En el ajedrez geopolítico, la asediada industria petrolera venezolana ha encontrado un salvavidas en el mar: la llamada flota oscura. Un reciente ejemplo revela el uso de “buques zombi”, viejos petroleros que adoptan identidades falsas para transportar crudo y evadir así el cerco de las sanciones impuestas por Estados Unidos (EU).
La sofisticación de la evasión: el fenómeno del “buque zombi”
La industria petrolera venezolana, alguna vez considerada una potencia global, ha sido diezmada por años de sanciones y la falta de inversión interna. No obstante, ha logrado mantener sus exportaciones, principalmente dirigidas a China, utilizando tácticas opacas en el transporte marítimo.
El recurso marítimo se ha vuelto vital para la economía y el gobierno del presidente Nicolás Maduro. La estrategia de evasión más reciente y notoria implica el uso de buques conocidos como “zombis”.
Características de los buques zombis:
- Son petroleros que asumen la identidad de un barco desmantelado o dado de baja.
- Esta táctica se emplea para ocultar sus trayectorias y los cargamentos de petróleo autorizado.
- Recurren a la mayoría de las prácticas habituales de la flota oscura, incluyendo la suplantación de identidad o el uso de ubicaciones falsas.
El caso Freesia I: la prueba de la suplantación
Un ejemplo reciente de esta práctica es el petrolero identificado como Freesia I. El buque, de 27 años de antigüedad, supuestamente fue desguazado en 2021. Sin embargo, datos de seguimiento de barcos indicaron que llegaría a Venezuela a fines de la semana del 24 de diciembre de 2025.
Este buque, probablemente un “zombi”, ejemplifica cómo el país sudamericano mantiene activa su asediada industria.
Trayectoria reciente del Freesia I:
- Se encontraba en la terminal petrolera venezolana de José a principios de mayo.
- Inició su viaje más reciente hacia el sudeste asiático en noviembre.
- Indicó que llegaría al puerto de Amuay, en el país sudamericano, el 26 de diciembre, probablemente para recibir un nuevo cargamento.
- Posteriormente, cambió su destino a “Alta Mar”, antes de apagar por completo su transpondedor el martes (23 de diciembre), frente a la Guayana Francesa.
Venezuela se apoya en cerca de 400 barcos de una flota oscura global de aproximadamente mil 500 buques. Según TankerTrackers.com, estos navíos suelen ser viejos, generalmente carecen de seguro y su propiedad recae en empresas fantasma.
El cerco de Estados Unidos contra la flota oscura
En lo que va del año, Caracas exportó casi 900 mil barriles diarios, según la firma de análisis Kpler. Esta cifra, aunque es una fracción de lo que vendía históricamente, ha sido suficiente para irritar a la administración Trump y obligarla a endurecer las sanciones.
Dimitris Ampatzidis, analista sénior de riesgos y cumplimiento de Kpler, subraya la habilidad de la nación petrolera para la evasión: “Venezuela ha demostrado una notable eficacia en ocultar tanto el origen como la propiedad del crudo y, por lo tanto, en evadir los controles financieros y comerciales”. Esto ha llevado a Washington a optar por “medidas puramente financieras en lugar de medidas de disrupción física”.
En un contexto relacionado con las operaciones petroleras, cabe mencionar que Pemex extrajo 345 mil litros contaminados del río Pantepec debido a un derrame de petróleo ocurrido en Veracruz.
Escalada militar y advertencia de confiscación
Recientemente, Estados Unidos ha intensificado sus acciones contra las embarcaciones que operan en la zona. Las fuerzas estadounidenses han atacado presuntas embarcaciones de narcotráfico en el Caribe.
Además, desde principios de diciembre, las fuerzas de EU han perseguido o abordado tres petroleros en aguas cercanas a Venezuela, incluyendo una embarcación que no estaba sancionada, lo que representa una escalada significativa en el conflicto.
El objetivo de Washington es doble: disuadir la actividad ilícita y demostrar que Estados Unidos quiere que Maduro salga del poder. El presidente Donald Trump también ha declarado que su país se quedaría con el crudo incautado.
A pesar de que Estados Unidos ha sancionado a numerosos buques y organizaciones, el flujo no ha cesado. Sin embargo, el abordaje físico parece ser el siguiente paso, según Mark Douglas, analista del sector marítimo de Starboard Maritime Intelligence. “Es una señal de que falsificar ubicaciones y documentación ya no es un escudo. Ahora es lo que te convierte en un objetivo”.
Mientras Caracas encuentra en la opacidad marítima la ruta para sostener sus ingresos, el aumento de las acciones físicas de Washington en aguas cercanas a Venezuela sugiere que la guerra económica y comercial está mutando a una confrontación directa en el mar. ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar la administración de Estados Unidos para cortar este flujo vital para el gobierno de Nicolás Maduro?
