Mario Vargas Llosa murió en Lima a los 89 años. Su legado literario y su dura crítica al gobierno de AMLO marcaron su trayectoria final.
El adiós a un Nobel incómodo
El escritor Mario Vargas Llosa murió en Lima este 13 de abril. Con 89 años, se despidió desde el corazón de su país, tras una vida entre la literatura y la polémica política, sobre todo con México. Su muerte marca el fin de una era, pero también reaviva un viejo conflicto con uno de los líderes más influyentes de América Latina: Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El intelectual que incendió la política mexicana
Vargas Llosa y la frase que cambió la narrativa: “México es la dictadura perfecta”
A inicios de los años 90, durante una conferencia en México, Vargas Llosa pronunció una frase que lo inmortalizó en el debate político latinoamericano:
“La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México”.
Con esa sentencia, el Nobel peruano denunció el control absoluto del PRI, el partido que gobernó México durante más de siete décadas. Lo hizo sin ambigüedades: lo llamó una democracia simulada, funcional a los intereses del poder.
La frase impactó tanto que cambió para siempre la forma en que muchos veían al sistema político mexicano.
De la crítica al PRI al choque con AMLO
Décadas después, ya con AMLO en el poder, Vargas Llosa volvió a levantar la voz. Esta vez, no contra el PRI, sino contra la “deriva autoritaria” del nuevo presidente mexicano.
Durante un evento en 2019, el Nobel fue claro:
“Este gobierno es un retroceso hacia el autoritarismo. El populismo siempre termina limitando la libertad”.
López Obrador, por su parte, no tardó en responder. En una de sus conferencias matutinas, dijo:
“Vargas Llosa no conoce la realidad de México. Está desinformado o malintencionado. Pertenece a un pensamiento conservador que ya no representa al pueblo”.
Así se abrió una de las más intensas confrontaciones entre un intelectual hispanoamericano y un jefe de Estado en activo.
Un Nobel incómodo hasta el final
Entre Lima y Madrid: su retiro, su familia, su memoria
En los últimos meses, Vargas Llosa había regresado definitivamente a Lima, luego de décadas de residir entre Perú y España. Su hijo, Álvaro Vargas Llosa, documentó el proceso:
“Está reencontrándose con los lugares que marcaron su obra. Es su manera de despedirse, en vida”.
Cumplió 89 años el 28 de marzo, en su departamento del distrito limeño de Barranco, con vista al océano Pacífico. Fue una celebración íntima, rodeado de su familia.
Un recorrido literario por la Lima de sus novelas
Antes de su muerte, el Nobel realizó un último homenaje a su obra, visitando zonas de Lima que fueron escenario de sus historias:
- Barrios Altos, zona emblemática de “Le dedico mi silencio” (2023)
- La Quinta Heeren, inspiración en “Cinco esquinas” (2016)
Este peregrinaje final fue un acto literario, político y personal. Un cierre simbólico de una vida entregada a narrar y desafiar realidades.
¿Por qué incomodaba tanto Vargas Llosa?
Crítico de todas las ideologías
A diferencia de muchos intelectuales de izquierda, Vargas Llosa nunca se ató a una doctrina. Criticó el comunismo, el castrismo, el autoritarismo chavista, pero también el neoliberalismo corrupto.
Sus posiciones le ganaron enemigos en todos los frentes, pero también le dieron una credibilidad rara en el debate latinoamericano.
“La libertad no tiene dueño. Ni la izquierda ni la derecha pueden apropiarse de ella”, solía decir.
Contra el populismo en América Latina
Una de sus batallas más constantes fue contra lo que llamó “populismo autoritario”. En su visión, muchos gobiernos progresistas del continente utilizaban el discurso social para acumular poder y limitar libertades.
En ese saco colocó a Chávez, a los Kirchner, a Evo Morales, y, más recientemente, a AMLO.
México y Vargas Llosa: una relación de amor y ruptura
El país que lo adoptó y luego lo confrontó
Durante años, México fue clave en la vida y carrera de Vargas Llosa. Aquí publicó sus primeros ensayos, compartió foros con Octavio Paz y escribió parte de su obra.
Pero su crítica al sistema político mexicano lo alejó de muchos sectores. Aún así, nunca dejó de opinar sobre México. Y lo hizo con libertad absoluta.
El legado de una frase que sigue vigente
Hoy, la frase “la dictadura perfecta” sigue siendo citada en medios, redes sociales y debates académicos. Ha sido analizada, cuestionada, reivindicada, pero nunca ignorada.
Porque Vargas Llosa, más que un autor, fue un provocador intelectual. Uno que se atrevió a decir lo que otros pensaban pero callaban.
¿Qué viene después de Vargas Llosa?
Un vacío difícil de llenar
Su muerte no solo deja huérfana a la literatura latinoamericana. También deja un espacio en el debate público que pocos podrán ocupar.
Era un Nobel con voz propia. Uno que no temía enfrentarse al poder, incluso si eso implicaba perder aplausos.
Su obra vivirá ¿y su crítica también?
Sus novelas seguirán siendo leídas. Pero su papel como conciencia crítica de América Latina es lo que hoy parece más urgente de preservar.
¿Quién tomará su lugar? ¿Qué intelectuales tendrán el coraje de confrontar al poder, como él lo hizo?
El escritor que no se calló
Mario Vargas Llosa murió en paz, pero vivió en confrontación. Contra dictadores, contra dogmas, contra gobiernos que desprecian la libertad. En México, dejó una herida abierta, un espejo incómodo, una advertencia vigente.Su muerte puede cerrar un capítulo, pero también debería abrir una conversación necesaria sobre el poder, la libertad y la crítica valiente en América Latina.