Los Aranceles aplicados por la administración estadounidense están siendo absorbidos por los importadores, quienes trasladan el costo a los consumidores. Analistas advierten que esta política comercial no contiene la inflación y afecta directamente a los hogares, sin lograr sus objetivos de repatriación manufacturera.
El costo de los aranceles recae en el consumidor estadounidense
Un informe de Sarah House, economista senior de Wells Fargo, revela que los exportadores mexicanos muestran pocas señales de absorber las subidas arancelarias, pese a la desaceleración industrial global y la debilidad en la demanda. House afirma con pericia que “si los exportadores extranjeros absorbieran el costo de los aranceles, los precios de las importaciones estadounidenses estarían disminuyendo proporcionalmente al aumento de la tasa arancelaria”. Sin embargo, los datos son contundentes: “los precios de las importaciones no combustibles aumentaron un 1.2 por ciento interanual en junio, lo que indica que los proveedores extranjeros se resisten a recortar precios”.
La tasa arancelaria efectiva se ha disparado del 2 por ciento en 2024 al 16 por ciento actual, ejerciendo una presión significativa sobre los importadores estadounidenses. El reporte explica que las empresas están adoptando una combinación de estrategias: reducir márgenes de ganancia, elevar precios al consumidor y absorber parcialmente el impacto fiscal. Sarah House reiteró que “las empresas nacionales están asumiendo el costo del aumento de los aranceles y comenzando a traspasarlo a los consumidores”. Aunque se anticipa una menor demanda interna en EE. UU. que podría presionar a la baja algunos precios de importación, esta tendencia se ve contrarrestada por un dólar aún más débil y una fuerte actividad manufacturera en México y la eurozona.
Inflación gradual y desafíos para México
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La economista Delia Paredes Mier, de TransEconomics, coincide en que el efecto inflacionario ya se percibe en sectores específicos, como electrodomésticos, materiales de construcción y productos manufacturados intermedios, aunque de manera gradual. Paredes Mier detalló que “ya se observa un traspaso parcial a los precios. Muchos importadores inicialmente absorbieron parte del golpe, pero con márgenes cada vez más apretados, ese costo está llegando al consumidor final, sobre todo cuando se agotan inventarios pre-arancel”.
En cuanto a México, Paredes Mier señaló que el *nearshoring* ha brindado cierta resiliencia a las exportaciones, pero el entorno más proteccionista expone vulnerabilidades estructurales. Advierte que “la pérdida de competitividad vendrá si los costos logísticos y regulatorios internos en México no se alinean con esta nueva realidad comercial. El riesgo no es tanto la demanda de EE. UU., que sigue sólida, sino nuestra capacidad de respuesta”.
El objetivo fallido de repatriar la manufactura
Uno de los principales objetivos de la implementación de aranceles por parte del gobierno de Donald Trump es repatriar la industria manufacturera y la generación de empleos en esta actividad. Sin embargo, expertos indican que esto es un intento recurrente y sin éxito en años anteriores, y esta ocasión no será la excepción, principalmente debido a temas relacionados con los costos.
Thomas Ryan, economista para Norteamérica de Capital Economics, indicó que “las tres últimas administraciones han intentado sin éxito, reincorporar mayores empleos manufactureros hacia EE. UU., que se han ido perdiendo a lo largo del tiempo, y prevemos que el último esfuerzo, con la expansión de los aranceles por parte de Trump en su segundo mandato, no será la excepción”. Ryan considera que, aunque sectores como el automotriz y el farmacéutico tienen cierto potencial de repatriación, un enfoque basado en aranceles para atraer fabricantes extranjeros a EE. UU. es complicado.
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El economista senior Adam Hersh, del Instituto de Política Económica, afirmó en un evento de Brookings Institution que no es probable que el empleo en el sector manufacturero regrese a sus niveles históricos en el país. Ryan refuerza esta postura: “dado que EE. UU. no puede replicar el modelo manufacturero de bajo costo de Vietnam o Pakistán en Ohio o Michigan, y con el empleo manufacturero ya cerca de mínimos históricos, nuestra evaluación del alto nivel de Aranceles de Trump es que es poco probable que vuelvan a aumentar los empleos en el sector”. Hersh añadió que “el hecho de no poder regresar a las cifras de empleo vistas en años anteriores se debe en parte a la competencia internacional, pero en mayor medida al crecimiento de la productividad en la automatización, que ha resultado en mayores niveles de producción con menos trabajadores”.
Los aranceles impuestos por la administración estadounidense, lejos de impulsar la manufactura nacional o contener la inflación, están transfiriendo la carga a los consumidores, afectando su poder adquisitivo y demostrando una estrategia ineficaz para la reindustrialización del país.