fue definida como indispensable. “La sacada de mis implantes fue emergencia”, expuso la productora, quien se encuentra ahora estable pero aún experimentando dolor, el cual es “superable”.
Diez años de problemas de salud: la reflexión sobre la vanidad
La colocación de los implantes mamarios se realizó hace 10 años. Esmeralda Palacios reveló los motivos de aquella decisión, así como su perspectiva actual sobre la cirugía estética.
Los motivos iniciales, cuando tenía 39 años, fueron múltiples:
- Vanidad: Un deseo estético personal.
- Maternidad: Había amamantado a tres hijos.
- Contexto personal: Coincidió con su divorcio y contaba con recursos económicos (“tenía lana para hacerlo y me di un regalito”).
No obstante, a sus 49 años, Palacios se cuestiona si volvería a tomar la misma decisión, pues asegura ser “otra versión” de sí misma que prioriza su salud interna por encima de la superficialidad.
La conductora admitió que la cirugía solo le brindó una “falsa seguridad”. Hoy lamenta haberse acercado a un “mundo superficial” debido a esta vanidad, un sentimiento que, asegura, ahora le causa “oso” al recordar la importancia que daba a los “me gusta” en sus fotos.
La reacción autoinmune ante las vacunas
Lo más preocupante, y un elemento clave en su testimonio sobre la salud, fueron los problemas médicos que estuvo enfrentando constantemente a lo largo de los últimos 10 años.
Palacios detalló una reacción adversa de su cuerpo cada vez que se aplicaba una vacuna, ya fuera para:
- Covid.
- Influenza.
- Cualquier otra enfermedad.
En estos casos, su cuerpo reaccionaba de forma terrible con los implantes: los senos se hinchaban y le dolían horrible durante aproximadamente diez días. Sus médicos le explicaron que cuando el cuerpo detecta “agentes externos” (virus, bacteria o vacuna), lucha contra ellos, y sus implantes se unían a esa lucha autoinmune.
“Así que en 10 años que los tuve sí la pasé medio mal en ese tema”, concluyó Esmeralda Palacios, enfatizando que, si bien cada persona es libre de decidir sobre su cuerpo, al que describió como un “templo”, la vanidad en su caso tuvo un alto costo en su calidad de vida y salud.
La dura experiencia de Esmeralda Palacios expone la delgada línea entre la vanidad personal y las severas consecuencias médicas que pueden derivarse de los procedimientos estéticos. Su testimonio, al confrontar la superficialidad con la salud, obliga a una reflexión profunda sobre las decisiones que impactan el cuerpo a largo plazo y la forma en que los agentes externos —desde un virus hasta una simple vacuna— pueden interactuar con materiales ajenos al organismo. ¿Es el costo de la apariencia una justificación suficiente cuando la salud se pone en riesgo?




