Por primera vez desde 1923, parís ha habilitado zonas del río Sena para el baño público. Esta reapertura histórica, impulsada en medio de una intensa ola de calor, llega con estrictas reglas de seguridad y controles de calidad del agua, ofreciendo una experiencia única en el corazón de la ciudad, aunque no exenta de riesgos.
Volver a nadar en el Sena: la espera y la inmersión
Ayer, 15:22, las autoridades francesas autorizaron el uso recreativo del río Sena en sectores delimitados por primera vez desde 1923. Dos plataformas de madera, una cerca de la torre Eiffel y otra en la isla de San Luis, junto a la catedral de Notre-Dame, se encuentran entre las zonas habilitadas. Antes del amanecer, un trabajador municipal retiró algas, preparando el escenario.
Pasadas las 8 de la mañana (hora local), decenas de personas esperaban en una de las tres áreas habilitadas, equipadas con escaleras, duchas y vestuarios. Llevaban flotadores amarillos, cumpliendo las estrictas normas de seguridad controladas por una docena de socorristas.
Las orillas se llenaron de exclamaciones de alegría al sumergirse. La corriente, suave, recordaba que es un curso de agua urbano.
Las voces de los primeros nadadores
“¡Estoy muy contenta! Hace años que soñaba con nadar en el Sena”, contó Ingrid, una parisina de 95 años, una de las primeras en la zona de Bercy.
Amine Hocini, un obrero de 25 años, agregó: “Es tan agradable nadar en el corazón de la ciudad, especialmente con las altas temperaturas. Estoy sorprendido porque pensé que iba a estar más fresco y, de hecho, está mucho más cálido de lo que creía”.
El impulso detrás de la reapertura y la visión oficial
La natación en el Sena fue impulsada como parte del legado de los juegos Olímpicos, pero también responde a la necesidad de adaptarse al cambio climático en parís, donde se rozaron los 40 °C esta semana debido a la ola de calor en toda Europa.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, presente en la reapertura, sostuvo una botella con agua del río como gesto de confianza. Las mediciones oficiales confirmaron niveles de bacterias por debajo de los umbrales permitidos.
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“París tiene la suerte de adelantarse a su tiempo, porque con el calor extremo que solo irá en aumento (…) invertir en zonas naturales para nadar es esencial”, declaró Hidalgo. “Es un sueño de infancia conseguir que la gente pueda bañarse en el Sena”, añadió.
Detalles prácticos para los bañistas
El acceso a las zonas es gratuito y funcionará, si el clima lo permite, hasta el 31 de agosto, en horario establecido. Cada sector tendrá un aforo limitado, entre 150 y 700 personas.
Los riesgos y desafíos de nadar en un río urbano
Hacer posible la reapertura implicó una inversión de más de 1400 millones de euros (unos 1650 millones de dólares) en mejorar la calidad del agua, instalando sistemas de captación de aguas residuales río arriba. Sin embargo, al compartir desagüe con aguas pluviales, las lluvias intensas implican descargas directas al río, como ocurrió el año pasado, obligando a postergar competencias Olímpicas.
La prohibición desde 1923 se debía a la contaminación y riesgos de navegación fluvial. Hoy, sigue prohibido fuera de las zonas delimitadas por seguridad.
Escepticismo y vigilancia constante
“No me arriesgaré, francamente”, expresó Francois Fournier, residente de la ribera. “He visto cosas que no puedes imaginar flotando en el Sena, así que esperaré a que esté realmente limpio”, dijo, escéptico. A pesar de los esfuerzos, algunos residuos aún flotaban.
Un sistema de banderas (verde, amarilla, roja) indicará el estado del agua, evaluado con sensores y muestras. Bandera roja prohíbe nadar.
Hay estricta vigilancia en las zonas. Los bañistas deben demostrar que saben nadar. “Existe un riesgo de ahogo a causa del cieno y las plantas adheridas, las fuertes corrientes, el riesgo de hidrocución y el tráfico fluvial”, advirtió la subprefecta Elise Lavielle. El año pasado se registraron “trece muertes en el Sena”, y este año ya hubo “tres”.
Mirando al futuro
Para 2026, se prevé continuar el plan de limpieza y saneamiento, con la posibilidad de habilitar nuevas zonas de baño en los suburbios de la capital francesa.
Después de un siglo, el río Sena se abre a sus habitantes bajo un cielo de ola de calor, ¿un baño refrescante o un riesgo latente a pesar de las inversiones y controles?