La Plaza de San Pedro guarda silencio. Las campanas suenan. El Papa Francisco ha muerto, dejando al mundo con una última imagen inolvidable: su bendición final en Pascua.
La muerte del Papa Francisco: un adiós en alto
A las 7:35 de la mañana, el Vaticano confirmó la noticia: el Papa Francisco había fallecido en su residencia de Santa Marta. El desconcierto fue inmediato, pues apenas un día antes, el Pontífice saludaba a los fieles desde el papamóvil tras la bendición Urbi et Orbi.
“Con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”, anunció el cardenal Farrell.
Aunque sus últimos meses estuvieron marcados por una salud frágil, su despedida no dejó de ser sorpresiva. Su muerte se produjo después de 38 días de hospitalización en el Gemelli, la más larga de su papado.
El diagnóstico que no superó
- Neumonía bilateral y crisis respiratoria
- Posible derrame cerebral, según medios italianos
- Enfermedad pulmonar crónica desde su juventud
En los próximos días se espera el parte oficial de la Santa Sede confirmando las causas.
Una última aparición con sabor a despedida
Apenas el Domingo de Pascua, el Papa se mostró ante miles de fieles. En silla de ruedas, sin cánulas, sonrió, saludó, bendijo.
“Feliz Pascua”, dijo con voz cansada.
Su mensaje, leído por monseñor Ravelli, fue contundente:
- Llamado al cese del fuego en Gaza
- Crítica a la carrera armamentista global
- Apoyo al sufrimiento en Palestina e Israel
La imagen de Francisco subiendo al papamóvil ese día ha quedado grabada como un gesto final de cercanía, una despedida silenciosa pero elocuente.
De Buenos Aires al Vaticano: el Papa que rompió moldes
Jorge Mario Bergoglio nació en 1936 en Buenos Aires. Hijo de inmigrantes italianos, se graduó en ingeniería química, pero eligió el sacerdocio. Jesuita desde 1958, fue ordenado sacerdote en 1969 y, en 2001, cardenal por Juan Pablo II.
Primicias que marcaron su papado
- Primer Papa jesuita
- Primer Papa latinoamericano
- Vivía en un departamento, cocinaba solo y usaba el transporte público
Fue elegido a los 76 años, entre lágrimas y súplicas para no ser votado, según relatos vaticanos. Su llegada fue un símbolo de ruptura: humildad, reforma y cercanía.
Un pontificado marcado por las reformas y la valentía
Francisco llegó al Vaticano con una misión clara: limpiar la Iglesia. Lo hizo enfrentando múltiples frentes.
Reformas eclesiásticas
- Reducción de la Curia mediante la constitución Praedicate Evangelium (2022)
- Tolerancia cero contra la pederastia
- Reforma del Código Penal vaticano
Intervenciones diplomáticas clave
- Restablecimiento de relaciones entre EE.UU. y Cuba (2014)
- Apoyo al acuerdo de paz entre Colombia y las FARC (2016)
- Encuentro inédito con el Patriarca Kiril (2016)
Un líder global comprometido con los márgenes
Francisco puso la mirada de la Iglesia en los pobres, los migrantes, la ecología y las minorías. Su enfoque fue revolucionario para los sectores más conservadores del Vaticano.
Encíclicas y posicionamientos clave
- Laudato Si (2015) – Primera encíclica sobre el cuidado ambiental
- Fratelli Tutti (2020) – Hermandad universal y justicia social
- Dilexit Nos (2024) – El amor como fuerza transformadora
Además, apoyó las uniones civiles para homosexuales en el documental Francesco y validó la posibilidad de bendecir parejas en situación irregular, decisiones que generaron tensiones internas.
Un papado que desafió los límites físicos
Su salud fue un tema recurrente en los últimos años:
- Cirugía de colon (2021)
- Hernia abdominal (2023)
- Hospitalizaciones por afecciones respiratorias (2024-2025)
Aun así, no dejó de sorprender. En 2024 asistió al G-7 en el sur de Italia y realizó el viaje más largo de su pontificado: 12 días en Asia y Oceanía.
El legado de Francisco: un Papa del pueblo
Su autobiografía Vida (2024) y el libro Esperanza (2025) son testimonio de un líder que quiso que la historia le recuerde como el Papa que caminó junto a la gente.
“Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal”, resume el Vaticano.
Francisco presidió el funeral de Benedicto XVI, proclamó santos a Juan Pablo II y Juan XXIII en una sola ceremonia y abrazó a líderes de todas las religiones.
La muerte del Papa Francisco no solo marca el fin de un papado, sino el cierre de una era eclesiástica. Su legado es tan humano como disruptivo. ¿Podrá la Iglesia mantener su impulso reformador sin él? El mundo observa, con respeto y preguntas abiertas, el inicio de una nueva etapa para el Vaticano.