La prenda que eclipsó su nueva canción
Un video de Instagram bastó para encender la controversia. Natanael Cano, conocido por ser una de las voces más influyentes del género de los corridos tumbados, decidió promocionar su próximo sencillo “Cholo” de una forma que pocos olvidarán: luciendo un pantalón con las caras de El Chapo Guzmán y Pablo Escobar.
El atuendo que encendió las redes
El breve clip compartido en sus historias mostraba, en teoría, un avance musical. Pero lo que capturó la atención fue su pantalón:
- Pierna izquierda: imagen de Joaquín “El Chapo” Guzmán, tomada en su primera detención en 1993, usando gorra y chamarra.
- Pierna derecha: fotografía de Pablo Escobar, capturada en 1977 en la cárcel de Medellín.
Las reacciones no tardaron. Usuarios lo acusaron de “glorificar criminales” mientras otros defendían su derecho a expresión artística.
La estética del narcocorrido: entre arte y provocación
Los corridos tumbados no solo rompen músicalmente con lo tradicional del regional mexicano, también lo hacen en su narrativa. Cano ha sido una figura central en esta revolución sonora. Sin embargo, cada paso parece más una declaración política que una acción estética.
Códigos visuales cargados de mensaje
En el video, además del pantalón, aparece una gorra con la imagen de un gallo sobre una bocina. Para muchos, un guiño simbólico al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Aunque no hay prueba directa, los seguidores lo vincularon rápidamente a esa narrativa.
También se observa en pantalla un grupo de WhatsApp con el nombre “Chapo added you”, fechado el 18 de abril de 2025. Participan el propio Cano, Edgar Barrera (productor musical) y “Chapo”.
El dilema: arte libre o apología del crimen
La polémica no es nueva. El debate sobre si los narcocorridos constituyen una forma de arte o una exaltación de la violencia sigue vivo:
- A favor: es libertad de expresión. Los artistas narran realidades que viven millones en México y Latinoamérica.
- En contra: perpetúan estereotipos, idealizan criminales y pueden influenciar negativamente a los jóvenes.
Censura, virales y popularidad
Muchos estados en México han prohibido conciertos o interpretación de narcocorridos. Pese a ello, figuras como Cano gozan de millones de seguidores. ¡Y cada polémica los hace más virales!
La reacción de los fans y la industria
En plataformas como X (antes Twitter) e Instagram, el video de Cano se analizó con lupa. Algunos comentarios lo llamaban “genio del marketing”. Otros exigían a las plataformas musicales retirar su contenido.
La industria musical, mientras tanto, calla. El silencio de disqueras y representantes puede ser estratégico: cualquier declaración podría escalar el conflicto.
¿Provocación vacía o denuncia disfrazada?
Natanael Cano no es ingenuo. Sabe que cada gesto comunica. La pregunta es: ¿estamos ante un artista que busca provocar para vender o un narrador de las realidades más crudas del continente?
La línea entre la libertad artística y la responsabilidad social es difusa. Lo que es claro es que, con o sin intención, Cano ha vuelto a poner sobre la mesa uno de los grandes dilemas de la cultura popular latinoamericana.